Política

Andalucía

El hombre que amaba a su tierra

Catherine Zeta-Jones y Antonio Banderas durante la 76 edición de la «Annual Golden Globe Awards» / Foto: AP
Catherine Zeta-Jones y Antonio Banderas durante la 76 edición de la «Annual Golden Globe Awards» / Foto: APlarazon

Hace pocos días se confirmaba que Antonio Banderas estaba al frente del proyecto, ya en marcha, de reabrir un antiguo y olvidado teatro en Málaga. Además, para que no queden dudas de la importancia que tendrá el nuevo espacio escénico, ha confirmado que el director será un hombre de prestigio mundial en este campo como Lluis Pascual. El currículum del catalán es apabullante, con una preparación total. Funda en 1975 el teatro Lliure de Cataluña, dirigiéndolo varias temporadas y dejándolo con gran prestigio; estuvo al frente del Centro Dramático Nacional; 8 años al frente del Odéon de París; director de la Bienal del Teatro de Venecia; ha dirigido varios montajes para Nuria Espert y otras grandes divas del teatro mundial; ha realizado montajes de ópera en los grandes teatros del mundo; y así se podrían llenar páginas enteras con sus logros. Ésta es la gran personalidad de quien estará al frente del Teatro del Soho, que así se llamará el nuevo local malagueño, con lo que la ciudad se apuntará un nuevo éxito en el ámbito de la cultura, que además resulta que es un atractivo de primera para el turismo de alto nivel. Todo esto gracias a un malagueño universal, que sí ama a su tierra y lo demuestra con acciones como ésta.

Cuando Antonio Banderas empezó su relación con Melanie Grifitth, muchos se apresuraron a comentar el braguetazo que había dado el malagueño. Relación y posterior boda con una estrella de Hollywood algo mayor que él, pero todavía de buen ver, rica por su trabajo e incluso por familia. Banderas conseguía que en la meca del cine la gente le pusiera cara, más un desahogo econémico, tan necesario en aquellas latitudes si tienes que hacer vida de «star». Melanie fue atrapada en esa terrible rueda que el cine de Hollywood impone: las mujeres mayores de 40 años son excluidas de papeles de protagonistas y los pocos que se producen los interpreta en el 90% de los casos Meryl Streep. Esto hace que las adicciones al alcohol y a las drogas, que prácticamente había superado desde que empezó su romance con Antonio, reaparecieran de nuevo. Eso y su constante paso por los quirófanos para seguir joven y tratar de evitar que la diferencia de años con su marido, del que estuvo super enamorada, dé al traste con el matrimonio. Todo ello

la mantienen desequilibrada. Por el contrario, Antonio enlaza una película con otra y se convierte en un miembro importante del primer cine del mundo. Aunque vive entre Los Angeles, New York y Londres, no pierde sus raíces y son constantes sus viajes a España. Como buen «jartible» de la Semana Santa de Málaga, no falta nunca a la salida de su hermandad. El matrimonio es una balsa de aceite, el esposo siempre generoso se pone detrás de las cámaras y arriesga su dinero, para dirigir una película a medida para Melanie para recordar que existe, que está guapa y que sobre todo es buena actriz. La llamada de atención tiene el suficiente eco para que Melanie vuelva a tener trabajo, sobre todo en series televisivas. El matrimonio parece eterno, pero lo cierto es que el amor se acaba, que son muchos años juntos, que hasta las «melanies» cansan y también los «antonios» y, al final, después de que comiencen los ruidos fríos y secos, llega la triste hora de la despedida. El matrimonio se termina y comienza la batalla económica, que no fue ni demasiado larga ni demasiado dura, sobre todo por la generosidad del actor. Sabemos cómo terminó la disputa. La ex señora de Banderas recibió de éste lo siguiente: 60.000 euros mensuales, la casa de Aspen, el 50% de la casa de Los Ángeles, vendida en 14 millones de dólares. El piso de Nueva York quedó para su uso hasta su venta, de la que recibirá la mitad. En este caso, la verdad queda clara como la nieve recién caída: la que dio el «bragazo» fue Melanie Griffith. Siempre los actores que han declarado sus simpatías por partidos de izquierdas se han buscado el enfado de medios de comunicación y muchos ciudadanos. En el caso de banderas siempre se mostró como un socialdemócrata, como figura internacional, siempre que se le solicitó ayuda desde el Ayuntamiento de Málaga, como desde la Junta para promocionar algún producto que redundase en el bien común de Andalucía, allí estuvo el hombre que amaba a su tierra. Recordar una campaña sobre el aceite de oliva, que no fueron pocos los que dijeron o escribieron que había cobrado un dineral y luego se demostró que a modo simbólico lo que recibió como pago fue un jamón. Muy al contrario que otro español universal, Julio Iglesias, que siempre presume de patriota y que en sus promociones de Valencia, del Año Xacobeo, incluso de la Expo de Sevilla, recibió fuertes cantidades de dinero por su trabajo. Por cierto, para terminar el tema del nuevo teatro malagueño, cuando Antonio empezó con el proyecto, recibió los improperios y todas las pegas posibles de los representantes de Podemos y asociados.

Como una especie de broma dominguera quiero terminar este artículo dominical con el anuncio que he visto en un periódico. Aparece el candidato a la Alcaldía de Sevilla por el PP. El nombre de Beltrán Pérez en grandes letras blancas, debajo en letras más pequeñas y negras, que quedan algo diluidas en el fondo azul, alcalde, en el último renglón, en letras blancas enmarcadas en rojo, «Sevilla merece más». Uno se queda en la duda de si el mensaje es que Sevilla merece algo más que Beltrán o que el candidato popular es lo que Sevilla merece. Otra broma parece el último sondeo del CIS, son el sueño de una noche tormentosa de invierno, claro que como están los tiempos, que sabe nadie y menos que nadie el CIS.