Francia
La Fiscalía de París investiga la posible financiación irregular de la campaña presidencial de Marine Le Pen de 2022
Las pesquisas comenzaron el 2 de julio, en la recta final de la segunda vuelta de las legislativas
Lo de que las desgracias nunca vienen solas se está cumpliendo en un récord de tiempo para la extrema derecha francesa. En plena resaca del golpe electoral que en una semana les ha conducido de acariciar el poder a quedar por detrás de la izquierda y el macronismo, con la decepción aún sin digerir y examinando los múltiples errores cometidos en la recta final de la campaña, la Fiscalía de París informó ayer de la apertura de diligencias por presunta financiación irregular contra Marine Le Pen y el Reagrupamiento Nacional por la financiación de la campaña electoral en las presidenciales de 2022. Concretamente, la investigación se ha abierto por la comisión de seis posibles delitos, entre los que la Fiscalía incluye malversación de fondos por personas que ejercen una función pública, falsificación de documentos y aceptación por un candidato en campaña de un préstamo de una entidad, según avanzan fuentes de la investigación. La decisión de poner en marcha las pesquisas se ha tomado tras el análisis de un informe de la Comisión Nacional de Cuentas de Campañas y Financiación Político, fechado en 2023, organismo encargado de examinar las cuentas de cada candidato, quienes tienen prohibido exceder un límite de gasto establecido por ley. Según las reglas establecidas por esta comisión, si los candidatos han respetado las normas, el Estado se encarga de reembolsar parte de sus gastos de campaña. En caso contrario, además de reducir dicho reintegro, contempla la posibilidad de emprender acciones legales. En aquellas elecciones, la candidata del RN perdió la segunda vuelta con Emmanuel Macron, quien obtuvo un 58%.
A este golpe de la Justicia hay que añadir las víctimas que se están cobrando las legislativas en el partido de Le Pen. Gilles Penelle, secretario general del RN, ha dimitido de su cargo este martes. Penelle se encontraba en el núcleo del llamado «plan Matignon» para ir diseñando el Gobierno en caso de que la extrema derecha accediese al poder y también una mayoría absoluta en la Asamblea Nacional si se quedaban a las puertas de ella tejiendo alianzas con diputados de otras formaciones como la derecha clásica. Los resultados del domingo fueron una ducha fría a todo ese trabajo entre bambalinas.
Estos días la extrema derecha intenta hacer autocrítica y buscar lo que parece haber fallado. El candidato a primer ministro, Jordan Bardella, admitía el lunes su «parte de responsabilidad» en los decepcionantes resultados. «Todos cometemos errores, yo lo he hecho», decía. Y aunque los resultados fueran una sorpresa, la tendencia no lo era desde el pasado miércoles. LA RAZÓN ya adelantó un cambio de tendencia el pasado jueves, explicando algunos factores que estaban condenando la recta final de la campaña a Le Pen, entre ellos, una larga lista de candidatos con pasados antisemitas, antivacunas, complotistas u homófobos. Los detalles, en ocasiones surrealistas, como la fotografía de una candidata con una gorra nazi, han tenido una influencia demoledora en las urnas, según los expertos, porque exponían las costuras de, justamente, contra lo que Le Pen lleva años trabajando. Era el cuestionamiento a su estrategia de «desdiabolización» del partido, y no precisamente desde fuera sino desde dentro de la formación. Un daño brutal del que Bardella se defendía en plena campaña señalando «cuatro o cinco errores de casting».
A esto hay que añadir el pacto de la ultraderecha con el líder de Los Republicanos, Éric Ciotti, que supuso un verdadero cisma en la familia conservadora. Una alianza que podría percibirse como incoherente por parte del electorado obrero del RN. Ciotti, partidario de un fuerte liberalismo económico, era partidario de subir aún más la edad de jubilación en Francia, justo lo contrario de lo que lleva años vendiendo Le Pen. La idea común de crear un polo de derecha identitaria con principios de seguridad y mano dura con la inmigración no habría escondido divergencias en propuestas económicas que en un principio siempre han separado a la derecha de RN.
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