
Lotería de Navidad 2025
¿Tienes más posibilidades de que te toque 'El Gordo' si lo has comprado en Doña Manolita?
La administración más famosa de España vuelve a llenar sus colas en diciembre, pero la pregunta permanece: ¿su fama se basa en la estadística o en la superstición?

Cada año, con la llegada del sorteo extraordinario de la Lotería de Navidad, miles de personas hacen fila durante horas en la célebre administración madrileña de Doña Manolita. Muchos viajan desde otras provincias, algunos guardan la tradición familiar y otros simplemente quieren “asegurar la suerte”. La imagen se repite: ilusión, frío invernal y un convencimiento compartido de que comprar allí aumenta las posibilidades de ganar. Pero ¿hay algo de cierto en esa intuición popular o se trata de un mito alimentado por su larga trayectoria?
Doña Manolita: una administración histórica con un aura difícil de replicar
Fundada en 1879 por Manuela de Pablo, Doña Manolita no solo es la administración más conocida de España: es un icono cultural. Su local del centro de Madrid forma parte del paisaje navideño tanto como las luces o los puestos de turrón. A lo largo de más de un siglo, su reputación ha crecido a medida que aparecían titulares celebrando premios repartidos desde su despacho.
En el caso del sorteo de Navidad, el más esperado del año y uno de los que distribuye más premios en todo el mundo según Loterías y Apuestas del Estado, Doña Manolita ha vendido números agraciados con el primer premio cerca de 80 veces. Esa cifra la sitúa como la administración que más veces ha repartido el Gordo en la historia del sorteo.
¿Entonces… comprar allí da más suerte?
La respuesta, desde un punto de vista matemático, es clara: no. Comprar un décimo en Doña Manolita no incrementa las probabilidades individuales de que te toque el Gordo. Todos los números tienen exactamente la misma probabilidad de salir premiados: una entre 100.000 para el primer premio del sorteo, sin importar dónde se haya adquirido el décimo.
¿Por qué entonces parece que “allí toca más”? La explicación está en el volumen. Doña Manolita vende más décimos que cualquier otra administración del país, especialmente en Navidad, según los datos históricos difundidos por Loterías y Apuestas del Estado y portales como ELSAE.es. Si una administración comercializa una cantidad desproporcionada de billetes, es más probable que entre ellos esté alguno de los premiados.
Es una cuestión de proporción, no de magia: si un comercio vende el 5% de todos los décimos que participan en el sorteo, es natural que aparezca repetidamente entre los lugares donde se han vendido premios importantes.
La percepción colectiva de que “en Doña Manolita siempre toca” tiene un fuerte componente psicológico. Cada vez que la administración reparte un premio importante, los medios lo destacan. Esa visibilidad mediática refuerza la creencia de que allí hay más suerte, lo que atrae a aún más compradores en los años siguientes. Y ese incremento de ventas hace que siga apareciendo en las listas de administraciones premiadas.
En otras palabras, es un círculo vicioso entre popularidad, ventas y exposición mediática, donde la estadística juega a favor de su leyenda.
Desde una perspectiva estrictamente probabilística, da igual dónde compres tu décimo: las posibilidades de resultar agraciado no varían. Sin embargo, hay otros motivos que explican por qué tantas personas siguen peregrinando a Doña Manolita: bien puede ser la tradición navideña, por la sensación de formar parte de algo colectivo, por el peso emocional de comprar en un lugar emblemático... En el fondo, la lotería no es solo una cuestión de azar, sino también de rituales. Y para muchos, comprar allí forma parte del encanto de la Navidad, aunque las matemáticas tengan la última palabra.
¿Dónde está la verdadera probabilidad de ganar la Lotería?
Según estudios divulgados por matemáticos de universidades españolas, como los análisis del profesor Pedro J. Miana (Universidad de Zaragoza) o del divulgador Eduardo Sáenz de Cabezón, la única forma real de aumentar las probabilidades de ganar es comprar más décimos, no elegir una administración concreta.
Pero incluso quienes conocen esa verdad continúan apostando por el magnetismo de Doña Manolita. Porque, aunque la probabilidad no cambie, la ilusión sí.
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