Teatro

El Madrid de..

Carlos Sobera: “La mosquita muerta es como el virus, no la ves venir y te picotea”

El actor y presentador estará en el Teatro Reina Victoria desde hoy con la comedia «Asesinos Todos»

El presentador y actor Carlos Sobera en la plaza de Canalejas
El presentador y actor Carlos Sobera en la plaza de CanalejasRuben MóndeloLa Razón

En la plaza de Canalejas se mezcla la tradición con la modernidad. Fue ahí donde Carlos Sobera compró hace algunos años el teatro Reina Victoria y «emocional mente para mí es importante. Me da un buen rollo especial». En la sesión de fotos le gritan desde una furgoneta de limpieza: «¡Eres un fenómeno!».

Vuelve al teatro con «Asesinos Todos» una comedia con la que pretende hacer pasar al público un rato agradable. «Creo que la gente ahora está más necesitada de reír». Tuvo coronavirus en la primera ola, y asegura que el confinamiento le vino bien porque «comencé a conocer a mis hijas. Hicimos una piña». Lo vivió con más «acojone» que ahora. «Me sentía como si estuviera en un mundo apocalíptico».

–¿Da vértigo abrir el teatro con la ola covid?

–Alguien debería parar esto. Cuando tomé la decisión de estrenar en febrero pensaba que estaría la situación controlada y estamos peor que nunca. Además, el público más mayor, que habitualmente va al teatro, tiene miedo, es lo normal. Da vértigo, pero creemos que hay hacerlo.

–«Asesinos Todos»... ¿Es de los que ve tramas criminales por todas partes?

–No, no veo tramas criminales. Lo que veo son ganas de darle un coscorrón al vecino, al jefe...

–¿Es más de intuición o de hechos probados?

–Yo soy más de la intuición de detective, no hay comparación posible. ¿Los hechos probados? Pero qué aburrimiento. A mí me gusta la intuición, llegar a una conclusión a la que nadie sabe cómo diablos llegaste, pero tiene una apariencia de realidad que lo flipas.

–¿Sospecha de la mosquita muerta?

–Suelen ser las más peligrosas, como los virus, no las ves venir y un día llegan y te picotean.

–Con smoking y placa 007, ¿para qué tendría licencia?

–Para matar no, porque soy un tío bueno. Pero para aparcar a más de uno de la vía civil, sí que lo utilizaría. Me encantaría en el fondo ser guardia civil para poner multas a toda esa gente que cometiera atrocidades en su día a día.

–¿Dónde ha descubierto más rabia?

–En la política, está rabiosa, vemos unos enfrentamientos verbales que no me gustan demasiado. En España nos hemos hecho de grupos, de ideologías, de canales y defendemos con rabia lo nuestro, criticamos con furia.

–Estando su teatro tan cerca del Congreso. ¿No tendrá el informe del Consejo de Estado?

–Sí, de hecho, me lo dio personalmente a mí Sánchez y no sé si entregárselo. (Risas). Aquí necesitaríamos a Sherlock Holmes para que dedujera dónde está, quién se lo ha comido. Es como los papeles de Bárcenas, a ver si alguien los ha robado...

–Si no sale publicado en el BOE. ¿Dónde publicaría el dictamen?

–Yo le enviaría una copia a cada familia a su casa para que nos enteremos de cómo va la vaina, porque nos tienen un poco despistados los políticos y no terminamos de ver dónde está el problema.

–¿Recomendaría al alcalde Almeida que fuera a First Dates?

–Le conozco y se lo he propuesto ya dos veces... ¡A la tercera le llevo directamente! Le he dicho: eres joven, no tienes canas, eres guapo, eres alcalde... ¿Por qué no liga? Además, tiene la erótica del poder. Cada vez que me ve me dice que le tengo que llevar, él sabe que está invitado, pero no da el paso...

– Fue profesor de derecho publicitario. ¿Cuál sería su eslogan para conquistar?

–Este San Valentín enamórate un ratín. A mí las cosas sencillas me parecen las mejores.

–¿Qué le enseñaron sus alumnos?

–Creo que ellos fueron los que me dieron tablas de verdad. Cuando rivalizaban conmigo continuamente, me ayudaban a estar atento y a ser muy rápido desde el punto de vista del ingenio. Allá donde tus ojos no llegaban, lo hacían los suyos.

–¿Qué le recomendaría a Isabel Pantoja?

–Que no pusiera la tele, ni la radio, ni leyera nada para empezar. Y luego algo fundamental: que hablando se entiende la gente y sobre todo las madres con los hijos. Que le llame y que hable y que resuelvan todo lo que tienen que resolver donde tienen que hacerlo.

–¿Cuál el momento que más miedo ha pasado?

–Cuando mi mujer –hace ayer un año– sufrió el derrame cerebral. Las pasé putas. Aprendí que la vida hay que exprimirla. A no dejar para mañana lo que puedas hacer hoy.

Carlos Sobera saluda al conductor de un autobús
Carlos Sobera saluda al conductor de un autobúsRuben MóndeloLa Razón

Sus tres rincones imprescindibles en Madrid

El Santiago Bernabéu: «Es el pasado, presente y futuro. El fútbol es cultura». Aficionado y socio de varios clubes de fútbol asegura que uno de los sitios que le gustan de Madrid es donde está situado el Santiago Bernabéu. Para Sobera el fútbol es «el pasado, presente y futuro de Madrid», e incluso «símbolo de progreso y modernidad». Aunque con el teatro muchas veces no tenga tiempo para ver los partidos reivindica este deporte porque «también es símbolo de tradición y de cultura. El fútbol es cultura aunque algunos no lo vean así». De momento, no tiene pensado comprar el Bernabéu.
Madrid de los Austrias: «Me recuerda al viejo París que todo el mundo quiere». El Madrid de los Austrias va desde la plaza de Ópera, con el Teatro Real, la catedral de la Almudena y el Palacio Real, la Plaza de la Villa, antigua sede del Ayuntamiento, la Casa Cisneros y la Torre de Lujanes. Y a los pocos metros nos encontramos con la majestuosa Plaza Mayor y su mercado de San Miguel hasta Sol. A Carlos Sobera le gusta «el Madrid antiguo». «Me encanta porque está lleno de historia, me recuerda al viejo París que todo el mundo quiere, pero con esa gracia española que los franceses aún no han llegado a tener».
La Gran Vía: «Viví allí hace más de 20 años y está transformada». La Gran Vía y todo lo que le rodea evocan recuerdos para él. «Me gusta especialmente porque estuve allí viviendo hace 22-23 años y entonces era terrible porque era una Gran Vía vacía, de grandes escaparates, llena de ambulancias, de policías...», recuerda. Sin embargo, «ahora la han transformado en una especie de corazón vivo, de latido permanente de la ciudad, donde ahora la gente está en la calle permanentemente, con esa grandeza de las aceras. Me gusta mucho como zona de comunicación de Madrid».