Funeral
Meloni busca en Macron un aliado para frenar la inmigración
Italia propondrá a los Veintisiete en Granada aumentar las inversiones en África y acelerar las repatriaciones
La llegada masiva de migrantes a las costas italianas en las últimas semanas ha conseguido unir a dos socios europeos que en los últimos años se han enfrentado sobre todo a cuenta de la gestión de este fenómeno. La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, y el presidente francés, Emmanuele Macron, coincidieron en la necesidad de intensificar la colaboración entre Roma y París para hacer frente al desafío de la inmigración irregular tras un “largo y cordial” encuentro celebrado ayer en la capital italiana.
Italia está trabajando en una hoja de ruta concreta para gestionar los flujos migratorios, que Meloni quiere presentar en el Consejo Europeo informal que se celebrará el 6 de octubre en Granada. Un ambicioso proyecto que incluye aumentar las inversiones europeas en los países africanos y facilitar las repatriaciones inmediatas con la colaboración de las Naciones Unidas, y al que aspira se una también Francia.
La reunión entre ambos mandatarios llega justo después de que Macron anunciara la disponibilidad de Francia a colaborar con Italia en el Mediterráneo. “Italia está asumiendo su responsabilidad” pero “la respuesta debe ser europea”, aseguró el presidente francés en una reciente entrevista después de que Roma se viera incapaz de gestionar el desembarco de miles de migrantes en Lampedusa. Macron aseguró que la mayor parte de los migrantes que llegan a la isla italiana provienen de Europa subsahariana, países a los que “Francia envía ayuda”, puntualizó. “Pero tenemos que condicionar nuestra ayuda a una política responsable que permita desmantelar las redes de traficantes”. “Quiero proponer a Giorgia Meloni más recursos a su disposición para que cuando los migrantes lleguen a Lampedusa, Europa les ayude a registrarlos”, anunció el mandatario francés.
A pesar de la aparente tregua, las diferencias entre los dos países respecto a la gestión del fenómeno migratorio son abismales. París insiste en defender el Tratado de Dublín para reducir las entradas de inmigrantes irregulares en su territorio. El pacto, en discusión desde hace años en la UE, implica que estas personas tengan que ser registradas en el primer país europeo al que llegan, lo que deja en manos de Italia, España o Grecia la responsabilidad de la primera acogida. Roma, por su parte, rechaza convertirse en el “campo de refugiados de Europa” y aboga por impedir la llegada de migrantes colaborando con los países de origen y tránsito, lo que en la práctica se traduce en financiar a dictadores para que bloqueen las salidas de pateras.
La mano tendida de Macron fue recibida con satisfacción por Meloni, sobre todo después de que las relaciones diplomáticas entre ambos países se vieran recientemente afectadas por la negativa de Francia a aceptar en su territorio a los inmigrantes que tratan de alcanzar Europa atravesando la frontera con Italia. Un muro invisible que ha convertido en un cuello de botella Ventimiglia, la ciudad italiana en la frontera con el país galo.
Italia despide a Napolitano
El presidente emérito de la República italiana, Giorgio Napolitano, fallecido el pasado viernes a los 98 años, fue despedido ayer en un funeral de Estado laico celebrado en la Cámara de los Diputados. A las exequias asistieron numerosos líderes europeos entre los que se encontraban el presidente francés, Emmanuel Macron, y el presidente austriaco, Heinz Fischer. Napolitano ha sido el jefe de Estado más longevo en Italia tras convertirse en el primer presidente de la República en ser reelegido para un segundo mandato; nueve años consecutivos al frente del Quirinale en los que tuvo que lidiar con cinco Ejecutivos diferentes.
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