Testigo directo
Las tropas ucranianas abren una brecha en la defensa rusa de Bajmut
El Ejército de Kyiv ha conseguido avanzar “entre 600 y 1.000 metros en los flancos norte y sur”, según el jefe del frente Este, Serhii Cherevatyi
El soldado ucraniano apostado junto a su vehículo blindado a las afueras de Chasiv Yar es muy claro: “la carretera hacia Bajmut sigue siendo muy peligrosa. La artillería rusa la bombardea constante e intensamente”. No se equivoca. Para llegar hasta la autopista M03, que lleva directamente desde Kostiantynivka a la ciudad fetiche del grupo Wagner, hay que serpentear por vías alternativas de tierra donde los blindados y vehículos de tropas ucranianos conducen a velocidades de vértigo mientras, a ambos lados, escondidos entre los bosques frondosos, la artillería, los morteros y los tanques de Kyiv disparan contra las posiciones del Kremlin.
Al llegar a la M03, la devastación se ha convertido en parte integral del paisaje. Vehículos convertidos en amasijos de hierros, volcados, chamuscados y rociados por la metralla. Deshechos y basura dejada por las tropas. Señales de tráfico fundidas y rasgadas como si fueran papel de fumar. Todo ello forma la visión apocalíptica de una carretera de la muerte donde el asfalto agujereado y llenos de cráteres de todos los tamaños hace que la suspensión del vehículo rechine, quejumbrosa.
Poco antes de la entrada a la ciudad de Bajmut, el puente de Ivanivske sobre el canal de Donetsk-Dombás, el cual fue volado por los aires en febrero poco antes de que el grupo Wagner tomase la ciudad, está partido por la mitad con varios automóviles carbonizados en los bordes. Sin embargo, los ingenieros militares ucranianos han construido un paso de tierra y pontones que desciende y asciende vertiginosamente, por donde Kyiv sigue mandando tropas y abastecimiento. En ese camino la marcha es lenta y peligrosamente mortal. Pero es la única vía de acceso directo a la ciudad que, el pasado marzo, el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, prometió que no abandonaría.
Los búnkeres y controles policiales justo antes del puente hace tiempo que fueron abandonados. La mayoría han recibido impactos directos de la artillería rusa. No obstante, la devastación que reina todavía no ha dicho la última palabra. El sonido de los proyectiles rasgando el aire rompe el silencio sepulcral que envuelve a la infraestructura destruida. A lo lejos, se escucha la fusilería y las explosiones de los combates en Bajmut, donde, las tropas de Kyiv mantienen una punta de lanza clave en su contraofensiva.
Desde el sábado pasado, mientras se producía el alzamiento militar de Yevgueni Prigozhin en Rostov del Don, “las tropas ucranianas han avanzado” alrededor de esa ciudad clave de la región de Donetsk, en la que el olor a muerte vuelve a inundar sus calles deconstruidas por las bombas, según aseguró ayer la viceministra de Defensa, Ganna Maliar. “Hay progreso en todas las direcciones”, informó a través de la red de comunicaciones Telegram.
Cuando muchos expertos y analistas de salón la daban por finalizada, la realidad es que la batalla de Bajmut nunca terminó del todo. Después del anuncio de su conquista por parte de los rusos, las tropas de Kyiv siguieron manteniendo una finísima línea de trincheras a las afueras, desde donde, en los últimos días, se han lanzado al ataque y han conseguido avanzar “entre 600 y 1.000 metros en los flancos norte y sur”, según explicó el portavoz del Grupo de Fuerzas Este del Ejército de Ucrania, Serhii Cherevatyi.
“En el frente de Bajmut, las fuerzas de defensa retienen la iniciativa y continúan realizando operaciones de asalto y expulsando al enemigo”, añadió, asegurando que “186 soldados de las fuerzas de ocupación murieron, 224 resultaron heridos y ocho fueron capturados”. Asimismo, “un tanque ruso, un vehículo de combate de infantería, dos sistemas de artillería autopropulsados, dos sistemas de cohetes de lanzamiento múltiple Grad, tres sistemas antitanques, tres obuses Msta-B, un sistema de misiles antiaéreos Strila-10, seis depósitos de municiones, tres drones kamikaze Lancet y un dron Orlan-10 fueron destruidos”.
Por su parte, el Ministerio de Defensa de Putin admitió el domingo que su enemigo se ha lanzado a la reconquista. Sin embargo, hicieron hincapié en que habían “repelido 10 ataques en el área de Bajmut”, según las agencias de noticias rusas. Sea como fuere, la picadora de carne humana de Bajmut se ha vuelto a poner en marcha en una ciudad nivelada a ras de suelo por los bombardeos, donde antaño vivieron alrededor de 70.000 habitantes, sobre todo en las partes occidentales de esta, las cuales fueron las últimas en caer bajo control del Kremlin.
La batalla más sangrienta del siglo XXI
Algunos analistas militares consideran esta batalla como la más sangrienta del siglo XXI, aunque la cifra real de bajas en ambos bandos todavía no ha sido confirmada. Mientras el Gobierno ucraniano asegura que los rusos perdieron a 100.000 hombres entre muertos y heridos (las cifras facilitadas por el Pentágono hablan de unos 60.000), Moscú sigue manteniendo que Kyiv perdió a 20.000 soldados. Entre tanta muerte, nadie diría que los civiles que decidieron quedarse podrían seguir con vida. Y si son menores, todavía menos. Pero así es. Ahora, la cuestión es: ¿hasta cuándo?
“Desde que comenzó la evacuación, 271 niños han sido rescatados de los asentamientos de primera línea en las regiones de Donetsk y Járkov. Sin embargo, el trabajo continúa”, según informó la viceprimera ministra para la Reintegración de los Territorios Ocupados Temporalmente, Iryna Vereshchuk. Algo que también ha sido confirmado por la Administración Militar Regional de Donetsk, la cual asegura que los niños atrapados en las zonas de combate viven en “los asentamientos de Bajmut, Avdiivka, Krasnohorivka, Keramik, Nueva York y Pivnichne”
✕
Accede a tu cuenta para comentar