Taiwán

Taiwán da la clave para poder contrarrestar a China: necesita destruir sus drones de combate

El alto el fuego en Gaza contrasta con la escalada de tensión global: Trump amenaza a Pekín y Moscú con aranceles y misiles mientras la crisis se agudiza en la frontera entre Estonia y Rusia

Soldados con uniforme de camuflaje durante un entrenamiento cuerpo a cuerpo
Taiwán da la clave para poder contrarrestar a China: necesita destruir sus drones de combate Ministerio de defensa Taiwán

La imagen es casi de ciencia ficción, pero ocurrió en las carreteras de California: la policía local detuvo a un coche autónomo de Waymo por realizar un giro ilegal, aunque finalmente no pudo multarlo al no haber conductor a quien sancionar. La anécdota contrasta con otra noticia de mayor gravedad en el mismo estado, donde una empresa ha retirado del mercado más de 111.000 kilogramos de pasta por un brote de listeria.

Sin embargo, no todo son anécdotas en Estados Unidos, un país que lidia con problemas de gran envergadura. El Gobierno federal acumula ya doce días de cierre, con la amenaza de recortes aún más profundos para los trabajadores públicos, lo que alimenta una sensación de parálisis administrativa prolongada. A esta crisis institucional se suma la violencia, con un tiroteo en un bar de Carolina del Sur que se ha saldado con cuatro muertos y una veintena de heridos.

En este clima de tensión interna se enmarca la acción exterior de la Administración de Donald Trump, que mantiene varios frentes abiertos en el escenario internacional. Su pulso con las principales potencias mundiales se desarrolla en paralelo a otros conflictos, como el de Oriente Próximo, donde, según informa Apnews, se vive una tensa calma a la espera de la liberación de rehenes israelíes desde Gaza en el marco de un frágil alto el fuego. Esta situación de alta tensión pone a prueba la capacidad de sus fuerzas armadas, lo que ha llevado a Israel a reforzar su industria de defensa nacional para garantizar sus suministros.

De hecho, la política exterior de Washington ha elevado el tono de forma considerable. El Kremlin ha recibido la advertencia de un posible envío de misiles Tomahawk de largo alcance a Ucrania, mientras que Pekín se enfrenta a la amenaza de aranceles del cien por cien sobre sus productos, lo que supondría un paso más en la guerra comercial ya existente. Esta presión económica se combina con una creciente carrera armamentística, evidenciada por el descubrimiento de nuevas superarmas de China en medio del desierto que apuntan a competir con la tecnología estadounidense.

El eco de la confrontación en la economía y la defensa

En el plano económico, las consecuencias de esta escalada ya son palpables. Las exportaciones de China con destino a Estados Unidos registraron una caída el pasado septiembre, un indicador claro del deterioro de las relaciones. Este ambiente de incertidumbre ha contagiado a los mercados, provocando notables descensos en las bolsas asiáticas tras la peor jornada de Wall Street desde el mes de abril.

Asimismo, la tensión ha obligado a otros actores a mover ficha en el tablero defensivo. Taiwán ha situado las contramedidas para drones como la principal prioridad defensiva y planea aumentar su gasto militar hasta cerca del 5 % de su PIB, como demuestra la reciente compra de un sistema de defensa aérea a Estados Unidos por 761 millones de dólares. Por su parte, en el este de Europa, Estonia ha optado por cerrar una carretera que atraviesa suelo ruso ante la creciente presencia de tropas de Moscú en la zona. Esta preocupación por los vehículos no tripulados refleja un cambio en la guerra moderna, donde Ucrania está transformando el panorama militar con drones terrestres que resultan letales para las fuerzas rusas.

Mientras tanto, lejos de los focos de la alta política y los conflictos armados, el Vaticano también vive su propia reorganización interna. El Papa León XIV ha comenzado a corregir algunas de las decisiones financieras del pontificado anterior, el de Francisco, abriendo un nuevo capítulo en la gestión de la Santa Sede.