Salud

Cómo elegir proteína en polvo según los expertos

La popular proteína en polvo, un pilar para muchos deportistas, podría ocultar un riesgo inesperado: un estudio estadounidense detecta niveles preocupantes de plomo, sobre todo en las de origen vegetal

Proteína aislada o concentrada
Un análisis de 23 batidos de proteínas en polvo reveló que un 70 % de ellos superaban un nivel de plomo que la organización de consumidores responsable considera preocupante.GoogleGoogle

La presencia de plomo en la dieta es, en realidad, una constante inevitable. Se trata de un elemento presente en la tierra, el agua y el aire que absorbemos de forma natural a través de alimentos tan comunes como las patatas, la remolacha o las zanahorias. Por tanto, la pretensión de eliminarlo por completo de nuestra alimentación resulta, a día de hoy, una tarea imposible.

De hecho, la polémica sobre qué cantidad se considera segura depende enormemente del baremo que se utilice. En Estados Unidos, por ejemplo, conviven normativas muy dispares. Mientras que la agencia federal (FDA) establece un máximo de 2,2 microgramos diarios para niños y 8,8 para mujeres en edad fértil, la Proposición 65 de California, una de las normativas más estrictas del mundo, rebaja ese umbral drásticamente hasta los 0,5 microgramos.

En este contexto, un estudio realizado en el país norteamericano ha encendido las alarmas en el sector de la nutrición deportiva. Un análisis de 23 batidos de proteínas en polvo reveló que un 70 % de ellos superaban un nivel de plomo que la organización de consumidores responsable considera preocupante, precisamente al amparo de la rigurosa ley californiana. Junto al plomo, el análisis también detectó la presencia, aunque en menor concentración, de arsénico y cadmio.

Asimismo, la investigación destapó una diferencia abismal según la procedencia del producto. Resulta que las proteínas de origen vegetal son las que presentan un mayor riesgo, con niveles de plomo que, de media, multiplicaban por nueve a los encontrados en las proteínas de suero de leche, más conocidas como «whey». La explicación es puramente biológica: las plantas absorben los metales pesados del suelo y los concentran, mientras que los animales los procesan y excretan con mayor eficacia.

Claves para minimizar la exposición a metales

Ante esta situación, los expertos señalan que existen colectivos especialmente vulnerables que deberían tomar mayores precauciones. Este es el caso de las mujeres embarazadas, los atletas más jóvenes que todavía están en fase de desarrollo o las personas que padecen enfermedades renales crónicas.

Por ello, se recomienda a los consumidores adoptar una serie de medidas para reducir cualquier posible riesgo. Una de las más efectivas consiste en buscar certificaciones de terceros en el etiquetado, como el sello de la NSF, que garantiza un control de calidad externo. Otra estrategia útil es rotar periódicamente entre distintas marcas y tipos de proteína —ya sea de suero, de guisante o de arroz— para diversificar la exposición y no depender de una sola fuente.