Libros

Libros

Un premio escrito en el tren

La escritora Anna Monreal con la novela corta «Tristany» se alza con el premio Just M. Casero

La escritora Anna Monreal, ayer, tras conocerse el fallo del Premi Just M. Casero
La escritora Anna Monreal, ayer, tras conocerse el fallo del Premi Just M. Caserolarazon

Durante sus viajes en tren de Barcelona a Tarragona y de Tarragona a Barcelona, Anna Monreal fue escribiendo una novela breve con título de ecos wagnerianos. «Tristany», publicada por Empúries, es el segundo libro de Monreal y, desde ayer, está galardonada con el Premi Just M. Casero de Novela Corta 2018.

Durante sus viajes en tren de Barcelona a Tarragona y de Tarragona a Barcelona, Anna Monreal fue escribiendo una novela breve con título de ecos wagnerianos. «Tristany», publicada por Empúries, es el segundo libro de Monreal y, desde ayer, está galardonada con el Premi Just M. Casero de Novela Corta 2018.

En la novela, definida por el editor de Empúries Jordi Rourera como una suerte de cruce entre Empar Moliner y Tom Sharpe, la autora se pone en la piel de un hombre. «Cuando empecé a escribir el libro tenía ganas de castigar a alguien y ponerme en la piel de un hombre. Para mi resultaba bonito cambiar el género, que me parece un punro de vista determinante en la vida, en las decisiones que tomamos en aquello que hacemos», dijo. En este sentido, la ganadora del Just M. Casero agregó que «me da la libertad de mover los muñecos. Me encanta ser Dios, y solo lo puedo ser en un mundo paralelo».

El premiado libro «Tristany» fue redactado durante los viajes de una hora de duración en tren de camino al trabajo de la escritora en el departamento de Hacienda de la Generalitat en Tarragona. «Es un libro escrito en su 99,4 por ciento en la Renfe. Escribir es llenar un vacío en el que estás tú, tu cabeza y el teclado del ordenador. Cuando llego a casa me dedico a otras cosas», apuntó Anna Monreal.

El libro también está lleno, como ella mismo indicó, a todas aquellas lecturas que la han condicionado como escritora. En esa lista está en lugar destacado Natalia Ginzburg, cuyo ensayo «Mi oficio» definió como «un manifiesto. Todo lo que tengo que decir sobre la escritura está en ese texto». Otros nombres que le gusta citar son los de Gabriel García Márquez, Roald Dahl, Vladimir Nabokov o Michel Houellebecq.

«Tristany» tenía como título inicial el de «Periplaneta americana», con el que quería hacer referencia a un determinado tipo de estos insectos, y que ella los sufrió durante un tiempo porque donde vivía «hubo una plaga terrible». La conversación mantenida con una amiga embarazada fue el motor de la novela: «Me explicó que en plena siesta despertó y vio cómo por encima de su vientre deambulaba uno de estos insectos. Así que vi que si no había cucarachas en esta historia no la podía acabar de escribir. Por eso, en los agradecimientos también aparece el nombre de mi amiga», explicó la autora galardonada.