Política

Barcelona

Colau resucita el tranvía tras el varapalo del barómetro

La alcaldesa volverá a llevar la interconexión por la Diagonal al pleno pese a que ya fue votada y rechazada por la oposición

Según el barómetro municipal, seis de cada diez barceloneses están a favor de interconectar los tranvías
Según el barómetro municipal, seis de cada diez barceloneses están a favor de interconectar los tranvíaslarazon

La alcaldesa volverá a llevar la interconexión por la Diagonal al pleno pese a que ya fue votada y rechazada por la oposición.

Tras el varapalo del barómetro municipal presentado el jueves, la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ha decidido rescatar la conexión del tranvía por la Diagonal. Con las elecciones municipales a la vuelta de la esquina, Colau necesita algo que presentar frente a su electorado. El barómetro dejaba en mal lugar la gestión de la alcaldesa, pero revelaba que seis de cada diez barceloneses abagoba por la interconexión. Así, el gobierno municipal ha decidido volver a llevar la propuesta a pleno pese que ya perdió la votación hace unos meses.

Así las cosas, la teniente de alcalde de Ecología, Urbanismo y Movilidad, Janet Sanz, quiso traspasar la presión del proyecto que votaron en contra, en especial a ERC, que llevaba la interconexión en su programa electoral. Sanz recordó que el barómetro recogía que un 70% de los votantes republicanos están a favor de la conexión y que el Pleno del Parlament, en noviembre, se posicionaron a favor.

En concreto, aunque el dato principal del barómetro es que un 62,9% de los barceloneses están de acuerdo a conectar los tranvías por la Diagonal, la encuesta también analiza en detalle qué opinan los votantes de los diferentes partidos. Los electores que tienen más consenso en esta cuestión son los de la CUP, con un 89,6%, seguidos de BComú con un 73,2%. Un poco por debajo están los votantes de ERC, con un 69,3% a favor, y los del PSC, con un 67,1%. Con un aprobado justo están los electores de Cs, de los cuales un 54,8% ven con buenos ojos el proyecto, y del PDeCAT, un 50,1%. En cambio, los votantes del PP son los más reacios, apenas un 31,7% la aprueba.

Janet Sanz no quiso entrar en detalle sobre cómo el gobierno municipal llevará al pleno la conexión del tranvía por la Diagonal, pero dijo que buscará una fórmula diferente a la del año pasado y dejó la puerta abierta a hacerlo en forma de moción. En este sentido, señaló que ahora se abre una oportunidad «para sacar adelante un acuerdo político» que posibilite este proyecto. Y añadió: «Una vez Barcelona diga sí a la conexión, todo viene rodado».

De hecho, la titular de Movilidad aseguró que «ya tenemos todo el trabajo hecho» y que existe un amplio consenso técnico con los estudios que se elaboraron hasta que el pleno del pasado abril tumbó el tranvía por la Diagonal. Por ello, apuntó, «es cuestión de voluntad política» en el Ayuntamiento, para que otros consistorios metropolitanos también se han puesto al lado de conectar el Trambesòs y el Trambaix.

El candidato de ERC a la alcaldía, Ernest Maragall, se mostró abierto a hablar con el gobierno de Colau al respecto, pero avisó de que «no aceptaremos a ciegas ni frívolamente propuestas que no tienen concreción». Maragall recordó que los republicanos están a favor de la unión de los tranvías “sin precipitación”. Por ello, reclamó hablar de los detalles como el convenio pendiente con la ATM o el coste económico. Xavier Trias (PDeCAT) ve en el anuncio del gobierno «un intento desesperado» para tapar resultados negativos del barómetro. Trias insistió en que hay más consenso en el bus D30 por la Diagonal y reclamó que se pruebe esta opción. Carina Mejías (Cs) dijo que la propuesta del gobierno busca “salvar la cara de una gestión fracasada” y ve “oportunismo electoral”. La líder de Cs cree que el tranvía no tiene consenso político ni acuerdo técnico ni social. Desde el PSC, por su parte, reclaman a Colau que no utilice el tranvía como arma electoral y que sólo lo lleve al plenario si tiene una mayoría asegurada. Los socialistas también ven en el anuncio del gobierno «una cortina de humo para tapar los desastrosos resultados de gestión» del Barómetro.