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Los «baches» de lactancia

Existen unos periodos en los que el bebé presenta un comportamiento «raro» donde parece que no se sacia, y al ponerlo al pecho se pelea con él, está incómodo, nervioso y duerme peor.. ¿Qué le está pasando?

Si no se está bien informado, es habitual que durante esta crisis de crecimiento la desesperación de la madre sea la causa de comenzar a ofrecer biberones de suplemento, por lo que, ante una crisis de crecimiento, es primordial, una alta dosis de paciencia
Si no se está bien informado, es habitual que durante esta crisis de crecimiento la desesperación de la madre sea la causa de comenzar a ofrecer biberones de suplemento, por lo que, ante una crisis de crecimiento, es primordial, una alta dosis de paciencialarazon

Existen unos periodos en los que el bebé presenta un comportamiento «raro» donde parece que no se sacia, y al ponerlo al pecho se pelea con él, está incómodo, nervioso y duerme peor.

¿Qué le está pasando?

Los «baches» de lactancia, un comportamiento biológico habitual en la mayoría de los lactantes, son una consecuencia del aumento en la necesidad de alimento. La producción de leche está regulada por la demanda del lactante, a más succión más producción. Sin embargo, existen unos periodos en los que el bebé presenta un comportamiento «raro» donde parece que no se sacia, siempre tiene hambre. Y al ponerlo al pecho se pelea con él: se agarra, de repente estira del pezón... se suelta, lloran... está incómodo, nervioso y duerme peor.

¿Qué le está pasando? Al parecer, está atravesando por un brote de crecimiento, y necesita aumentar la producción de leche para cubrir sus necesidades nutricionales. Demanda mamar más a menudo, para que la producción se adapte a su exigencia actual.

Existen varias de estas crisis durante la lactancia. Alrededor de las tres semanas suele acontecer la primera, posteriormente, al mes y medio, a los tres meses, doce meses y 24 meses.

La más acusada y dura de todas es la de los tres meses. En ella, a pesar de que el comportamiento del bebé es parecido al de las otras crisis, existe una diferencia fundamental y es que suele ser más larga, llegando a durar incluso un mes. Además, es una crisis que acontece en uno de los momentos más críticos, puesto que para complicar la situación suele coincidir con la reincorporación de la madre al trabajo. Y por si no fuera poco, sus demandas nocturnas suelen aumentar.

Los «baches» son transitorios, pero suelen provocar mucha angustia en unos padres de por si agotados y faltos de sueño. Malestar que aumenta cuando se agrega el mensaje desalentador de algún familiar, amigo o incluso del profesional desinformado: «tu leche ya no alimenta», «te estás quedando sin leche», «ha ganado muy poco peso, en esta última semana». En conclusión, el uso de suplemento de fórmula se le sirve a la madre en bandeja.

En cuestión de lactancia todo el mundo opina, sin pensar, ni saber, que alrededor de los tres meses el desarrollo del bebé se enlentece, no crece tan rápidamente como lo hacía, ya no gana tanto peso como en los meses anteriores.

Algo normal que si no se tiene en cuenta y, se sigue con la tradición de pesar al bebé con frecuencia, refuerza la errónea sensación de que el bebé pasa hambre, cayendo en el error de ofrecerle un suplemento que no necesita.

Por añadidura, para más inri, sobre el tercer mes, los pechos de la madre de repente se vuelven extremadamente blandos. Se reafirma en la madre la temida e infundada sospecha de que no está produciendo leche suficiente. Si había un ápice de duda, con ello se confirma que es menester suplementar. Es evidente que llega un momento que los pechos están más flácidos y por supuesto a pesar de ello, sin duda leche hay la suficiente. Simplemente que las hormonas de la lactancia se han reemplazado por la succión del bebé, que cuando lacta estimulará los receptores de prolactina produciéndose leche. Simplemente ha habido un cambio en la producción de la leche, que en principio estaba regulada principalmente por las hormonas y ahora ha pasado a depender de la succión del lactante. Este cambio suele molestar al bebé, acostumbrado a conseguir la leche en la primera succión. Ahora demora unos minutos en desencadenarse el reflejo de eyección y poder obtenerla. En definitiva que antes cocinaban para él y ahora, debe de ser él quien cocine.

Como si todas estas contrariedades no fuesen suficientes para hacer que la crisis de los tres meses sea la más compleja de todas, hay que sumarle una condición más: a esta edad el bebé es capaz de vaciar el pecho con mucha más eficacia con que lo hacía, es decir tarda menos tiempo en mamar, las tomas son más rápidas. Como en cuestión de lactancia materna no se suele ver la parte positiva a nada, lejos de pensar que el lactante se ha convertido en un experto y obtiene la leche que necesita en menos tiempo, se tiene la infundada sospecha, de que su bebé se suelta antes debido a que los pechos están vacíos. Y ahora sí que ha llegado el momento de ofrecerle un suplemento de fórmula. Suplemento que lejos de ayudar, empeora la situación, porque si hasta ahora había leche, al darle el suplemento, la producción se verá con toda seguridad disminuida de forma proporcional a la cantidad de suplemento administrado.

Si no se está bien informado, es habitual que durante esta crisis de crecimiento la desesperación de la madre sea la causa de comenzar a ofrecer biberones de suplemento, por lo que, ante una crisis de crecimiento, es primordial, una alta dosis de paciencia.

Coger al bebé mucho en brazos, tenerlo piel con piel aunque no quiera comer, ofrecerle el pecho en un ambiente tranquilo, a poder ser en penumbra y sin esperar a que llore. Importante a la vez, que la madre descanse todo lo posible, ya que el cansancio y el estrés son grandes enemigos de la lactancia. Hacer caso omiso de los comentarios inoportunos, ser positiva y pensar que poco a poco la situación se regulara. Que es un proceso natural, que sufren todos los niños, también los alimentados con leche de fórmula. Son brotes de crecimiento en donde su cuerpo demanda tomar más alimento. El organismo es muy sabio y si dejamos que el bebé mame más a menudo, en unos días la producción se equilibrara y, tal como ha venido, la crisis se ira.