Escalada en Oriente Medio
Hamás, cuanto peor mejor o por qué está convencido de que no perderá esta guerra
Los terroristas islamistas han cambiado de tácticas para priorizar la supervivencia y anotarse una victoria política frente al intento de destrucción de Israel
“Hemos llevado la causa palestina al frente. Hemos cambiado el statu quo”, escribió el líder de Hamás en Gaza, Yahya Sinwar, en un mensaje entregado a representantes egipcios poco después del 7 O.
Casi cinco meses después, 30.000 muertos más tarde en Gaza -según cifras de Hamás-, cerca del 70 por ciento de los hogares destruidos o dañados, la mayor parte de la ciudadanía desplazada, Sinwar mandó otro mensaje optimista, esta vez al liderazgo de Hamás en Doha: “No preocuparse, tenemos a los israelíes donde los queremos”.
Añadía que sus combatientes estaban listos para el previsto ataque israelí en la ciudad más sureña de Gaza, Rafah y que las altas cifras de muertos civiles presionarán a Israel a detener la guerra, según dijeron personas informadas de la reunión en Qatar y recogió "The Wall Street Journal".
Mientras, el Ejército israelí informa todos los días, varias veces al día, de batallas con los combatientes de las Brigadas de Al Qasam, de muertes de terroristas, destrucción de sus bases y descubrimiento de nuevos túneles.
Esta guerra desigual entre el ejército más fuerte de la región y el ala militar de Hamás, la organización islamista que varios países designan como terrorista, no es diferente al planteamiento de todas las guerras anteriores: Israel trataba de disuadir con su poder de destrucción a Hamás y Hamás salía victorioso frente a su pueblo (y la opinión pública mundial) precisamente por el nivel de destrucción y muerte. Porque había sobrevivido.
Esta vez el juego no es diferente, solo la intensidad del horror es mucho mayor.
Y, según advierten los analistas, mientras no se avance una solución política viable para la Gaza de post guerra, Hamás está cada vez más cerca de reclamar, y ganar, el liderazgo de la causa nacional palestina.
¿Qué es victoria total?
El discurso maximalista del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, que no detendrá la guerra hasta la “victoria total sobre Hamás”, que en los primeros tiempos de la conflagración había sido secundado por la mayoría del liderazgo político y de la ciudadanía, se ha suavizado en algunos ámbitos. Por ejemplo, el Ejército lo expresa diciendo que el objetivo es “desmantelar las capacidades de Hamás” para que no puedan repetir un 7-O.
Es difícil saber cómo llevan los soldados en Gaza el objetivo de la guerra, de espaldas a lo que está sucediendo en la política interior del país y combatiendo meses seguidos sin apenas días de pausa.
El país se está preparando, y ya recibiendo, grandes números de soldados lisiados y traumatizados tras su servicio en el enclave palestino.
Después de la tregua de una semana en el mes de noviembre, la única hasta ahora, en la que se intercambiaron rehenes israelíes y de otras varias nacionalidades por presos palestinos, Hamás modificó sus tácticas de combate, según analistas militares israelíes y según se puede comprobar también en sus vídeos. Y de mantener luchas abiertas con pelotones de unos 30 combatientes y sufrir grandes pérdidas, especialmente de comandantes, han pasado al método de ataque en pequeñas emboscadas.
En los constantes vídeos propagandísticos de los canales de redes sociales de Hamás y Yihad Islámica se aprecia la profusión de estas tácticas guerrilleras, en la que se puede ver emergiendo de túneles o saliendo de edificios a un par de hombres vestidos de civiles, por lo general, uno armado con un lanzagranadas y otro con un rifle automático, AK-47. Se entiende que un tercero filma la escena. Los vídeos suelen terminar con las explosiones.
Otros muestran a un hombre pegando explosivos a vehículos armados israelíes y huyendo del lugar.
También colocan trampas con explosivos en edificios, casas, entradas, dentro de juguetes y en pertenencias de rehenes. Los soldados israelíes han contado que Hamás también ha usado grabaciones con voces de los rehenes pidiendo auxilio.
Bajas israelíes
Todas estas tácticas han logrado matar y herir a tropas israelíes -242 hasta ahora- quienes también modifican su manera de luchar de acuerdo con estos nuevos retos, y si bien Hamás está en modo supervivencia como revela este modo de actuar de atropello y fuga, no parece que Israel tenga la sartén por el mango en Gaza, como señala en analista militar de "Haaretz", Amos Harel.
Hamás realmente está bajo tierra. Utiliza la enorme red de túneles que ha construido a lo largo de los últimos 17 años como cuartel general, como vía de trasporte entre las ciudades, como lugar seguro para los líderes, cárcel para los rehenes, almacén y taller de fabricación de armas y lugar desde el que salir a realizar emboscadas y regresar.
Y el Ejército israelí no ha encontrado aún ninguna solución sistemática para encontrarlos y destruirlos ya que están ocultos por todas partes; se han encontrado entradas de túneles en casas, escuelas, mezquitas, patios, calles y campos de cultivo, cubiertas por puertas, maderas, colchones o cunas.
Y mientras los israelíes consideran que esta es una guerra de autodefensa tras los horrores del 7 O, el asesinato y masacre de unas 1.200 personas, cuanto más aumenta la crisis humanitaria y la destrucción en Gaza peor le va diplomáticamente a Israel en el mundo, incluso con su aliado más cercano, EE UU.
Los judíos del mundo también están sufriendo por un maniqueísmo que los culpabiliza de la política nacional de Israel.
Hamás, por su parte, parece estar apostando por lograr salvarse de los grandes esfuerzos israelíes por destruirlo, tal vez con un alto el fuego que le permita recuperarse y reclamar una victoria política. Como, en realidad, ha hecho en cada ronda anterior.
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