Primarias
Un ultraliberal contrario a la «casta» argentina
El aspirante libertario a la presidencia se da un baño de masas en el cierre de su precampaña
Con un llenazo en Buenos Aires cerró su campaña para las primarias el candidato libertario Javier Milei. El evento ocurrió en el Movistar Arena, un recinto capaz de albergar a unas 16.000 personas, donde el abanderado se pronunció contra los «políticos ladrones, empresarios prebendarios, sindicalistas que le dan la espalda a los trabajadores, que juntos han conducido a Argentina al desastre».
En su alocución, Milei reivindicó «el grito de 2001», aquel emblemático «que se vayan todos» de la crisis de gobierno en tiempos del expresidente Fernando de la Rúa. «¡Que se vayan todos, que no quede ni uno solo!», cantó Milei.
Según el candidato, que buscará sumar la mayor cantidad de votos el domingo en las primarias obligatorias, desde 1983 Argentina no ha tenido sino sucesivos fracasos económicos y de estabilidad política, a excepción del período de gobierno de Carlos Menem, al que el libertario considera el mejor presidente de las últimas cuatro décadas. «Pasaron peronistas, radicales, militares, la Alianza y rejuntes de todo tipo» que buscaron «enriquecerse a costa nuestra», «para eso tenemos que sacar a la maldita casta política. Este desastre no es culpa de nadie más ni nadie menos, resultado de quienes nos vienen gobernando desde hace décadas».
Esta vez Milei no habló de especificidades macroeconómicas ni entró al ruedo de asuntos monetarios, como habitualmente hace en intervenciones públicas. Lo suyo fue plantear la política como centro de su propuesta y lograr lo que ni siquiera Mauricio Macri entre 2015 y 2019 pudo: «Terminar de una vez con el modelo de Estado empobrecedor». Acusó a la clase política de impedirlo.
Milei, actualmente diputado por la ciudad de Buenos Aires y abanderado del frente La Libertad Avanza, irrumpió en la política en 2021, cuando logró el 17% de los votos, asumiendo por primera vez un cargo público. Tenía 51 años y se alzaba sobre un discurso antisistema, que renegaba de toda la clase política. Se le comenzó a llamar el Trump argentino.
Había ganado fama como comentarista en programas de televisión, donde criticaba las decisiones económicas y el rumbo del país. Prometió regalar por sorteo su dieta como parlamentario. Cosa que ha cumplido.
Su discurso gira en torno a la libertad frente a «la casta», esos políticos tradicionales que gobiernan «contra la gente». Ha prometido destruirla, mientras propone dolarizar la economía, eliminar el Banco Central, permitir el porte libre de armas de fuego y no penalizar la venta de órganos, por ejemplo, pues es «un mercado más».
Para conseguir llevar esas ideas a la Casa Rosada, Milei ha pedido a sus simpatizantes –algunos de los cuales lo idolatran como salvador– a convencer al votante potencial: «Necesitamos su apoyo, que vayan a votar si quieren sacar a estos políticos ladrones. Lleven a sus amigos, a sus hijos, a sus madres, no se queden en sus casas, la forma de cambiar este modelo es yendo a votar».
El portal Chequeado, especializado en «fact-checking», le ha pillado diciendo que el calentamiento global es una mentira, y que las obras públicas deben ser privatizadas aunque no se eliminen programas sociales.
Milei es economista de la Universidad de Belgrano, donde por lo menos hasta 2021 también se desempeñó como profesor. Realizó posgrados en el Instituto de Desarrollo Económico y Social (IDES) y la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT) y trabajó en distintas empresas y estudios privados incluyendo un período de trabajo con Antonio Bussi, acusado de represor de la última dictadura y luego funcionario electo. Su hijo Ricardo es uno de los apoyos más visibles de Milei.
En el mitin, Milei subió a la tarima frente a más de 10.000 personas concentradas en el estadio más moderno de la capital argentina. Combinó su arenga política con bailes, saltos, gritos y música. «A muchos no les gustan mis formas, pero esta elección no se trata de mí. Se trata de ustedes y del país que queremos», justificó.
En las encuestas, la alianza libertaria tiene una intención de voto del 20% en las primarias. Se calcula que Milei necesita más del 23% para aspirar tener una oportunidad en las presidenciales. Frente a él, una coalición gobernante desunida, con varios candidatos del kirchnerimo peleando la representación de la izquierda y otra coalición opositora, la de Juntos por el Cambio, que se debate entre distintas propuestas de una derecha moderada frente a otra más alejada del centro.
En Argentina nadie supera el 25% de la intención de voto y los indecisos rozan el 10%, mercado fértil para el “outsider” que promete un Estado mínimo mientras sus simpatizantes afirman que de no cambiar la situación política argentina, con las próximas elecciones presidenciales aumentará la pobreza y la migración.
✕
Accede a tu cuenta para comentar