Defensa
Inquietud en la OTAN: Ucrania demuestra con un ataque masivo la vulnerabilidad que podría cambiar la guerra naval para siempre
La experiencia real del campo de batalla ucraniano pone a prueba a la OTAN. En aguas de Portugal, la marina de Kiev ha desplegado sus drones navales para actuar como la fuerza enemiga en unas maniobras con 24 países
Resulta una paradoja casi de manual que una nación en pleno conflicto bélico se convierta en la instructora de la mayor alianza militar del mundo. Pero eso es exactamente lo que ha ocurrido en aguas portuguesas, donde la Armada de Ucrania, forjada en la crudeza del combate real, ha asumido el inusual papel de adversario durante las maniobras REPMUS 2025 de la OTAN. Su misión no era otra que mostrar a los aliados la verdadera cara de la guerra del siglo XXI.
De hecho, para poner a prueba las defensas de los 24 países participantes, el equipo ucraniano no se anduvo con chiquitas. Durante los ejercicios, que se extendieron del 1 al 26 de septiembre, lanzaron un ataque simulado a gran escala empleando un enjambre tecnológico compuesto por 61 drones aéreos, 57 vehículos de superficie no tripulados y una unidad terrestre, replicando con enorme fidelidad las tácticas asimétricas que tan buenos resultados les están dando en su propio frente. Este despliegue masivo subraya la vulnerabilidad de las fuerzas navales convencionales frente a tácticas de enjambre, un desafío para el que ya se están desarrollando nuevas soluciones defensivas.
Asimismo, entre el arsenal desplegado destacaba una versión mejorada del dron naval Magura V7, tal y como han publicado en Defense News. Se trata de una embarcación no tripulada de unos 3.400 kilogramos de peso y con una autonomía de 1.500 kilómetros, lo que le confiere una capacidad formidable para ejecutar operaciones a gran distancia y con una letalidad ya demostrada. Este tipo de tecnología demuestra la rápida evolución en el campo de los vehículos no tripulados, donde grandes compañías de defensa occidentales también han presentado recientemente sus propios drones futuristas y sigilosos.
El eco del frente de batalla en el Atlántico
En este sentido, el realismo no se limitó al despliegue de aparatos. Para que la simulación fuera completa, la organización incluyó pruebas diarias de interferencia de señales, una práctica bélica conocida como jamming. Este componente de guerra electrónica obligó a las fuerzas de la Alianza a adaptar en tiempo real sus sistemas de comunicación y defensa ante un enemigo que no solo ataca en el plano físico, sino que busca también cegar a su oponente en el espectro electromagnético. La guerra electrónica es solo una de las capas de la defensa moderna, que también incluye la protección de infraestructuras críticas, para las que algunas fuerzas armadas ya reparten kits antidrones especializados en sus bases.
Por todo ello, la influencia de la experiencia ucraniana ya se está materializando en las estructuras de defensa aliadas. El ejemplo más claro es el de la marina portuguesa, país anfitrión de las maniobras, que en 2023 creó su primera unidad especializada en drones, el escuadrón X31. Una decisión inspirada directamente en las lecciones y tácticas observadas en Ucrania, lo que demuestra que el campo de batalla sigue siendo el laboratorio de innovación más avanzado.