Crisis en Taiwán
Macron solivianta a Occidente con su postura sobre Taiwán
División en la UE sobre la autonomía estratégica respeto a EE.UU., mientras figuras del Partido Republicano atacan al presidente francés
No es la primera vez que el presidente francés Emmanuel Macron habla con periodistas a tumba abierta. Ya lo hizo en el pasado cuándo aseguró que la OTAN estaba en “muerte cerebral” y ha vuelto levantar polvareda con sus palabras, cuando, en el viaje de vuelta de Pekín a París, decidió conceder una entrevista al digital Político y al periódico francés Les Echos, en la que critica el seguidismo europeo de Estados Unidos en la guerra fría con China.
“La pregunta que se nos plantea a los europeos es: ¿tenemos interés en que las cosas se aceleren en Taiwán? No. Lo peor sería pensar que los europeos debemos seguir ciegamente en esta cuestión, adaptándonos al ritmo estadounidense y a las reacciones exageradas chinas. ¿Por qué tendríamos que seguir un ritmo que otros han elegido por nosotros? En un determinado momento, debemos plantearnos la cuestión de nuestros propios intereses... Sería paradójico, a medida que establecemos los elementos de una verdadera autonomía estratégica europea, que de repente empezáramos a seguir la política estadounidense en una especie de respuesta de pánico”, ha asegurado el presidente francés, quien también defiende que la Unión Europea se convierta en un “tercer superpoder”.
Unas declaraciones que han levantado ampollas a los dos lados del Atlántico. Por una parte, Washington siempre ha querido reclutar a los europeos para su guerra fría con Pekín y, tras el fracaso de la retirada de las tropas de Afganistán, las relaciones parecían encauzadas con la respuesta a la guerra en Ucrania.
Por otra, dentro del club comunitario persisten diferentes sensibilidades sobre China. En el mes de noviembre, la visita del canciller Olaf Scholz a Pekín en solitario y con una delegación de empresarios alemanes fue objeto de duras críticas, al considerar que Alemania estaba poniendo por delante sus intereses comerciales con el gigante asiático por encima de una postura unitaria europea y que, con esta política de apaciguamiento, Scholz estaba repitiendo los mismos errores que su predecesora Angela Merkel respecto a Vladímir Putin.
En esta ocasión, Macron decidió invitar a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, como símbolo de unidad. Pero no todos los países se sienten representados por las palabras del inquilino del Elíseo y la sombra de la división ha vuelto a cernirse en las cancillerías europeas.
El presidente de los populares europeos y jefe de filas del grupo parlamentario en la Eurocámara, el alemán Manfred Weber, ha asegurado en las redes sociales que “para proteger nuestra libertad, los demócratas deben estar juntos en la defensa de un mundo basado en reglas, en Ucrania y Taiwán. Debemos estrechar nuestra alianza con EE.UU.”. En la misma línea, Norbert Röttgen, parlamentario conservador alemán y expresidente de la comisión de Exteriores del Bundestag considera que este viaje ha sido un “golpe de relaciones públicas” para Pekín y un “desastre de política exterior para Europa”. Según Röttgen, Macron “con esta idea de soberanía que se define en término de distancia en vez de partenariado con Estados Unidos, se está aislando a sí mismo en Europa”.
El departamento de Estado americano ha querido calmar las aguas, al asegurar por medio de sus portavoces que sigue existiendo una “inmensa convergencia” entre Estados Unidos y la Unión Europea respeto a China, pero esta opinión no es compartida por todo el espectro político. Mike Gallagher, figura destacada del Partido Republicano, ha asegurado a la cadena Fox que los comentarios del presidente francés son “vergonzosos”, “una victoria masiva de propaganda para el partido comunista” que va en la dirección de “dividir a los americanos y europeos”, tal y como desea Pekín. El senador republicano Marcos Rubio también ha declarado que “quizás deberíamos decir que vamos a centrarnos en Taiwán y en la amenaza que supone China y ustedes se encargan de Ucrania y Europa”.
Los portavoces de la Comisión Europea no han querido comentar las declaraciones de Macron, pero sí han aclarado que la posición europea viene definida por el discurso pronunciado por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, antes de emprender su viaje a Pekín. También niegan que von der Leyen fuera menospreciada por el protocolo chino, ya que su viaje no tenía carácter de jefe de Estado, al igual que sí sucedía con el del presidente francés. Esta polémica llega días antes de que el máximo representante de la diplomacia comunitaria, Josep Borrell, se desplace también a China.
“Creo que no es viable –ni redunda en interés de Europa– desvincularse de China. Nuestras relaciones no son blancas o negras y nuestra repuesta no puede serlo”, aseguró von der Leyen en el citado discurso, para después abogar “un menor riesgo, no en la desvinculación”.
La política alemana reconoce que la UE no puede cortar de cuajo su relación con el gigante asiático y que debe intentar equilibrarla a través de un sistema para controlar que las inversiones europeas y sus expertos no acaben fortaleciendo las capacidades militares y de inteligencia de “rivales sistémicos” como Pekín. La Comisión Europea presentará una propuesta en este sentido antes de finales de año.
✕
Accede a tu cuenta para comentar