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Ayuntamiento de Madrid

Arturo Soria: 5 km en 90 minutos

Horas de atascos, «piques», claxons y pocos agentes. La zona es un tormento para los conductores

Imagen capturada de la cuenta de Twitter del Centro de Gestión de la Movilidad de Madrid del agujero que el Canal de Isabel II ha abierto en la Calle Arturo Soria / Foto: Efe
Imagen capturada de la cuenta de Twitter del Centro de Gestión de la Movilidad de Madrid del agujero que el Canal de Isabel II ha abierto en la Calle Arturo Soria / Foto: Efelarazon

Horas de atascos, «piques», claxons y pocos agentes. La zona es un tormento para los conductores.

Una calle, Arturo Soria. Dos cruces, el de la calle Gregorio Benítez y el de Emilio Vargas. Éste está siendo el punto negro –y a evitar– del tráfico de la capital. Concretamente desde el pasado jueves. El enorme socavón allí presente, en plena calzada, tras la rotura de una tubería del Canal de Isabel II, no ha provocado afortunadamente problemas en el suministro de agua a los vecinos, pero sí innumerables molestias a los conductores. Especialmente caótica fue la situación el jueves. Los cortes de tres carriles a la altura del cruce con la calle Gregorio Benítez no sólo impidieron la circulación por Arturo Soria en dirección norte; el otro cruce, con la calle Emilio Vargas, principal acceso a la A-2 y a la M-30, también estaba restringido. Tras más de una hora de atasco, muchos se vieron obligados a dar la vuelta.

«¿Dónde están los agentes de movilidad?», se preguntaban los conductores, en su mayoría madrileños que acuden a diario a un área con gran presencia de oficinas. En la calzada regía la «ley del más fuerte». Los semáforos en rojo no se respetaban: cansados de ver cómo cambiaban de color hasta cinco veces sin avanzar un milímetro, los coches parados en pleno paso de cebra no dudaban en avanzar si veían la menor oportunidad. El sonido del claxon fue la tónica, así como los «piques» entre conductores. Calles que desembocan en Arturo Soria, como Angelita Cavero o Josefa Valcárcel se convirtieron en una pieza más de la ratonera. «Trayectos de cinco kilómetros, en los que se emplean 10 minutos, duraron hora y media», afirmaban los afectados.

En las últimas horas se habilitó un carril en sentido contrario para poder proseguir por Arturo Soria, pero los accesos a la A-2 y la M-30 seguían cortados. El caos prosiguió durante la mañana de ayer. La línea 70 de autobuses se ha visto obligada a modificar su trayecto. Del mismo modo, continuaron las quejas ante la falta de agentes de movilidad: apenas uno o dos, según los conductores. En principio, la reparación de la tubería concluirá este fin de semana, pero la del socavón llevará un tiempo aún indeterminado.