Cumbre
Macron, Starmer y Tusk advierten: “Si Ucrania cae, Europa también fracasa”
Los líderes europeos piden sanciones más duras y armas de largo alcance para frenar la ofensiva rusa
Los líderes europeos redoblan sus advertencias sobre la necesidad de intensificar el apoyo militar y político a Ucrania y, al mismo tiempo, elevar la presión contra Rusia. Durante una mesa de debate presidida por el primer ministro británico, Keir Starmer, junto a la presidenta de Moldavia, Maia Sandu, el primer ministro polaco, Donald Tusk, y el presidente francés, Emmanuel Macron, se insistió en que la guerra en Ucrania no es un conflicto lejano ni ajeno, sino una amenaza directa para la seguridad y la estabilidad de toda Europa. El tono general de las intervenciones fue de urgencia y de firmeza: evitar cualquier ilusión de que se vive en un periodo “prebélico” y reconocer que se trata de una guerra en curso que requiere decisiones rápidas y contundentes.
Macron fue especialmente claro al afirmar que Rusia no ha logrado ninguno de sus objetivos iniciales, como tomar Kiev o cambiar el régimen ucraniano. El mandatario francés recalcó que, lejos de estar perdiendo, Ucrania mantiene una resistencia efectiva gracias al apoyo occidental, y que la percepción de una “victoria rusa” forma parte de la desinformación que Moscú difunde en el extranjero. “No, Rusia no está ganando. No, Ucrania no está perdiendo esta guerra”, insistió, destacando que los próximos pasos deben centrarse en reforzar la defensa aérea, el suministro de drones y de misiles de largo alcance para Kiev.
Macron pidió además acelerar la adopción del decimonoveno paquete de sanciones contra Moscú y urgió a cortar las fuentes de financiación de la guerra, en particular a través de lo que denominó la “flota en la sombra” rusa, una red de barcos que transportan petróleo y recursos energéticos eludiendo sanciones internacionales. “Hay que matar ese modelo de negocio, incluso aunque solo podamos detener los barcos durante días o semanas”, explicó, convencido de que limitar esa vía de ingresos reducirá significativamente la capacidad bélica del Kremlin.
Por su parte, el primer ministro británico, Keir Starmer, señaló que en las últimas semanas ha quedado en evidencia “el apetito de Putin por atacar a Ucrania y, al mismo tiempo, interferir en Europa de diferentes maneras”, mencionando incidentes relacionados con violaciones del espacio aéreo, ciberataques y otras operaciones híbridas. Para Starmer, se trata de un recordatorio de que la guerra trasciende las fronteras ucranianas y afecta directamente a los valores y libertades europeas. “No se trata solo de la soberanía de Ucrania, sino de los principios que compartimos en Europa. Estamos todos en esta lucha contra la agresión rusa”, afirmó, subrayando la necesidad de que la respuesta de la OTAN y la Unión Europea sea firme, coordinada y sostenida en el tiempo.
El primer ministro polaco, Donald Tusk, ofreció una de las intervenciones más sombrías y directas, advirtiendo que Europa debe abandonar cualquier ilusión sobre la naturaleza del conflicto: “No es una provocación ni una simple agresión a gran escala, es una guerra. Un nuevo tipo de guerra, muy compleja, pero una guerra en toda regla”. Recordó que Polonia vive este conflicto de manera especialmente cercana, con intentos diarios de cruces ilegales en la frontera con Bielorrusia y ataques contra soldados polacos que ya han dejado víctimas. También señaló incidentes recientes en el puerto de Szczecin y en la región del Báltico, lo que demuestra, según dijo, que el frente de inestabilidad se extiende cada día más hacia el corazón de Europa.
Tusk fue contundente al afirmar que la derrota de Ucrania equivaldría a una derrota de Europa misma. “Es nuestra guerra, y si Ucrania pierde, significa nuestro fracaso”, advirtió. En su análisis, la única ventaja real de Rusia es la disposición a sacrificarse y a soportar el sufrimiento, lo que le otorga una ventaja psicológica frente a las dudas y la indecisión europea. “Conocemos las intenciones de Rusia, las hemos sufrido históricamente y geográficamente. Si vencen a Ucrania, será el final de mi país y de Europa, no tengo dudas”, aseguró. Para Tusk, solo una determinación equiparable a la del pueblo ucraniano permitirá a Europa frenar la ofensiva rusa y garantizar su propia seguridad a largo plazo.
El mensaje de Maia Sandu, aunque más breve, se sumó a esta narrativa de urgencia. La presidenta moldava, cuyo país es especialmente vulnerable a la presión y desinformación rusas, fue felicitada por Tusk por el “espectacular triunfo” de las fuerzas proeuropeas en su país, que interpretó como una señal de que el continente puede resistir las embestidas de Moscú no solo en el terreno militar, sino también en el político y social.
En conjunto, el panel dejó claro que la prioridad inmediata para Europa es reforzar la ayuda militar a Ucrania, adoptar nuevas sanciones que asfixien económicamente a Moscú y cerrar filas ante una guerra que no se limita a las fronteras ucranianas, sino que se manifiesta en ciberataques, presiones híbridas y amenazas directas contra países de la Unión Europea. Macron, Starmer y Tusk coincidieron en que la unidad es la clave: “Es nuestro deber mostrar que estamos tan determinados como Zelenski y el pueblo ucraniano”, afirmó el primer ministro polaco.