
Guerra en Ucrania
Putin aún cree que puede ganar la guerra e imponer su voluntad a Trump
Su principal carta negociadora ante el presidente de EEUU es el avance imparable de las fuerzas rusas en el Donbás, el sur de Ucrania y la creación de una franja de seguridad en las regiones de Járkov y Dnipropetrovsk

En su fuero interno el presidente ruso, Vladímir Putin, aún cree que puede ganar la guerra, una victoria que no incluirá el control total de Ucrania según el plan original de 2022, pero sí la capitulación política de Kiev, por lo que puede ignorar, por el momento, el nuevo plan de paz de Estados Unidos.
"Se ve que Ucrania y sus aliados europeos aún viven en una ilusión y sueñan con asestar a Rusia una derrota estratégica en el campo de batalla", dijo en su primera reacción al plan tras las críticas de Kiev y los europeos.
Su principal carta negociadora ante el presidente de EE.UU., Donald Trump, es precisamente el avance imparable de las fuerzas rusas en el Donbás, el sur de Ucrania y la creación de una franja de seguridad en las regiones de Járkov y Dnipropetrovsk.
El plan de paz, las sanciones contras sus mayores petroleras y el permiso de Washington para que Kiev bombardee territorio ruso con misiles ATACMS no cambian ni un ápice los planes bélicos de Moscú. Putin quiere el control de las cuatro regiones anexionadas.
Eso sí, la debilidad del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, acechado por los escándalos de corrupción en su entorno, hace pensar a Putin, por primera vez en mucho tiempo, que la victoria sobre Kiev está más cerca.
Putin no tiene prisa
Cada vez que se viste de comandante supremo -ya van dos veces en el último mes-, Putin insiste en rebatir el mito de que Rusia tiene prisa en conseguir los objetivos marcados en la conocida como 'operación militar especial'.
"No vamos a plantear fechas concretas. Lo importante es trabajar de manera constante y lograr todos los objetivos que sean prioritarios", señaló al alto mando.
Con todo, destacó que la agrupación militar Západ (Oeste) ya ha cumplido con la misión que se le encomendó a finales de octubre: la toma de la estratégica localidad de Kúpiansk (Járkov), donde están cercados 15 batallones enemigos. No ha ocurrido lo mismo en Pokrovsk (Donetsk), aunque los rusos dicen controlar el 75 % del bastión.
"Si los dirigentes de Kiev no quieren estudiar la propuesta de Trump, entonces ellos y los instigadores europeos deben entender que lo ocurrido en Kúpiansk se repetirá inevitablemente en otros sectores claves del frente", advirtió anoche.
Por primera vez en mucho tiempo, Putin mencionó la aglomeración de Kramatorsk, principal plaza fuerte ucraniana en el Donbás y objetivo prioritario de la ofensiva rusa que comenzó en octubre de 2023.
Aunque para tomar esa plaza, antes los rusos deben tomar Kostiantínivka más al sur, donde ya combaten en el centro de la urbe, y Sloviansk, escenario de la sublevación prorrusa en 2014, más al norte.
Con prisas y sin pausas, de no cesar las hostilidades, el ejército ruso habrá combatido el próximo 12 de enero 1.418 días, los mismos que el Ejército Rojo durante la Gran Guerra Patria (1941-45). Los soviéticos llegaron a Berlín en menos de cuatro años, los rusos están muy lejos de Kiev.
Zelenski, un cadáver político para el Kremlin
Putin, que no reconoce a Zelenski como interlocutor desde que concluyera su mandato presidencial en mayo de 2024, lo considera a día de hoy un cadáver político.
"Entendemos muy bien qué clase de dirigentes políticos tiene Ucrania. Esos no son dirigentes políticos. Desde mayo del pasado año, es un grupo criminal, un grupo de crimen organizado que usurpó el poder y con la excusa de la necesidad de continuar la guerra con Rusia lo retiene para su enriquecimiento personal", dijo.
Ese argumento lo lleva repitiendo desde que, en su opinión, Zelenski violara la Constitución y no convocara elecciones debido a la guerra con Rusia. En cambio, ahora también ha decidido meter el dedo en la llaga de la trama de corrupción en Ucrania.
"Y ahora esto es algo bien conocido como resultado de la investigación anticorrupción en Ucrania. Creo que todos entienden que esa gente que está sentada en letrinas de oro difícilmente piensa en el futuro de su país, en la suerte de la gente normal y corriente en Ucrania, en los oficiales, no digo ya los soldados. No tienen tiempo para ello", señaló.
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