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ERC exhibe capacidad de gestión mientras la antigua Convergència se sume en la división

Aragonès anuncia que la Generalitat deja el FLA y el PDeCat avisa a la Crida del riesgo de «fragmentación».

Aragonès, junto a Artadi y Torra en una movilización a favor de los políticos presos en octubre.
Aragonès, junto a Artadi y Torra en una movilización a favor de los políticos presos en octubre.larazon

Aragonès anuncia que la Generalitat deja el FLA y el PDeCat avisa a la Crida del riesgo de «fragmentación».

Uno de los mayores retos que Oriol Junqueras se impuso cuando asumió las riendas de ERC era que su partido proyectara capacidad de gestión. En ello se empleó con grandes esfuerzos durante su etapa como vicepresidente, donde tampoco ahorraba ocasión para destacar sus logros económicos y de saneamiento de las arcas públicas. Ahora y en la misma línea, su sucesor en el cargo y hombre fuerte de los republicanos, Pere Aragonès, ha conseguido un anuncio que en materia económica tiene mucha relevancia, aunque también tiene un gran eco en materia política: según confirmó ayer a través de las redes sociales, la Generalitat abandonará el Fondo de Liquidez Autonómica (FLA) para pasar a financiarse a través del Fondo de Facilidad Financiera (FFF) –también del Estado–, un paso que permite a la administración catalana acercarse a los mercados financieros y transmitir mejoría financiera.

Desde la conselleria sitúan 2020 como horizonte para regresar a los mercados, aunque eso ya no dependerá del Ministerio de Hacienda, como ha ocurrido en este caso, que ha dado el beneplácito para que la Generalitat pase del FLA al FFF tras ajustarse a los requisitos fijados en déficit, deuda pública y plazo de pago a proveedores. Para dar ese salto deberán contar con el plácet de las agencias de rating, que todavía ahora califican la deuda de la administración catalana como «bono basura», como recordó ayer la diputada del PSC, Alícia Romero, que también pidió «prudencia» al vicepresidente de la Generalitat.

Mientras los republicanos siguen focalizándose en la capacidad de gestión del día a día, ocupando el papel que había desempeñado Convergència en el mapa político catalán, y se muestran como un partido cohesionado, los neoconvergentes siguen sin rumbo y bajo la amenaza real de división. Así lo recordó ayer el secretario de Organización del PDeCat, Ferran Bel, quien aseguró que el PDeCat tiene «absoluta voluntad» de seguir existiendo a pesar del nacimiento del nuevo partido de Carles Puigdemont, la Crida Nacional per la República, que tiene previsto para el 26 de enero el Congreso Constituyente. El reto del nuevo partido del ex presidente de la Generalitat era aglutinar a todo el independentismo, pero Bel alertó de que este objetivo «se vea pervertido» y acabe suponiendo una mayor «fragmentación» del separatismo. «No tendría sentido que un movimiento que nace para aglutinar a todos los partidos independentistas acabara significando que, en lugar de tres partidos –PDeCAT, ERC y la CUP–, hubiera cuatro. Sería una perversión del objetivo inicial de la Crida», afirmó en una entrevista en Efe. En este sentido, a la espera de que la militancia del PDeCat decida el tipo de encaje con la Crida, advirtió de que si el nuevo movimiento de Puigdemont y Torra acaba convirtiéndose en partido, ambas formaciones deberán tratarse de «igual a igual». «Sería una relación entre partidos políticos», precisó, que podría cristalizar en forma de «coalición, federación o colaboración más o menos estable» ante cada cita electoral.