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Navarro se asoma a la ruptura del PSC con un pulso inédito a los críticos

Navarro reunirá hoy al consejo nacional del PSC con el propósito de desmarcarse de la hoja de ruta trazada por CiU, ERC, ICV y CUP
Navarro reunirá hoy al consejo nacional del PSC con el propósito de desmarcarse de la hoja de ruta trazada por CiU, ERC, ICV y CUPlarazon

Hoy será un día clave en la historia del PSC. Es su día D. Quizás, el peor de sus más de 30 años de historia. Pere Navarro, el primer secretario, y los líderes de los sectores críticos, Joan Ignasi Elena y Àngel Ros, se han esforzado por evitar la ruptura de un partido que había dado cobijo a sensibilidades diferentes que habían encontrado sus puntos de encuentro. Sin embargo, el proceso separatista ha dado al traste con un partido que siempre había presumido de ser «el que mejor representaba la sociedad catalana».

Hoy, el PSC ya no es este partido. El consejo nacional –máximo órgano entre congresos– votará si prefiere seguir siendo correa de transmisión del nacionalismo secesionista amparando un derecho a decidir que sólo pretende buscar la secesión de Cataluña o si sigue apostando por la construcción de una España plural.

Ruptura servida

No parece que estos sentimientos hoy sean incluyentes. El PSC será lo que tenga que ser pero deberá decidir en qué campo quiere jugar. La ruptura está servida salvo que los intereses personales –versus elecciones municipales– pesen menos en la balanza. Navarro ha lanzado un órdago. O hay unidad o el que la rompa tiene su sitio fuera del PSC.

El proceso de transición nacional ha llegado a un callejón sin salida. Artur Mas no tiene proyecto de gobierno salvo sus veleidades soberanistas. Se sabe amortizado y está dispuesto a pasar a la historia como el último patriota. Para ello, no duda en sacrificar a su propio país. La consulta soberanista no se hará salvo que sea ilegal. Y la ilegalidad aboca al aislacionismo internacional, incluso de Israel, que no ha escuchado los cantos de sirena del nacionalismo catalán que se vendía como su principal aliado en el sur de Europa, y al enconamiento interno.

La petición de competencias al Estado sólo es un paso más en la escalada de la confrontación. El PSC no está dispuesto. Los críticos sí. Se han creído que el derecho a decidir es un arma democrática cuando sólo es una excusa para una secesión que abre la caja de pandora de la incertidumbre política y económica sin ninguna garantía de éxito. Más al contrario, primar el progreso nacional puede ser una losa para el progreso y el bienestar social. Lo que no tienen en cuenta el sector nacionalista es que se piden competencias para una consulta que ni siquiera tiene pregunta. Se quieren competencias pero no se sabe para qué. O sí, los que las quieren sólo apuestan por la secesión.

Si los socialistas no están dispuestos a seguir la senda de la secesión ni de la confrontación, ICV tampoco lo está para asumir el trágala de una pregunta que se sustente sólo por la independencia. Con estos descuelgues, el proceso de transición nacional está herido de muerte. ERC lo sabe. Por eso, su líder amagó con una huelga general por la independencia. CDC también. Sólo le queda seducir a los republicanos para que entren en un gobierno de concentración nacional a principios de 2014, abriendo también las puertas a los críticos socialistas e incluso a algún ecosocialista.

En esta tesitura, seguirán tensando la cuerda para llegar a las elecciones municipales de 2015 planteándolas como un plebiscito nacional tratando de emular –no se sorprendan– a las municipales de 1931 que acabaron con la monarquía. ERC todavía no ha dado su visto bueno porque prefiere seguir erosionando a CiU para consolidar su sorpasso.

Este es el panorama político que acecha a Cataluña y en el que el PSC de Navarro no tiene ninguna intención de entrar. El primer secretario de los socialistas catalanes confía en conseguir un respaldo mayoritario en el consejo de hoy. Lo tendrá y la ruptura estará servida. Con una política de trincheras no cabe estar en tierra de nadie. La ambigüedad de los últimos meses ha evitado la ruptura del socialismo catalán pero ha evidenciado una pérdida importante de respaldo popular.

Las últimas encuestas daban a los socialistas 13 diputados en una caída libre que se antoja imparable si no hay un cambio de tercio sin marcha atrás. Algunos saltarán del barco hoy mismo para ponerse los primeros de la fila de las ofertas de CDC. Otros puede que se lo piensen, pero si el PSC no se define de una forma clara y contundente pasará a la historia. Más vale ponerse un día rojo que ciento colorados.