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¿No será este el castillo francés perfecto para un confinamiento de lujo?
Abrir las ventanas de madera del dormitorio a un mundo de lavanda, romero, roble, cedro, palma y pino, con viñedos que se extienden por las lejanas colinas, sería un inolvidable comienzo de día, ¿no?
Quizá este sea el castillo francés en el que podríamos confinarnos gustosamente. Hablamos del Chateau St. Pierre de Serjac de 900.000 metros cuadrados, ubicado en el sur de Francia.
Lujo y disfrute para no salir de tu paraíso
Como finca, el castillo de St. Pierre de Serjac data del período medieval antes de ser tomado a finales del siglo XIX por el barón Cyprian de Crozals. El Barón encargó al arquitecto bordelés Louis-Michel Garros que rediseñara el château y permaneció en su familia hasta 2011, cuando fue vendido por su descendiente, el Barón Paul de Chefdebien, al promotor inmobiliario irlandés Karl O’Hanlon y al bodeguero Laurent Bonfils, cuya familia es la mayor propietaria de viñedos privados de la regiónfrancesa.
Además de las ocho habitaciones del castillo, hay también, en un caserón anexo, 36 habitaciones y suites, con cocina abierta y terrazas o jardines privados y la mayoría de ellas con piscina privadas. Tanto si se trata de pura relajación como de actividades más activas, el castillo de St. Pierre de Serjac satisface la mayoría de las necesidades.
El spa de estilo Cinq Mondes ofrece diversos tratamientos tanto para parejas como para disfrute individual. También hay una piscina infinita al aire libre de 30 metros, pistas de tenis, bicicletas y un elegante y discreto gimnasio.
Una cena romántica en un castillo francés, como Luis XVI
Llega el momento de la cena. La espera se disfruta bebiendo cócteles sentado en sofás y sillas tapizadas junto al brillo de un fuego de leña en el bar del salón de la planta baja.
Tras el coctel habrá que disfrutar del elegante restaurante, el comedor original del castillo, donde el chef Jeshen Narayanen utiliza productos del jardín de la finca, así como carnes de la cercana región de Lacaune y ostras de la costa.
Con lámparas colgantes, suelo de espiga, lámparas de mesa de ambiente y plantas de pie, el restaurante presenta una atmósfera elegante, resaltada por un impresionante despliegue de velas parpadeantes, al estilo de una pirámide, dentro de numerosos vasos.
Los dibujos de los arquitectos enmarcados en la pared y las cartas de la década de 1940, incluida una de la cooperativa de vinos local, permiten comprender la impresionante historia del castillo.
Para la cena solo tienes que dejarte llevar por la magia y el encanto del chef. Mención especial merecen la sopa de castañas y foie gras, decorada con virutas de coliflor crujiente y picatostes, además de la sabrosa creme brûlée. También la sopa de calabaza, setas y avellanas, que llena la boca con sabores cálidos y hogareños, complementada por una o dos copas de Chateau Capitoul, Rocaille 2017.
Esta es una mezcla de Bourboulenc, Marsanne, Roussanne, Grenache Blanc y Vignoner y un buen embajador de la lista de vinos que se centra en los productos Bonfils de los propietarios en 23 castillos y fincas, además de otras variedades en todo el Languedoc.
Entorno idílico
Aunque es claramente rural y está enclavado en lo profundo del campo, su ubicación estratégica hace que el castillo de St. Pierre de Serjac sea un campamento base ideal para disfrutar de esta región del sur de Francia.
Montepellier, y Carcassonne, con su impresionante ciudadela, están a una hora de distancia y Beziers a sólo 20 minutos. Las playas del Mediterráneo también están cerca, mientras que encantadores pueblos vinícolas salpican el horizonte.
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