Oriente Medio

El líder de Hizbulá admite el "golpe duro y severo" de Israel y promete "un justo castigo"

Nasrala habla de una "declaración de guerra" mientras cazas israelíes irrumpen su discurso en directo con un vuelo bajo sobre Beirut

Las operaciones militares contra Hizbulá “continuarán”. Fue la advertencia en la tarde de ayer del ministro israelí de Defensa, Yoav Gallant, a la organización chiita libanesa coincidiendo con el discurso de Hasan Nasrala, el esquivo secretario general del partido y milicia creado en 1982 por Irán. “Hizbulá se siente perseguido, nuestra serie de acciones militares va a seguir”, zanjaba Gallant en un video. No en vano, las FDI volvieron, un día más, a atacar posiciones de Hizbulá en el sur del Líbano, donde la milicia proiraní tiene su bastión principal, y desde donde de manera continuada viene lanzando cohetes contra el norte de Israel desde el 8 de octubre de 2023, el día después de la cadena de asesinatos cometidos por las brigadas Al Qasam de Hamás en suelo israelí.

El fuego de Hizbulá causó la muerte a dos soldados israelíes en el norte del país y dejó varios heridos. Al cierre de esta edición los medios locales daban cuenta de la activación de las sirenas en las comunidades del norte de Israel. Tel Aviv ya ha reforzado la presencia de tropas en la región en previsión de una operación militar de mayor escala contra Hizbula.

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Dispositivos de localizaciónT. NietoLa Razón

En un ambiente de máxima preocupación en toda la sociedad libanesa, que sufre las consecuencias de años de deterioro económico y social y sabe de las consecuencias catastróficas que tendría una nueva guerra en su exiguo territorio, y un día después del segundo de los golpes encajados, Nasrala se dirigió a los suyos para asegurar que lo ocurrido “equivale a una declaración de guerra” y para prometer una respuesta “terrible” a Israel. El secretario general de Hizbulá afirmó asimismo que lo ocurrido tendrá “severas represalias y castigos justos”. “El castigo llegará. ¿Cuándo, dónde, cómo? Lo sabrás cuando llegue el momento”, zanjó. En otro momento de su intervención -durante la misma pudo percibirse de manera clara el sonido dejado tras de sí por el paso de los aviones militares israelíes--, Nasrala dio por hecho que los ataques contra Israel no cesarán hasta que no acabe la guerra en Gaza.

Nasrala aseguró que las poblaciones del norte de Israel evacuadas por la actividad bélica que se registra desde hace casi un año a un lado y otro de la frontera “no volverán a sus hogares”. El primer ministro israelí Benjamin Netanyahu había anunciado a las familias obligadas a dejar sus casas que se preparen para ese regreso horas antes, y coincidiendo con la doble cadena de explosiones registradas en el Líbano.

Además, el máximo responsable de la organización chiita acusó a Israel de provocar una “masacre sin precedentes”, de “romper todas las reglas” y “superar todas las líneas rojas” asegurando que el Líbano “se hace más fuerte” y “se prepara para lo peor”.

Asimismo, Nasrala hizo hincapié en que los dispositivos de comunicación que estallaron durante las tardes de martes y miércoles no solo estaban en posesión de miembros de Hizbulá, pues se trata de aparatos “muy extendidos en diferentes capas de la sociedad”. Las explosiones sorprendieron a civiles que estaban en hospitales, mercados o en la vía pública, recordó el secretario general de la organización chiita libanesa. De hecho, en otro momento de su alocución, Nasrala quiso destacar el ambiente de solidaridad reinante en las últimas horas en un país profundamente dividido en distintas comunidades religiosas en auxilio de los heridos con independencia de su origen o adscripción.

“En el lapso de dos días y en apenas un minuto cada vez, Israel intentó matar a más de 5.000 personas”, denunció Nasrala, quien asevera que Hizbulá ha puesto en marcha investigaciones para dirimir responsabilidades y conocer qué empresas de fabricación, transporte, procesamiento o distribución estuvieron implicadas en la colocación del material explosivo que hizo estallar los dispositivos.

Con todo, su discurso fue menos agresivo y amenazante que otras veces. Y lo cierto es que no se produjo el temido anuncio de una respuesta militar inminente contra Israel. De hecho, Nasrallah admitió en su discurso haber recibido “un golpe duro y severo”, un ataque “importante y sin precedentes”.

La doble cadena de ataques israelíes contra los dispositivos de seguridad de Hizbulá se ha producido menos de dos meses después de haber perdido a su número dos, Fuad Shukr, en su escondite de Dahiyeh, un suburbio situado al sur de Beirut, constituye la mayor falla de seguridad de la organización en muchos años y la evidencia de que el Mosad puede penetrar en cualquier lugar.

Aunque según los propios medios informativos de la organización, el asesinato de Shukr fue respondido, lo cierto es que los ataques lanzados desde suelo libanés contra Israel fueron neutralizados con relativa facilidad. Además, el asesinato horas después en Teherán del líder de la oficina política de Hamás, Ismael Haniyeh, no fue respondido nunca por el patrocinador principal de la organización libanesa, la República Islámica de Irán. No en vano, en sus últimas intervenciones públicas el nuevo mandatario iraní tendió la mano a Estados Unidos y a Occidente, lo que puede interpretarse como la señal del régimen de no querer entrar en guerra directa con Israel y sus aliados. Además, Teherán no ha anunciado de manera explícita venganza por los ataques atribuidos a Israel contra supuestos miembros de Hizbulá en suelo libanés y sirio esta semana.

El regreso a las comunicaciones analógicas -los miembros de Hizbulá eran más que conscientes de que Israel puede fácilmente acceder a sus comunicaciones internas a través de los teléfonos inteligentes- no ha servido a la organización creada y financiada por la República de Irán para burlar a la Inteligencia del Estado judío.