Delincuencia

"Nigeria es un país donde cien niños desaparecen sin que nadie vuelva a encontrarlos"

Más de 1.500 niños han sido secuestrados en Nigeria desde 2014

Children walk past the bush paths that the abducted schoolchildren of the LEA Primary and Secondary School followed in Kuriga, Kaduna Nigeria, Saturday March. 9, 2024. The kidnapping on Thursday was only one of three mass kidnappings in northern Nigeria since late last week, a reminder of the security crisis that has plagued Africa's most populous country. No group claimed responsibility for any of the abductions but two different groups are blamed. (AP Photo/Sunday Alamba)
Niños juegan en el estado de Kaduna, donde más de 300 alumnos fueron secuestrados este miércoles.ASSOCIATED PRESSAgencia AP

El drama de los 312 niños secuestrados este jueves mientras estaban en la escuela (la cifra inicial era de 227, luego de 280 y actualmente se calcula en torno a los 312, aunque las autoridades no han dado números oficiales) continúa en la localidad de Kuriga, en el Estado de Kaduna, Nigeria. La asociación de padres afirmó el día siguiente al secuestro que la práctica totalidad de las familias de la ciudad tienen al menos un hijo desaparecido, si no más, mientras las autoridades militares y policiales hacen lo posible por seguir el rastro de los captores, que han sido identificados como bandidos locales que se desplazan por medio de motocicletas.

El sábado se informó de que 28 niños habían conseguido escapar de sus captores, aunque se sospecha que el resto han sido trasladados a uno de los estados vecinos, para ser escondidos con toda probabilidad en alguno de los bosques que proliferan en la zona. Cabe a destacar que las fuerzas de seguridad no fueron movilizadas por el Gobierno nigeriano hasta el viernes, casi veinticuatro horas después del secuestro, lo que habría dado un tiempo añadido a los delincuentes para alejarse de la zona.

El caos de la situación, donde los asaltantes dispararon al aire y, según confirmó un profesor a la agencia de noticias AFP, asesinaron a un hombre, permitió a muchos de los profesores y a un número indeterminado de alumnos escapar a tiempo. Ante las súplicas de la población local de que el Gobierno tome medidas de seguridad adecuadas para evitar esta clase de sucesos, el presidente nigeriano, Bola Tinubu, afirmó con una actitud conciliadora que “he recibido información de los jefes de seguridad sobre ambos incidentes, y confío en que las víctimas serán rescatadas”. Tinubu prometió durante la campaña electoral de principios de 2023 que la lucha contra la inseguridad en Nigeria sería su máxima prioridad en el caso de ganar la presidencia, cosa que obtuvo, donde secuestros como el ocurrido en Kuriga ponen en duda su capacidad para garantizar la estabilidad del país.

Numerosas organizaciones internacionales y oenegés, desde Amnistía Internacional hasta la Unión Africana (UA) condenaron el secuestro. La UA dijo en un comunicado oficial que “este acto despreciable es una ilustración más de la amenaza generalizada que plantean el terrorismo, el extremismo violento y el bandidaje a la paz y la estabilidad del Estado nigeriano, la región de África occidental y el continente en su conjunto”. Con esto se hizo referencia a la ramificación de la violencia entre los ganaderos de etnia peul y los agricultores, cuyos choques por la posesión de las tierras fértiles han derivado en la creación de bandas armadas que asaltan carreteras, organizan secuestros a mayor o menor escala y promueven los asesinatos por motivos étnicos y económicos. Este conflicto silenciado se ha cobrado en los últimos años más de 35.000 vidas y ha provocado que más de dos millones de nigerianos vivan bajo la condición de desplazados internos.

Este sábado también fueron secuestrados otros 15 niños en el estado de Sokoto, al noreste del país. Hombres armados invadieron la aldea de Gidan Bakuso alrededor de la una de la madrugada, se encaminaron a la escuela coránica donde dormían los infantes y los sacaron a la fuerza antes de que llegaran las autoridades y pudieran impedirlo. La mala calidad de las carreteras en la zona afectada está dificultando además las labores de rescate. Los policías tuvieron que dar media vuelta con sus vehículos antes de llegar a la aldea, buscar unas motocicletas y zigzaguear por los caminos de tierra para llegar finalmente a Gidan Bakuso y comenzar las tareas de búsqueda y rescate.

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Yihadismo versus bandas criminales

Aunque los secuestros son habituales en Nigeria, deben distinguirse entre aquellos perpetrados por bandas criminales u organizaciones yihadistas del norte del país, en el estado de Borno. Aquí, los secuestradores son terroristas pertenecientes a grupos yihadistas como Boko Haram, mientras las víctimas suelen ser niñas o mujeres que los islamistas utilizan como “bush-wives” (esposas del bosque). Donde las bandas armadas de Kaduna o Sokoto secuestran con la intención de pedir un rescate, los yihadistas capturan con intenciones sexuales/sociales antes que económicas.

El secuestro en Nigeria con un mayor impacto mediático ocurrió precisamente en el estado de Borno, en la localidad de Chibok, en abril de 2014. Entonces, 279 niñas fueron secuestradas por los yihadistas en una escuela y con los fines descritos más arriba; a día de hoy, todavía se desconoce el paradero de 112 de ellas. Y más de 1.400 niños y niñas han sido secuestrados en Nigeria, ya sea por los yihadistas o por bandas armadas, en el periodo de tiempo que comprende entre 2014 y 2024. Boko Haram secuestró también a 110 estudiantes en 2018, mientras una banda criminal secuestró en 2020 a más de 300 niños en el estado de Katsina, aunque estos fueron liberados seis días después y tras alcanzar el Gobierno un acuerdo con los captores.

La predisposición del Gobierno y de las sociedades civiles a la hora de negociar con los secuestradores sirve de incentivo para este turbio negocio. Porque la cuestión aquí es simple: si pagas, vives; si no pagas, mueres. Las capacidades de las fuerzas de seguridad vienen limitadas en Nigeria por la amplitud de las zonas rurales y boscosas, las dificultades logísticas y materiales del Ejército y la corrupción que enlaza en ocasiones a las autoridades con las bandas criminales que proliferan a escala nacional. Esto hace que el pago del rescate suponga una garantía mayor que confiar en las autoridades. El rescate de cada individuo siempre se adapta a las capacidades económicas de sus familias y donde un sujeto secuestrado puede suponer que los criminales se embolsarán 1.000-10.000 euros, otros apenas son liberados tras pagar su familia una cifra inferior a los 100 euros.

Abdullahi Ibrahim, un periodista local del estado de Kaduna, se sorprendía en una conversación telefónica con LA RAZÓN del escaso impacto internacional que ha traído el secuestro de más de 300 niños en una escuela: “¿Es porque no son niñas? ¿Porque los atacantes no son yihadistas? ¿Es que los niños sufren menos dependiendo de quién les agreda?”. Aunque Ibrahim confía y reza por un desenlace feliz, no olvida a las 112 niñas de Borno aún desaparecidas y recuerda que “Nigeria es un país donde cien niños desaparecen sin que nadie vuelva a encontrarlos. Puede sonar imposible, pero es así. Cien niños o doscientos que parece que se los ha tragado la tierra”.