
África
Al menos 8 muertos en las protestas juveniles de Kenia contra la brutalidad policial
400 personas han resultado heridas pese al llamamiento de una manifestación pacífica

Hace un año desde que las protestasconvocadas en Kenia contra la reforma fiscal de William Ruto concluyeron con 39 muertos. Durante varios días, los jóvenes kenianos se enfrentaron a las fuerzas de seguridad en la capital del país, llegando a asaltar el Parlamento y obligando al presidente Ruto a retractarse de su decisión. Entonces, los manifestantes triunfaron, aunque a un duro precio. La reforma fiscal quedó reducida a la mitad de lo que exigía el Fondo Monetario Internacional y quedó grabada en la memoria de los jóvenes la brutalidad policial que caracterizó el proceso.
Este martes se cumplía el primer aniversario desde lo ocurrido. Durante semanas, organizaciones juveniles utilizaron las redes sociales para programar una serie de protestas, esta vez dirigidas contra la brutalidad policial en Kenia. Numerosas figuras políticas llamaron a una manifestación pacífica para evitar que se repitieran los acontecimientos, como si los pasillos de Nairobi estuvieran llenos de bolas de cristal que pueden adivinar el futuro. El propio presidente indicó que "incluso quienes tienen opiniones distintas y protestan, asegurémonos de que esas protestas sean pacíficas y no se trate de destruir propiedades o alterar la paz".
Los jóvenes kenianos son una fuerza poderosa gracias a las redes sociales. Los hashtags #OccupyParlament (#OcuparParlamento) y #RejectFinanceBill2024 lideraron el movimiento de 2024 en el país del mundo donde más se utiliza TikTok (en proporción poblacional), según un informe de 2023 de Reuters Institute Digital News.
Aunque el gobierno keniano ha procedido a restringir el uso de internet en eventos anteriores, en esta ocasión no hubo limitaciones para que los distintos grupos juveniles, que se definen como la generación “más preparada, más estresada y más depresiva”, organizaran las protestas en todo el país. Las concentraciones no se limitaron a la capital: 26 de los 47 condados del país experimentaron manifestaciones de algún tipo, con especial concentración en Nairobi, Meru y Nyahururu.
En ningún caso se esperaba que fuera a ser una protesta pacífica. Las bolas de cristal no engañan porque actúan como espejos del pasado. Rápidamente, algunos jóvenes quemaron neumáticos y cortaron carreteras, lo que empujó a la intervención policial. Brillaban carteles donde podía leerse, en letras rojas y blancas: "arrestad y encarcelad a los policías asesinos". Ondeaban enseñas nacionales.
Al final, el mundo termina por desencantar a cualquiera. Incluyendo a los jóvenes. Las protestas programadas este martes en contra de la brutalidad policial concluyeron con cerca de 400 heridos, 83 de ellos en estado grave, y al menos ocho personas murieron. Veintiún organizaciones internacionales han confirmado estos datos, aunque otras apuntan a 16 fallecidos. La Comisión nacional de Derechos Humanos de Kenia informó además de que 61 personas han sido detenidas. Y la rabia de los jóvenes kenianos hace suponer que la de ayer no será la última jornada de protestas que vivirá esta semana el país africano.
Hartazgo entre los jóvenes
Un cartel, un joven que lo sujeta: "Querido Irán: sólo un misil en nuestra casa presidencia, por favor. Firmado, la Generación Z keniana". No puede negarse que las protestas de ayer fueron de una violencia inusitada por ambas partes. Si unos asesinaron a los ciudadanos que se manifestaban, otros quemaron vehículos privados, marquesinas, muebles y neumáticos, igual que destrozaron negocios y mobiliario urbano. Y sería incierto afirmar que las quejas se debían en exclusiva a la brutalidad policial. Hay algo más. Un hartazgo que es evidente en las declaraciones de los jóvenes y los carteles que sostienen.
Aunque los salarios han aumentado en la teoría en el último lustro, la inflación ha provocado un retroceso en el poder adquisitivo de los kenianos. Kenia puede haber mejorado en términos absolutos desde 2015, pero en la última década y especialmente desde 2021, la economía muestra peores indicadores reales y sociales, reflejando mayor vulnerabilidad y desigualdad. La tasa nacional de desempleo entre los 15 y los 24 años era del 8,4 % en 2023, mientras que la tasa general era del 5,6 %. Pero hay estadísticas peores: la plataforma GeoPoll publicó un informe en octubre de 2024 que determinaba que el 67 % de los jóvenes de la Generación Z (18‑27 años) están sin empleo. Estadísticas recientes del Banco Mundial, por otro lado, determinan que un 89% de los jóvenes kenianos trabajan en un empleo informal.
En un país donde la edad media se sitúa en los 19 años y donde un informe del KNBS revela que en promedio un graduado tarda cinco años en obtener empleo tras concluir sus estudios, la juventud revela un hartazgo evidente. La actitud de las fuerzas de seguridad a la hora de manejar este descontento, como es evidente, no contribuye a la búsqueda de soluciones. Lumumba Harmony, un manifestante de Nairobi, dijo a Reuters que "estamos luchando por los derechos de nuestros compañeros jóvenes y kenianos y de las personas que murieron desde el 25 de junio... queremos justicia".
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