Salud

La fiebre del Ozempic: el fármaco ya se está desarrollando en pastillas

La industria farmacéutica acelera en su carrera por lanzar la alternativa en píldora a las exitosas inyecciones para adelgazar como Ozempic, una nueva generación de fármacos que promete revolucionar el tratamiento de la obesidad

Los científicos podrían haber descubierto una alternativa natural al Ozempic, la inyección para adelgazar
Los científicos podrían haber descubierto una alternativa natural al Ozempic, la inyección para adelgazarRo

La industria farmacéutica vive una auténtica fiebre del oro. El objetivo es encontrar una solución que hoy parece casi un milagro: una pastilla que logre los mismos efectos que las populares inyecciones para adelgazar, como Ozempic o Wegovy. La compañía que lo consiga no solo transformará por completo el tratamiento de la obesidad y la diabetes, sino que se hará con un mercado multimillonario. La meta es que el control del peso dependa de un gesto tan simple como tomar un comprimido, convirtiéndose en la próxima gran revolución médica.

En esta competición, parece que la farmacéutica estadounidense Eli Lilly lleva la delantera. Su molécula, bautizada como orforglipron, ha arrojado resultados muy alentadores en los ensayos clínicos, posicionándola como un candidato muy prometedor en esta carrera. Los estudios reflejan una pérdida de peso media del 12,4% entre los participantes, una cifra que se acerca considerablemente a la eficacia de los tratamientos inyectables. Si se cumplen los plazos previstos, podría estar disponible para finales de 2025.

De hecho, la urgencia por encontrar esta alternativa oral responde a una necesidad evidente. Aunque las inyecciones son eficaces, su formato y su coste, que en Estados Unidos puede superar los mil euros al mes, suponen una barrera para muchos pacientes. Ya existe una pastilla en el mercado, Rybelsus, pero sus resultados son modestos —una pérdida de unos 3,6 kilos en seis meses— y su uso está limitado a la diabetes, no a la obesidad. Este panorama, tal y como señala Cristy Gallagher para Men's Health, evidencia la enorme complejidad del desarrollo de estos fármacos.

Un camino plagado de obstáculos y reveses

Prueba de ello es el reciente tropiezo de Pfizer. El gigante farmacéutico se vio obligado a detener el desarrollo de su propia pastilla, el danuglipron, tras detectar problemas de toxicidad hepática durante los estudios. Este revés demuestra que el camino hacia la píldora definitiva es mucho más complejo de lo que parece y que los estándares de seguridad son, con razón, extremadamente exigentes.

Por otro lado, el interés en una alternativa oral va más allá de la simple comodidad de evitar un pinchazo semanal. Las pastillas permitirían simplificar toda la logística asociada a estos tratamientos, desde una fabricación menos compleja hasta un almacenamiento y una distribución más sencillos. A largo plazo, esta optimización podría también traducirse en una reducción de los costes, haciendo la terapia accesible a un público mucho más amplio.

En definitiva, la empresa que primero cruce la línea de meta no solo ofrecerá a los pacientes una herramienta más cómoda y accesible. También se asegurará una posición dominante en el mercado durante años. La batalla por la pastilla que jubile a las agujas es, en realidad, una lucha por el futuro del tratamiento contra la obesidad a escala mundial.