Islamismo radical
Qué hay detrás del calculado golpe del Estado Islámico contra turistas españoles en Bamiyán
El ataque en el que murieron tres catalanes revela el pulso que el grupo terrorista tiene contra los talibanes en Afganistán
El reciente atentado en Afganistán, en el que fueron asesinados tres españoles en la ciudad turística de Bamiyán, ha traído a primera plana al ISPK, la franquicia –para Pakistán y Afganistán-- más peligrosa del Estado Islámico (Daesh, Isis), algunas de cuyas células han sido detectadas en Europa y en otros lugares del mundo. La pérdida del califato en Irak y Siria, hizo que la banda yihadista concentrara su actividad en las distintas wilayas (franquicias) para demostrar que podían haber perdido el “Califato”, pero no estaban derrotados como de forma tan apresurada como inútil proclamaron algunos políticos.
La provincia de Khorasan, donde actúa el ISPK, atrajo muy pronto las miradas de muchos de los yihadistas que habían quedado dispersos y poco a poco fue reforzando sus filas. Dentro de este terrorismo hay una tradición, marcada por el ideólogo por excelencia de estos fanáticos, Abu Musad al Shuri (nacionalizado español como Mustafá Setmarian, al que se ha dado tantas veces por muerto como “resucitado”).
En su libro “Los musulmanes en Asia Central y la próxima batalla”, vinculó la liberación yihadista de la Mezquita de Al-Aqsa y el surgimiento de un Estado islámico sunita con la yihad en Asia Central y Khorasan. Decía: “Un rayo de esperanza y el amanecer de una nueva era surgieron del este de la nación islámica, anunciando las señales del regreso de Dar al-Islam y el izamiento de las banderas de la Sharia sobre la tierra del Afganistán. Muchas de estas personas oprimidas en el terreno han comenzado a movilizarse y reunirse nuevamente hacia las tierras del Gran Khorasan”.
No deja de ser una referencia que Al Qaeda se tomó al pie de la letra y logró hacerse con el poder tras derrotar a los rusos y expulsarlos de Afganistán. Eran los tiempos del Mulá Omar y los preparativos de los atentados del 11-S. Ahora son los talibanes los que detentan el mando y eso no lo puede tolerar el Estado Islámico, que ha desencadenado una feroz batalla contra los mandatarios de Kabul, repletos de problemas, sanciones y que buscan la normalización, si así se puede llamar en un régimen tan atroz, con diversas iniciativas, entre ellas, la reactivación del turismo en una nación con grandes atractivos por su larga historia en la que ninguna potencia ha llegado nunca a someterlos de forma permanente.
Contra ese incipiente turismo iba dirigido el brutal atentado de Bamiyán, una especie de aviso para navegantes dirigido a quienes aman las vacaciones de “aventura”. De nada valieron en este caso las advertencias de los gobiernos, entre ellos el español, para que no se realicen este tipo de viajes a lugares tan peligrosos. Pesa más la adrenalina y la lógica curiosidad humana que la razón y es algo sobre lo que deberían meditar los que organizan este tipo de “excursiones”.
La comisión de un atentado como el de referencia demuestra que los cabecillas del ISPK no dan una puntada sin hilo y, aparte de atacar mezquitas de los azaras, el funeral en Irán de un importante jefe chita, la salida de las tropas de la coalición del aeropuerto de Kabul y, en general, hostigar a los talibanes siempre que pueden, planifican este tipo de atentados selectivos. A medida que ISIS ganó impulso como movimiento, saben planificar acciones criminales concretas dentro de la estrategia global de dañar la economía afgana.
El comunicado en el que asumían la autoría del atentado estaba lleno de referencias a los que son los objetivos tradicionales del Isis: cristianos pertenecientes a países que formaron parte de la coalición que los derrotó, entre ellos España; y “sus amigos chiítas azaras”, los guías. Por si quedaba alguna duda, decían que “La ciudad de Bamiyán es un importante destino turístico para cristianos y paganos, ya que contiene una estatua de Buda custodiada por milicias talibanes que supervisan la organización y seguridad de su visita".
Este ataque, que nos ha afectado directamente al perder a tres de nuestros compatriotas, con ser un hecho puntual dentro de los continuos atentados que Daesh comete en sus zonas de influencia, debe ser una llamada de atención sobre el auténtico peligro del ISPK.
El grupo cuenta, además, con un brazo mediático. La Fundación Al Azaim, a través del que publica su revista “La Voz de Khorasan” y continuos panfletos sobre los más varios asuntos. En uno de estos hacía una referencia España para recordar que había sido miembro de la coalición internacional.
España estaba incluida como uno de los 87 países “locos tiranos” que combaten al Estado Islámico (Isis, Daesh). El ataque a nuestro país, que incluye la inserción del nombre de España y su bandera en sendos gráficos, se enmarca en uno general contenido en un largo artículo contra sus ahora enemigos mortales, los talibanes: “Presumen de cómo han establecido relaciones internacionales con 38 países. Sin embargo, nosotros presumimos de cómo los más locos tiranos de 87 países se han unido para luchar contra nosotros”, señalaban en inglés al pie de uno de los citados gráficos.
Es poco probable, aunque con el terrorismo nada se puede descartar, que los autores del atentado de Bamiyán conocieran las nacionalidades de los que iban en la caravana turística, pero lo cierto es que el panfleto se publicó en redes sólo unos días antes del ataque.
Por eso, hay que insistir en la necesidad de seguir las recomendaciones de las autoridades y no viajar a zonas sometidas a un alto peligro por la desestabilización que sufren.
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