Política

Comunidad de Madrid

El laboratorio de los “clones” singulares

Solo con una hoja la Comunidad es experta en lograr semillas idénticas de los árboles emblemáticos

En Pozuelo de Alarcón está el Arboreto de Clones de Árboles Singulares donde se plantan los «clones» que desarrolla el Imidra de ejemplares únicos de Madrid / Foto: Cipriano Pastrano
En Pozuelo de Alarcón está el Arboreto de Clones de Árboles Singulares donde se plantan los «clones» que desarrolla el Imidra de ejemplares únicos de Madrid / Foto: Cipriano Pastranolarazon

Solo con una hoja la Comunidad es experta en lograr semillas idénticas de los árboles emblemáticos.

En la Comunidad de Madrid hay árboles con nombres y apellidos. Se trata de ejemplares singulares, como el Chopo de Don Sergio, el Tejo del Chaparral o el Olmo de San Martín de Valdeiglesias cuya resistencia al paso del tiempo y las plagas les hace muy valiosos para conservar sus especies en la región. Es por ello que desde el Instituto Madrileño de Investigación y Desarrollo Rural, Agrario y Alimentario (Imidra) del Gobierno regional desarrollan un programa, en el que son referentes internacionales, para «copiar» estos árboles.

Para conservar las características genéticas que, junto con las ambientales, han hecho de estos ejemplares especialmente resistentes a las condiciones de la región, se emplean tres métodos de clonación que van desde el clásico «estaquillado», que cualquier vecina puede hacer con esquejes de los geranios de su balcón para que arraiguen en otra maceta, hasta las más novedosas técnicas que permiten que de una hoja se logre una semilla de la que saldrá el «clon» del árbol singular.

Según explica Pedro Mauri, director del departamento de Investigación Agroambiental del Imidra, del «estaquillado» en el caso de tejos y olmos se hace un enraizamiento, bien en un sustrato tradicional o mediante cultivo in vitro. «Se trata de un entorno estéril para evitar la contaminación de bacterias, hongos o levaduras», señala Mauri, que también detalla que se tienen que coger las ramas más altas mediante pértigas para que los brotes sean «jóvenes» porque si no disminuye su capacidad de reproducción. Con la ayuda de hormonas vegetales se desarrollan en ese entorno los esquejes y después se pasan a sustratos hasta lograr los brotes clonados.

La tercera vía, denominada embriogénica, es la que a hecho del Imidra un centro de referencia en multiplicación vegetativa de especies forestales y también la más espectacular. Aplicada a alcornoques y encinas, de la «axila» de las ramas, o incluso de la «capuchita» de las bellotas antes de que se desarrollen, se toman muestras en brotación forzada in vitro. «De ahí salen hojitas que cuando empiezan a enlongarse se extraen, pero sólo cuando tienen un determinado tamaño, tenemos una ventana muy pequeña para lograr el éxito», apunta Cristina Celestino-Mur, investigadora del departamento.

Estas hojitas, al estar sometidas a unas condiciones concretas de estrés ambiental (temperatura y humedad), logran que se «reprogramen» y transformen sus células para convertirse en cigotos que forman embriones, que dan lugar a una semilla, como si fuese una bellota sin cubierta, que después se desarrolla para convertirse en un «clon» del árbol del que procedieron las hojas de muestra.