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Proyecto Rubare refuerza la formación y apoyo de los «niños de la guerra» del Congo

Ponen en marcha un complejo residencial en la Isla de Idwji para crear un entorno de paz para 150 menores

Panadería del centro de desarrollo de Rubare
Panadería del centro de desarrollo de Rubarelarazon

Proyecto Rubare reforzará la formación y el apoyo de los «niños de la guerra» de esta zona del Congo. Será a través de un complejo residencial en la paradisiaca Isla Idwji, en medio del gran Lago Kivu, que pretende convertirse «en un entorno de paz» para 150 menores.

Así lo afirma a LA RAZÓN el impulsor de la iniciativa, Tomás Martínez, quien añade que han elegido este lugar porque «hasta allí no llegan las guerrillas que dominan la zona, por su orografía». «De esta forma pretendemos -añade- que los jóvenes de Kivu Norte tengan un futuro y salgan de allí con una formación y un oficio».

Por este motivo construirán una Escuela de Primaria y una residencia para unos 100 niños y niñas. La iniciativa se completará con un orfanato para menores abandonados, un centro de Secundaria y otro de Formación Profesional.

En este sentido, Tomás Martínez recuerda que «nuestra prioridad es sacar a los niños huérfanos de ese entorno de guerra y semiesclavitud a los que les condenan las guerrillas y poder ayudarles a poner en marcha su propio proyecto de vida, y en la Isla de Idwji lo lograremos».

Para poner en marcha el complejo, que ha elaborado de forma desinteresada el arquitecto Paco Martínez Moral, tendrá un coste estimado de 250.000 euros, que ya ha recibido el visto bueno de la Junta de Castilla y León.

Al respecto, destaca la ayuda del Gobierno regional para que Proyecto Rubare sea una realidad, así como el apoyo de los voluntarios, los misioneros y las religiosas que ayudan a estos niños, que «son los verdaderos héroes del siglo XXI, y no se les reconoce todo el trabajo que llevan a cabo», resalta Tomás Martínez.

Además, recuerda las numerosas iniciativas que siguen llevando a cabo en la zona como la fábrica de caña de azúcar «La sucrerie»; la panadería que con los bollos que elaboran a un precio muy barato permiten que muchas familias combatan el hambre; la granja; la fábrica de jabón; el campo de desplazados; y la Escuela Materna, que permite dar trabajo y generar empleo en este rincón de África, tan castigado por la guerra.

El impulsor de la iniciativa también avanza con orgullo que el equipamiento sanitario del centro va a contar con un ecógrafo y un estirilizador que hará «mucho bien» a las mujeres embarazadas a las que también abandonan.

Tomás Martínez reconoce que Proyecto Rubare se ha convertido en una pasión y anima a la sociedad castellano y leonesa a colaborar y participar en las numerosas actividades que llevan a cabo durante el año para recabar aportaciones.