Nuevo enfrentamiento entre Al Qaeda y el Estado Islámico por el control del Sahel

"Los soldados del Califato se enfrentaron con patrullas de la milicia murtadd (apóstatas) de Al Qaeda, cerca de la ciudad de Titape, en la región de Dori, Burkina Faso, con diversos tipos de armas. Los enfrentamientos se saldaron con la muerte de nueve de ellos, heridas a otras personas, la huida del resto y la incautación de armas y municiones como recompensa. Toda la alabanza es para Dios".

Hasta aquí la noticia facilitada por el Estado Islámico (Daesh, Isis) en sus redes sociales, un capítulo más de la guerra que mantienen por el control del Sahel, sabedores los terroristas de que no se les va a presentar una ocasión como ésta para tratar de disponer de una "zona de confort" en la que instalar su fantasmagórico "califato" desde el que empezar a dominar el mundo e imponer su particular interpretación del Islam.

A alguien, quizás a los que ahora quieren hacerse con el control de la zona desde Moscú, mayor satisfacción por aquello de que "siempre es bueno que los malos se maten entre ellos". No es el caso, ya que lo que subyace detrás de estos enfrentamientos es que ambas bandas yihadistas se mueven con casi impunidad y que, a veces, llegan a controlar una zona. Que intenten conquistar una de las tres capitales es cosa de tiempo. Otra cosa es que lo consigan.

La estulticia de occidente al retirar sus tropas y dar la llave a Putin es un error que puede tener consecuencias muy graves en el futuro, porque ¿quién garantiza que el jerarca de Moscú, si sus intereses tácticos del momento, puede mirar para otro lado mientras las células yihadistas parten hacia Europa? Una pregunta tan difícil de responder como adivinar el futuro que nos espera.