La filatelia, un hobby en auge: estos son los sellos más caros de la historia

Para los que no le suenen el término, la filatelia se trata de esa ferviente costumbre de coleccionar sellos antiguos que se pegaban en las cartas certificadas o paquetes postales. Una tendencia que ha ido ganando adeptos entre la población y que puede llegar a mover millones de euros.

Sin embargo, los coleccionistas se preguntan qué va a pasar la filatelia ahora que la tecnología digital ha influido directamente en la forma de comunicación vía correo. Los expertos aseguran que, si bien la forma tradicional de enviar correos ha disminuido con el uso del mail, la paquetería no se verá afectada por este sistema y, por tanto, las estampillas seguirán siendo de utilidad y necesidad a la hora de los envíos.

La filatelia comenzó en España de manera disimulada en 1850 hasta que los coleccionistas dieron con una tanda de sellos de la reina Isabel II de Inglaterra, que hoy se considera unos de las más valiosas. Se calcula que los pocos sellos de esta colección pueden llegar a costar más de 20.000 euros cada uno.

Las colecciones antiguas se consideran hoy en día uno de los objetos más valiosos del mundo. En subastas los altos precios por las estampillas las colocan en un lugar privilegiado.

Las 5 estampillas más caras de los últimos años se destacan por su rareza y singularidad

En 2014, se vendió el que está considerado como el sellos más caro de la historia. Se trataba de ‘Magenta de un penique de Guayana Británica’. En una subasta en Nueva York, se la adjudicó un coleccionista por 9 millones de dólares.

Por otro lado, el Jenny invertido fue uno de las más famosos. Su serie se emitió en 1918 en el correo norteamericano. Su particularidad es que en su primera entrega el avión del sello estaba invertido. Fue el error más emblemático de la filatelia y se vendió por un millón de dólares.

4 millones de dólares fue el precio por el que vendieron dos estampillas realizadas para la invitación a un evento social que se celebraría en las Islas Mauricio, por aquel entonces (1847) colonia británica. Estas estampillas tienen dos versiones, en azul y el naranja, y se les conoce como ‘El Mauricio Naranja y azul’. Se estima que solo hay 26 piezas de esta serie.