Libertad de expresión

Refugiarse en Francia para salvarse de Putin

La periodista rusa Marina Ovsiannikova narra su odisea para escapar de su condena en Rusia

Son las nueve de la noche del 14 de marzo de 2022. Como es costumbre en Rusia, millones de personas están sentadas frente a la televisión para ver el programa de noticias más célebre de la pantalla: Vremya. Solo que esta noche, una periodista decide irrumpir sorpresivamente en el estudio y dar un batacazo mediático. Con una sencilla pancarta, rudimentaria e improvisada, envía el mensaje que Vladimir Putin jamás hubiese querido ver en televisión nacional: «No a la guerra en Ucrania. No te creas la propaganda. Aquí te están mintiendo. Los rusos están en contra de la guerra».

La periodista se llama Marina Ovsiannikova y ayer, desde París, contó su historia de huida y exilio en Francia, que le permitió escapar de un proceso amañado y de una sentencia segura de 10 años de prisión. «Mi juicio debía realizarse el 9 de octubre. Estaba bajo arresto domiciliario y con un brazalete electrónico en el tobillo. Mi abogado no paraba de decirme que debía huir, que solo me quedaban algunos días para salvarme de la cárcel, para salvar mi vida» –empieza la periodista, flanqueada por Cristophe Deloire, director de Reporteros Sin Fronteras Francia, quien coordinó personalmente la salida de Ovsiannikova de territorio ruso–.

«Escogimos la noche del viernes para emprender la huida. Teníamos solo dos días para salir de Rusia, aprovechando el fin de semana, Cambiamos siete veces de coche y al final, para evadir las patrullas de frontera, tuvimos que caminar por el campo en la oscuridad total de la noche, sin señal en el móvil y tratando de orientarnos a la antigua: mirando las estrellas».

Ovsiannikova se niega rotundamente a revelar por cuál frontera rusa logró salir, pero reconoce –y agradece– que Francia estuvo involucrada desde el principio. Al día siguiente de la irrupción de la periodista en pleno telediario, el mismo Emmanuel Macron le ofreció públicamente el asilo político. Y ese es su status actual: refugiada en Francia.

La operación fue realizada sin la participación de los servicios de inteligencia. «Solo amigos que colaboraron con su voluntad y su aporte económico», aclara el director de RSF, Cristophe Deloire, describiendo cómo sus equipos esperaron a Ovsiannikova del otro lado de la frontera rusa, para seguir un periplo europeo que la llevó finalmente a una casa de campo en Francia. «Yo mismo le hice la compra», remata Deloire.

Ovsiannikova reconoce que la suerte le ha sonreído y la ha llevado hasta Francia sin problemas. Pero no se engaña: la pesadilla está lejos de terminarse. La idea de sufrir un atentado por parte de agentes rusos da vueltas en su cabeza todos los días, evocando el caso del opositor Alexei Navalni, quien fue envenenado con la sustancia neurotóxica Novichok que lo puso al borde de la muerte en agosto de 2020. Navalni se encuentra en prisión desde hace dos años y sus allegados denuncian que es torturado con frecuencia. «Claro que temo por mi vida», dice.

«Cada vez que hablo con mis amigos, me preguntan qué prefiero: el Novichok, el polonio o un accidente de coche. No me siento segura para nada».

También hay una tremenda presión familiar que le impide estar con sus hijos, cuya custodia está en manos del padre. «Las autoridades rusas decidieron no arrestarme inmediatamente sino destruir mi vida. La custodia de mis hijos fue entregada a mi exmarido, argumentando que yo realizaba ‘actividades políticas’. Esto sucedió mientras yo estaba bajo arresto domiciliario. Y yo sé que Rusia es un país peligroso para los niños, porque en la escuela les llenan la cabeza de propaganda de la dictadura».

Las memorias de Marina Ovsiannikova fueron publicadas este viernes en Alemania en el libro titulado “Zwischen Gut und Böse", que será traducido al español como "Entre el bien y el mal. Cómo me opuse por fin a la propaganda del Kremlin”. Un relato de las dificultades que enfrenta el periodismo bajo el mandato de Putin y de cómo ella misma logró reunir la fuerza necesaria para rebelarse. Su texto será publicado en otros seis idiomas en los próximos meses.

Por supuesto, no todos la aplauden. Una buena parte del periodismo independiente ruso la ha rechazado después del episodio de la pancarta. Ovsiannikova responde con serenidad: “Estoy preparada para pasar varios años en soledad, conmigo misma. Sola con mi propia conciencia, sabiendo que, al inicio de esta guerra, hice lo correcto”.