Ruptura
El final anunciado del “carmenismo” en Cibeles: cronología de cómo saltó por los aires Más Madrid
La salida de la ex jueza nada más conocerse que no mantendría el bastón de mando de alcaldesa dio paso a un carrusel de fricciones que hoy se concretan con un divorcio que parte en dos al principal grupo de oposición a Almeida
«Madrid está mejor. Cuando hay un proyecto, no solo hay que comenzarlo, también hay que terminarlo». Era noviembre de 2018 y la por entonces alcaldesa Manuela Carmena había decidido que se presentaría a la reelección. Alumbró para esta aventura una nueva plataforma: Más Madrid. Un partido político que, en teoría, renegaba de las formaciones clásicas y que, jurídicamente, se configuraba como una agrupación de electores. Lo que Carmena planteó entonces fue una enmienda a la totalidad a la fórmula que la había conducido a hacerse con el bastón de mando de la capital. Renegó de las cuotas procedentes de los partidos, tal y como había sucedido en 2015 con Ahora Madrid, cuando los de Pablo Iglesias confiaron en ella para su asalto a Cibeles. Lo lograron. Sin embargo, la experiencia de esa amalgama de concejales nunca fue del agrado de Carmena. Las tensiones entre las distintas facciones de Ahora Madrid, los desencuentros sobre la política presupuestaria a seguir y la división en muchas votaciones llevaron a la alcaldesa a replantearse la estrategia de cara a 2019. Y en ese contexto fructificó Más Madrid. Una candidatura hecha a la medida de su líder, sin cuotas y con la promesa de estar integrada por «los mejores». Por el camino, llegó la ruptura con la dirección nacional de Podemos y con los concejales de IU que habían formado parte de su gabinete.
Casi dos años después de aquel momento poco queda del proyecto que soñó Carmena para su segundo mandato. En primer lugar, porque se chocó de bruces con las urnas. Se enfrentó la ex jueza a una dolorosa paradoja: había conseguido ser alcaldesa cuando apenas nadie la conocía y se quedó sin votos suficientes para continuar siéndolo cuando los madrileños ya sabían cómo gobernaba. En las elecciones municipales de 2019, fue la opción más votada, pero la suma de sus concejales y los del PSOE no rebasaron el umbral de mayoría absoluta. PP y Cs, con el apoyo externo de Vox, coronaron a José Luis Martínez-Almeida como nuevo regidor. Y Carmena renunció.
Desde ese instante, comenzaron las tensiones en el interior del grupo municipal de Más Madrid y, con el paso de los meses, quedaron claras dos cosas que no iban precisamente en la dirección concebida por Carmena en 2018: la plataforma poco a poco caminaría hacia su constitución como un partido al uso y los ediles más próximos a la ex jueza irían quedando relegados. Para evitar la evaporación del legado de Carmena, la que fuera su número dos en la Alcaldía, Marta Higueras, trató de dar la batalla. Renunció al escaño que había obtenido en el Congreso de los Diputados en las elecciones generales de noviembre de 2019 para mantenerse como uno de los referentes del grupo en Cibeles. El movimiento de Higueras suponía un pulso interno. Buscaba mantener la portavocía de Más Madrid frente a Rita Maestre. La estrategia, sin embargo, se desvanecería en pocos meses. En el verano de este año, Más Madrid afrontó su metamorfosis. En contra del criterio de su fundadora, equiparó su estructura a la de un partido. Y, en ese nuevo escenario, Higueras renunció a integrarse: «Creo en otras formas de hacer política, desde una organización transversal, participativa y democrática donde las diferencias sumen el lugar de restar; donde las personas encuentren su acomodo y se sientan escuchadas, respetadas y valiosas; una organización que haga política de abajo arriba y no al revés», señaló en una carta. Mantendría su acta como concejala, pero fuera de las estructuras del nuevo Más Madrid.
No sería la única. Este movimiento, que sirvió en paralelo para encumbrar a Maestre como líder de la formación en la capital y como portavoz del grupo municipal en el consistorio, provocó la desvinculación de otros ediles. No fueron bajas menores: Luis Cueto y José Manuel Calvo. Cueto fue el primer fichaje que Carmena concretó nada más ser elegida alcaldesa: su sobrino político fue durante ese primer mandato el coordinador general de la Alcaldía y uno de los hombres fuertes y con más influencia de su núcleo de confianza. Carmena encomendó a Cueto las relaciones institucionales del Ayuntamiento y la promoción de la marca Madrid fuera de las fronteras españolas. Calvo, por su parte, también era uno de los ediles más cercanos a la ex jueza a pesar de proceder originariamente de Podemos. También próximo a Maestre, renunció como Cueto e Higueras, a ser coprotagonista del volantazo impulsado por la ahora portavoz. Hace pocos días, Estrella Sánchez dejaba su acta como concejala en el consistorio. Cercana a Carmena, dimitía por la falta de «ilusión» hacia el nuevo proyecto municipal liderado por Maestre y como consecuencia de las tensiones abiertas por este proceso. «Cada pérdida es un desgarro. Cada pérdida valiosa, un despilfarro. Cada ruptura una oportunidad que se pierde. Es un dolor la dimisión de Estrella», reconocía Cueto en las redes sociales. Una pérdida que entierra un poco más el escaso «carmenismo» que aún resistía en el pleno de la capital.
Desde ese momento, el sector crítico se vio reforzado con la incorporación al grupo municipal de Felipe Llamas, el jefe de gabinete de la alcaldesa Carmena en la legislatura de 2015. Estos cuatro concejales han mantenido una agenda propia, al margen de Más Madrid y, de facto, funcionaban ya en Cibeles con un grupo dentro de engranaje de la bancada liderada por Rita Maestre. Ahora, inician una nueva aventura a bordo de Recupera Madrid. La incógnita pasa por saber cómo será la convivencia entre las dos almas del “carmenismo” cuando aún restan más de dos años para la próxima cita con las urnas.
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