Inmigración

Inmigración ilegal a Canarias: el papel decisivo de la Guardia Civil en Mauritania

10.882 personas han desembarcado en Canarias en lo que llevamos de 2025

Varios migrantes son atendidos por los Servicios de Emergencias en el Muelle de Arguineguín, a 28 de agosto de 2024, en Gran Canaria, Canarias (España). Salvamento Marítimo ha rescatado un cayuco a la deriva con unos 120 migrantes subsaharianos, entre los que hay una mujer en estado grave, cuando navegaban a unas 320 millas náuticas (unos 590 kilómetros) al sur de la isla de Gran Canaria y que habrían salido hace dos días de Nouachotk (Mauritania). 28 AGOSTO 2024;INMIGRACIÓN;MIGRANTES;CRISIS...
Rescatado un cayuco a la deriva con 120 migrantes a unas 320 millas de Gran CanariaEuropa Press CanariasEuropa Press

Según los últimos datos publicados por el Ministerio del Interior, 10.882 personas han desembarcado en Canarias en lo que llevamos de 2025. La cifra es, sin duda, positiva: suponen un 34.4% menos que lo registrado en el mismo periodo de 2024. A esto debe añadirse una noticia poco conocida entre el público español y que mitiga el tono (por lo habitual, pesimista) en lo referente a las cifras migratorias. Entre mediados de abril y mediados de mayo de este año, ningún cayuco procedente de Mauritania arribó en Canarias. La “racha” sin salidas mauritanas duró 32 días.

La mejoría en los datos se explica, en parte, por acuerdos políticos entre España y Mauritania, igual que se conoce que los meses de primavera son menos aptos para el viaje por el violento oleaje que levanta el viento en esta época del año. Además, ya terminó la temporada de pesca de cefalópodos, donde muchos inmigrantes que se dirigen a España trabajan durante un tiempo en el sector pesquero, lo suficiente como para ahorrar un poco de dinero con que pagarse el mortífero viaje al Europa. Pero habría otro factor a considerar. Son treinta y dos agentes de la Guardia Civil, desplegados en Mauritania, que actúan como último muro de contención ante la presión migratoria procedente de las costas africanas.

A la caza del cerebro de las rutas clandestinas

La Guardia Civil colabora con el gobierno mauritano en su lucha contra la inmigración ilegal desde 2008. Una colaboración que ha ido en aumento. En Nuadibú, al norte del país, en los días claros puede verse al Bo-105 que sobrevuela la línea de costa como un abejorro, rompiendo con sus hélices las partículas de arena. Dos patrulleras con su tripulación al completo cortan también el espejo del agua.

LA RAZÓN pudo acompañar este mes de mayo a la dotación de la Guardia Civil presente en la capital del país, en Nuakchot. Allí todavía celebraban la captura de uno de los traficantes de personas más conocidos en Mauritania. Se le conoce bajo el sobrenombre de “King” y consideran que era responsable de una mayoría de las salidas. Fue tras una operación conjunta con la gendarmería mauritana cuando consiguieron su arresto y posterior puesta a disposición de las autoridades mauritanas.

Pero la detención de King no fue producto del azar: detrás hubo un trabajo que ocupó los meses de febrero, marzo y abril. En este tiempo, la Guardia Civil y la Gendarmería Nacional Mauritana unieron fuerzas en la llamada “Operación Almalik” que concluyó con el arresto de King y de otros 100 miembros de su organización. El resultado de esta excelente colaboración entre fuerzas de seguridad españolas y mauritanas ya se considera la operación más importante de la historia de la gendarmería mauritana en su lucha contra las mafias de tráfico de personas.

El término de la operación vino cuando se identificaron dos casas “patera” donde se alojaban futuros inmigrantes. Se decidió investigarlas durante la noche. Durante el registro, encontraron en los alrededores a un nacional mauritano que no encajaba con el perfil de la zona, al que retuvieron hasta que reconoció que había recibido el chivatazo de que las autoridades irían a investigar las casas.

En el momento en que le atraparon, estaba procurando deshacerse de la evidencia; le interrogaron y confesó todo: quién organizaba los viajes, donde encontrarle…. Y fue sencillo demostrar la culpabilidad de King tras su captura, gracias al elevado número de vídeos y de imágenes que encontraron en su móvil y que le relacionaban con la trata de personas.

Uno menos

La captura de King es una de las razones que explica este brusco descenso en las salidas. Pero el trabajo no ha terminado. Tampoco pueden permitirse descansar. Todas las tardes se llevan a cabo patrullas conjuntas entre la Guardia Civil y la gendarmería mauritana a lo largo de la costa de Nuakchot. De manera que intentan cubrir, con los medios disponibles, alrededor de 120 kilómetros de costa que son susceptibles a nuevas salidas.

Los “candidatos”, que es como se conoce en la jerga a quienes buscan una salida a Canarias, son llevados por las mafias a alojamientos ubicados a las afueras de la capital, donde deben esperar su turno. Luego, poco a poco, los organizadores del viaje empiezan a embarcar personas y víveres. El proceso es lento. La barca que irá a España se encuentra mar adentro, esperando, mientras que embarcaciones más pequeñas sirven para hacer los viajes pertinentes desde la costa hasta el gran cayuco.

Por la noche, utilizando visores nocturnos y sistemas de visión infrarroja (eso sí, quizás algo obsoletos tras haber sido utilizados durante más de 40.000 horas), continúan la patrulla hasta que estalla el amanecer.

De manera que, en ocasiones, pueden interceptar a grupos de personas que corren por la playa en dirección a la orilla. En estos casos, arrestar a los inmigrantes no es una alternativa; en el fondo, no han hecho nada malo. No puedes detener a alguien por pasear por la playa a las tres de la madrugada. Pero se les puede hacer regresar a la ciudad, cortarles el paso. En palabras de uno de los guardias civiles entrevistados: “Cada vez que logramos interrumpir un viaje, quiero pensar que ese día he salvado vidas”.

El mapa migratorio con destino a Canarias

Y tendría razón. Porque la ruta canaria es letal. Según los datos publicados en 2024 por la ONG Caminando Fronteras, alrededor de 10.400 personas perdieron la vida en su intento por llegar a Canarias… sólo en 2024. En definitiva, la ruta canaria se considera hoy como la ruta migratoria que más vidas se cobra en el planeta.

La colaboración con las fuerzas de seguridad mauritanas es absoluta.

Tal y como confirma uno de los agentes españoles, “procuramos darles todo lo que nos piden”. Equipo, adiestramiento, cursos relacionados con los derechos humanos para garantizar las libertades de los detenidos… unos y otros forman una simbiosis que este año está ofreciendo unos frutos muy satisfactorios.

Y los guardias civiles consideran que una de las razones que explican esta nueva realidad se encuentra en el cambio de políticas realizadas por el gobierno mauritano en los últimos meses. El sistema está ahora más centralizado, mientras que “la inmigración era antes para ellos un problema de España, pero eso ha cambiado. Ahora también es un problema para ellos por el hacinamiento de personas y las consecuencias que tiene para la seguridad del país”.

Las nacionalidades que se dirigen a Mauritania para saltar a Canarias son muchas. Puede que demasiadas. Bisauguineanos, senegaleses, marfileños, marroquíes, guineanos, gambianos… pero también yemeníes, sirios, pakistaníes, bangladesíes o comoranos. Estos últimos acostumbraban a coger un vuelo a Nuakchot para luego dirigirse a la costa.

Aunque las aduanas mauritanas obligan ahora a solicitar un visado antes del viaje, con la intención de limitar la llegada de nacionales de países asiáticos. Pero, según comunican los agentes españoles, la imposición de un visado a los ciudadanos asiáticos no redujo sus llegadas al cero “y actualmente los candidatos asiáticos entran en mauritana por la frontera sur de Rosso. Esta vía es la zona más común de entrada a Mauritania, según relatan los candidatos detenidos, salvo los malienses, los cuales entran atravesando la frontera propia con Mauritania por el desierto, la cual es bastante permeable y de difícil control para Mauritania debido a su extensión y a lo inhóspito de la zona”.

"Hecha la ley, hecha la trampa

En palabras de uno de ellos: “hecha la ley, hecha la trampa”. Las mafias siempre buscan formas de bordear la legalidad y explotar sus beneficios.

Según las cifras ofrecidas por la Guardia Civil, un ciudadano africano que desee embarcarse a Canarias desde Mauritania pagará un máximo de 2.000 euros a quienes organizan el viaje. Los asiáticos pagarán unos 12.000 euros por la totalidad del trayecto, desde su nación de origen hasta España. Es mucho dinero. Dinero que enriquece a sujetos como King. Dinero que pagan para engrosar la estadística de inmigrantes ahogados, desnutridos y perdidos en el Atlántico.

El trabajo no descansa. Hay que entender los motivos. Las causas raíz. Combatir a la inmigración irregular y a las mafias no se limita a la acción. Hace falta conocer que King era dueño de una gasolinera, y que gracias a esa gasolinera proveía de combustible a las embarcaciones con destino a Canarias. Que el conocido traficante fue una vez inmigrante en Europa, hace años, hasta que decidió regresar a su país y comenzar ese negocio tan rentable que conoció por experiencia propia. Que los yemeníes y los sirios escapan de la violencia de sus países.

Que los marroquíes perciben a través de las redes sociales una visión idealizada de España que los anima a asumir el riesgo del viaje. Que los pakistaníes siguen una ruta terrestre hasta Irán, desde donde cruzan a Turquía para embarcar en un avión. Que los senegaleses combinan las rutas terrestres con la ruta marítima para cruzar a Mauritania, dado que hay ocasiones en las que fingen ser pescadores que van a faenar a Nuadibú.

Que los comoranos quieren llegar a Francia o Bélgica. Que los yemenís prefieren España, igual que el destino predilecto de los pakistaníes es Alemania. Que Bélgica es el lugar de referencia para los sirios, esencialmente por su afinidad con la cultura musulmana que predomina en el país europeo. El ciudadano promedio debe comprender la avalancha de matices que caracteriza la labor de la Guardia Civil en la costa mauritana. Que no se trata simplemente de poner muros… sino de comprender quiénes, y por qué, quieren saltarlos pese al riesgo que conlleva.