Oriente Próximo
Israel endurece el castigo a Irán y el régimen se asoma al abismo
Tres días después del inicio de la ofensiva israelí, Teherán ha dado muestras de debilidad militar y soledad ante la impotencia de sus aliados
Herida tras un domingo de nuevos ataques israelíes en todo el país, la República Islámica continúa encajando el mayor golpe a su cúpula militar y científica y a su programa nuclear desde su fundación en 1979. La dureza de su respuesta a Israel, con el lanzamiento de varias ráfagas de misiles, augura que las fuerzas israelíes seguirán golpeando a sus líderes e infraestructura, lo que abre un escenario inédito en las conflictivas relaciones entre Teherán y su némesis israelí y al conjunto de Oriente Medio. Nadie, ni Estados Unidos ni el régimen, ni las exhaustas fuerzas proxy afiliadas a Teherán -la disminuida Hizbulá sigue desaparecida- ni los vecinos de la región, desea una guerra total en Oriente Medio, pero la situación está arrastrando a la teocracia islámica a terreno desconocido.
En una muestra pública de que, a pesar de las duras advertencias del líder supremo, el ayatolá Jameneí, y del presidente Pezeshkian sobre la contundencia de las represalias que estaban por llegar, el régimen sabe que su futuro puede verse seriamente comprometido si Tel Aviv endurece su campaña, el ministro de Exteriores iraní Abbas Araghchi aseguró ayer que los ataques a Israel cesarán cuando sea Israel el que, por su parte, ponga fin a la campaña bélica contra la República Islámica. Por el momento el llamamiento del jefe de la diplomacia iraní no parece haber tenido influencia alguna en el Gobierno de Benjamin Netanyahu, que anunciaba en la tarde de ayer una nueva ronda de bombardeos contra la capital iraní, Teherán.
A juzgar por lo ocurrido a finales del pasado mes de septiembre en Beirut, cuando la inteligencia israelí logró dar con el escondite del secretario general de Hizbulá Hassan Nasrallah después de una serie de golpes a la cúpula militar de la organización chií libanesa, la posibilidad de que el jefe del Estado iraní sea el próximo objetivo de Israel no puede ahora descartarse. No en vano, una pieza publicada en el inicio de la operación militar en las páginas de The Wall Street Journal a partir de fuentes de la inteligencia israelí aseguraba que el ayatolá Jameneí estaba dentro del radar de las Fuerzas de Defensa. La información resonó con fuerza de nuevo ayer, cuando la agencia Reuters publicó que Trump vetó un intento de asesinato del ayatolá por parte de las fuerzas israelíes, según información de dos altos funcionarios estadounidenses.
El jefe de la diplomacia iraní -figura destacada en el diálogo nuclear con Estados Unidos, hoy roto- aseguró ayer que su país no quiere que el conflicto se expanda a otros países de la región y que la respuesta iraní a Israel ha sido en defensa propia. A juicio de Araghchi, el ataque israelí al yacimiento de gas de South Pars/North Dome, situado en la costa del golfo Pérsico, concretamente frente a la provincia de Bushehr -el cual representa casi el 70% de la producción nacional del hidrocarburo-, alimenta la posibilidad de un contagio bélico regional pues lo comparten la República Islámica y el emirato de Qatar.
Con todo, lo cierto es que tres días después del inicio de la ofensiva israelí, Teherán ha dado muestras de debilidad y soledad. Fragilidad por haber sido golpeado con inédita dureza, así lo evidencia la liquidación de la cúpula de los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria y la élite científica nuclear y los daños sufridos por gran parte de sus infraestructuras nucleares, entre las informaciones que apuntan a una más que probable infiltración del Mosad -y colaboración interior- en el corazón del régimen. Además, el ejército iraní confirmó ayer el ataque israelí contra las instalaciones nuclears de Isfahán después de que la agencia nuclear de Naciones Unidas confirmara a última hora de este pasado sábado daños en dos plantas de tratamiento de uranio y combustible.
Y, de la misma forma, la República Islámica ha dado muestras de soledad, pues ninguna de sus estructuras políticas y militares afiliadas en Oriente Medio, desde Hizbulá en el Líbano hasta los hutíes en el Yemen, ha sido capaz de participar en la defensa de su patrón en las últimas horas. La agresión israelí agravará la situación económica y los problemas de gestión de los servicios públicos en Irán, más necesitado que nunca del alivio de las sanciones occidentales.
A juicio del analista político hispano-iraní Daniel Bashandeh, «las acciones de Israel están organizadas y son letales. Además, operan en el espacio aéreo de Irán y atacan instalaciones críticas, claves para desestabilizar al régimen. Mientras, Irán recurre a ataques balísticos con menos letalidad por la defensa israelí y estadounidense». «La duración del conflicto será clave, al igual que la capacidad de respuesta de Irán. Israel necesita lograr cumplir sus objetivos rápidamente para no dar margen de decisión a Irán», asevera el especialista en temas iraníes a LA RAZÓN.
Determinante en el curso de los acontecimientos en Oriente Medio será el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Impulsor del acuerdo nuclear con Irán -la escalada ha roto abruptamente los puentes entre Washington y la República Islámica tras cinco rondas de diálogo indirecto-, el mandatario aseguraba en la tarde de ayer que Tel Aviv y Teherán firmarán «pronto» el cese de las hostilidades gracias a sus habilidades negociadoras.
«Pronto tendremos paz entre Israel e Irán. Se están llevando a cabo muchas llamadas y reuniones. Hago mucho y nunca recibo crédito por nada, pero no importa, la gente lo entiende. Hagamos que Oriente Próximo sea grande otra vez», escribía Trump en la red social Truth Social. El viernes pasado, el mandatario estadounidense insistía en que el régimen de los mulás tiene ante sí una «nueva oportunidad» para aceptar un acuerdo sobre su programa nuclear si quiere evitar daños aún mayores.
Entretanto, ayer el Ministerio iraní de Salud confirmaba la muerte de 128 personas y que cerca de un millar han resultado heridas desde el comienzo de las operaciones israelíes. El portavoz del Ministerio, Hossein Kermanpour, concretó que al menos 15 de los fallecidos tenían menos de 20 años de edad antes de matizar que estas cifras todavía son muy provisionales dado que los equipos de rescate siguen buscando entre los escombros, según recoge el portal de noticias de la diáspora iraní IranWire. De los heridos, unos 230 ya han recibido el alta médica, de acuerdo con el citado vocero.
Además, el Gobierno iraní anunció ayer que el metro y las mezquitas de Teherán permanecerán abiertas durante las 24 horas del día para que la población se refugie de los ataques de Israel. La portavoz del Ejecutivo iraní, Fatemeh Mohajerani, explicaba que «mezquitas, escuelas y metro estarán disponibles para el público como refugios» mientras medios nacionales comenzaban a informar de nuevos bombardeos israelíes en los barrios de Saadat Abad y Punak, en el noroeste de la capital. El portal iraní Khabar Online informaba, por su parte, que el Instituto de Investigación Niroo en la región noroeste de Teherán fue atacado por Israel.
Entretanto, y a pesar de la situación de máxima inseguridad que se vive en todo el país, las autoridades del régimen preparan ya un funeral multitudinario por los «mártires» –en referencia a los altos mandos de los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria y científicos asesinados– de los ataques israelíes. Según el director de la Organización de Desarrollo Islámico de la Provincia de Teherán, Hoyatoleslam Seyed Mohsen Mahmudi, las exequias se celebrarán este martes en la plaza Enqelab de la capital iraní y la comitiva fúnebre recorrerá la distancia hasta la plaza Azadi, donde se espera que cientos de miles de personas se concentren en «expresión de duelo y resistencia», según recoge el portal Tehran Times.