Política

El Futuro de Venezuela

Maduro busca exhibir una imagen de fuerza ante un Ejército fracturado

El dictador venezolano promete resistir y exige lealtad en plena lucha con la oposición por hacerse con el apoyo de los generales.

Nicolás Maduro con Vladimir Padrino y Remigio Ceballos y sus tropas
Nicolás Maduro con Vladimir Padrino y Remigio Ceballos y sus tropaslarazon

El dictador venezolano promete resistir y exige lealtad en plena lucha con la oposición por hacerse con el apoyo de los generales.

Venezuela amaneció con Nicolás Maduro rodeado de militares, ratificando que está al frente del país y respaldado por la Fuerza Armada Nacional (FAN). Fue el punto central de su mensaje de transmisión obligada y simultánea por todos los medios públicos y privados. «Es la hora de combatir y dar el ejemplo al mundo. En otros países admiran nuestra capacidad de resistencia», le dijo a un contingente de al menos 4.500 soldados.

Maduro se hizo acompañar del alto mando militar del país, incluyendo al ministro de Defensa, Vladimir Padrino, y el director de su guardia presidencial, Iván Hernández, ambos señalados de haber celebrado negociaciones con la oposición para acordar una transición política que depusiera al gobernante del poder y abriera caminos institucionales a través del presidente del Supremo, Maikel Moreno, según el secretario de Estado, Mike Pompeo, y su consejero de Seguridad Nacional, John Bolton.

Ante ellos, el mandatario chavista pidió máxima lealtad a los uniformados y derrotar dentro de los cuarteles a quienes «se venden a los dólares de Washington». Afirmó que tiene fe en que los soldados no le traicionarán. A su lado, permanecía Padrino impertérrito. Cuando habló, mantuvo un discurso con rasgos institucionales. Llamó a la unidad de la tropa, a no caer en la tentación ni en las manipulaciones que, según dijo, buscan que haya enfrentamientos entre los militares. Y reiteró que la oposición «no tiene una propuesta seria para las Fuerzas Armadas, ni para el país». Un discurso comedido y muy diferente al del almirante Remigio Ceballos, jefe del Comando Estratégico Operacional, quien calificó a los adversarios de Maduro como «fascistas, derechistas y apátridas» y ratificó su compromiso con «el legado del comandante eterno Hugo Chávez».

La evolución de esta semana de Padrino incluye lo dicho el martes de que la oposición solo ganaría el respeto de los militares si «dejan la guachafita [cachondeo]»; y ayer afirmó que «pretenden comprarnos, como si fuésemos mercenarios». Rocío San Miguel, presidenta del Observatorio Venezolano para la Defensa, resalta ese discurso. «Muchas palabras de las que ha dicho coinciden con algunas que hemos planteado. Es necesario que Juan Guaidó amplíe su mensaje a la FAN. Pareciera que Padrino le dice que dibuje el rol de los militares en la transición, pues esa propuesta no se ha dado».

Con sus palabras, el ministro de Defensa dejó sobreentendido que sí ha habido contactos, y lo hace público, incluso frente a Maduro. «La FAN es competitiva, muchos aspiran su cargo y él se cura en salud». En todo caso, todo indica que el pilar que sostiene a Maduro en el poder –la lealtad de los uniformados– ya no está garantizado. Eso sí, tampoco los opositores han logrado inclinar la balanza a su favor. «El martes no hubo una ruptura en la Fuerza Armada, pues no había oficiales con comando de tropa y poder de fuego involucrados», apunta San Miguel.

Además, fue la Guardia Nacional la protagonista de la jornada –como en las deserciones del 23 de febrero y la insurrección del 21 de enero–, a pesar de ser el cuerpo de menos impacto en la vida militar venezolana. Sin Ejército no hay posibilidad de consolidación de una ruptura.

Javier Ignacio Mayorca, investigador de Insight Crime y analista militar, cree que, a pesar de ello, la FAN está flaqueando. «La deserción del general Manuel Cristopher Figuera –director del Sebin, la policía política– ha sido sumamente importante, y quizás determinante para el 'timing' de este alzamiento que resultó fallido, y para la posterior revisión de lealtades. Maduro debe estar contando sus cañones».

Para ambos expertos no deja de ser notorio que el día del alzamiento, si bien no hubo apoyos en las unidades militares, tampoco hubo rápidas manifestaciones de lealtad a Maduro. «Se habla mucho de alto mando, pero no se tiene nada en firme de los comandantes de batallones, de las bases navales, de los grupos aéreos, de las brigadas militares. Hay que ver el mapa real del poder de fuego», destaca San Miguel. Señala, además, que un quiebre sin Padrino pudiera ocurrir en esa segunda línea de mando.

La otra preocupación de la cúpula chavista está en los sistemas de inteligencia. La fuga de Leopoldo López, patrocinada por el propio director del Sebin, así como la divulgación ayer de informes secretos del seguimiento que ese cuerpo hizo al ex vicepresidente y ahora ministro de Industrias, Tarek El Aissami, a propósito de sus relaciones con el narcotráfico y con la milicia iranía Hizbulá, dan cuenta de cómo es la policía política, el organismo que más ha quedado dividido tras el 30 de abril.

Una fuente cercana a Leopoldo López evalúa para LA RAZÓN que «éste es el tema medular. Quizás el pronunciamiento no haya funcionado, pero se quebró el Sebin, y eso es un logro. Ferreira se fue del país y dejó clara su posición. Y Maduro vuelve a Gustavo González López, a quien cesó de ese cargo hace meses, porque ya no tiene a nadie más, no confía en nadie más».