Avvión de combate
La OTAN lanza un importante ejercicio de disuasión nuclear y hace volar a más de 70 aviones de combate
Catorce naciones de la Alianza Atlántica y setenta aviones de combate ensayan la disuasión nuclear en los Países Bajos con la vista puesta en la credibilidad de su arsenal y el debut de los F-35 norteamericanos
El debut de los cazas F-35 de última generación marca un antes y un después en las maniobras anuales de la OTAN. Por primera vez, Estados Unidos ha desplegado cuatro cazas F-35 estadounidenses para que participen en el entrenamiento con capacidad dual, es decir, preparados para operar tanto con armamento convencional como con proyectiles nucleares. Este hito tecnológico subraya el continuo esfuerzo de la Alianza por modernizar y adaptar sus capacidades de disuasión a los nuevos escenarios estratégicos. La integración de estas plataformas furtivas es crucial, ya que la verdadera superioridad militar actual no reside solo en el armamento, sino en la tecnología avanzada que actúa como el "cerebro" de las operaciones.
De hecho, la incorporación de estos aviones furtivos se produce en el marco de «Steadfast Noon», el ejercicio anual de la OTAN que pone a prueba la efectividad y coordinación de su paraguas nuclear. Este año, la organización del despliegue ha recaído en los Países Bajos, convirtiendo la base aérea de Volkel en el epicentro de unas operaciones que buscan asegurar la cohesión y la rapidez de respuesta de las fuerzas aliadas ante una hipotética amenaza.
En este contexto, la envergadura de las maniobras es considerable. El entrenamiento moviliza a casi dos mil efectivos y a una flota de setenta aeronaves, que incluyen no solo aviones de combate sino también aparatos de vigilancia y aviones cisterna para el reabastecimiento en vuelo. Se trata de un despliegue de catorce naciones que exige una coordinación milimétrica y pone a prueba la interoperabilidad de los ejércitos implicados. El F-35 se está convirtiendo en una pieza clave para esta interoperabilidad, aunque las decisiones sobre su adquisición por parte de los países aliados no siempre están exentas de complejidades políticas.
Un mensaje de disuasión y normalidad
Asimismo, desde el cuartel general de la Alianza se insiste en el carácter rutinario y defensivo de estas maniobras. Se trata de un entrenamiento planificado con mucha antelación y que no responde a ninguna tensión geopolítica concreta. El adiestramiento se centra exclusivamente en los procedimientos y protocolos, sin utilizar armas nucleares reales, tal y como han publicado en Interesting Engineering, para garantizar la seguridad de todo el personal y el entorno.
Por todo ello, la OTAN ha reforzado su comunicación pública para dejar claro que el objetivo final no es otro que el mantenimiento de la paz. La finalidad de «Steadfast Noon» es enviar un mensaje claro sobre la credibilidad del paraguas nuclear, asegurando que su capacidad de disuasión permanezca segura, fiable y totalmente efectiva frente a cualquier posible adversario, consolidando así la defensa colectiva de los países miembros.