Recursos naturales
Una nueva vida para el agua madrileña
En 2020, Canal de Isabel II produjo 126 millones de metros cúbicos de agua regenerada y 13 de ellos se reutilizaron, entre otras cosas, en el riego de parques y zonas verdes
El agua de grifo de Madrid aparece en las guías de turismo. Entre listados de tiendas de ropa de segunda mano con encanto y rankings de las de mejores azoteas de la ciudad, junto a rutas literarias desconocidas y consejos útiles antes de comprar un billete de Metro o entradas para un musical, los buenos blogs reservan un lugar para recomendar a los visitantes probar durante su estancia un bien tan esencial como es el agua, seña de identidad madrileña. Lo que quizás no sea tan conocido es que el resto, aunque no se bebe, es también excelente. Y es que, desde 2007 y cada vez con más fuerza, la apuesta de futuro de Canal de Isabel II es la de garantizar la mayor eficiencia posible en torno a este recurso a través de la regeneración de aguas residuales para su reutilización.
Así, en 2020, la Comunidad de Madrid pudo usar hasta 13 millones de metros cúbicos de esta agua tratada para el baldeo de calles y el riego de parques y campos de golf dehasta 25 municipios entre los que se encuentra la capital e, incluso, en el mundo industrial, para, por ejemplo, hacer papel reciclado. Una cantidad que supone una diferencia significativa con la registrada el año de arranque de esta práctica, cuando, en total, la empresa pública produjo algo más de dos millones de metros cúbicos de agua regenerada.
En realidad, no es ninguna novedad que Canal de Isabel II aborde su actividad desde esta perspectiva medioambiental, pues antes de que se empezara a tratar el agua potable, la Comunidad de Madrid construyó en 1912 su primera depuradora con el objetivo de proteger el entorno del río Lozoya. Casi un siglo después, el siguiente paso consistió en darle una nueva vida a las aguas residuales procedentes de viviendas y fábricas, sometiéndolas, después de depuradas, a un tratamiento adicional, el llamado tratamiento terciario, esto es, una serie de procesos para higienizar y adecuar esta agua al consumo urbano e industrial.
Para llevar a cabo todo este entramado del que resulta el agua regenerada, la compañía cuenta en la actualidad con 32 plantas en la región y una red de más de 650 kilómetros para su distribución por los distintos municipios, siendo que hoy en día con el agua regenerada que produce Canal de Isabel II se riegan 370 parques y zonas verdes en la Comunidad, además de 11 campos de golf, lo que representa cerca de 3.000 hectáreas de terreno.
De este modo, la disponibilidad de agua natural en Madrid va en aumento, gracias a que, al utilizar agua regenerada para regar zonas verdes o limpiar la vía pública se evita consumir agua potable en este tipo tareas: desde que funcionan las citadas instalaciones, Canal de Isabel II ha podido ahorrar más de 133 millones de metros cúbicos de agua, un volumen superior a la capacidad del embalse de Valmayor, el segundo más grande de la región.
Valor medioambiental
Tras su viaje por las redes de alcantarillado una vez han cumplido con su papel, las aguas residuales se someten a un saneamiento que permite devolverlas a los ríos y arroyos en condiciones óptimas para el medioambiente. Esto, sin embargo, no quiere decir que esas condiciones no pueden ser aún mejores. Por eso, desde 2017, Canal de Isabel II ha decidido apostar por aprovechar las posibilidades que el agua regenerada ofrece no solo para reducir el consumo de agua potable, sino también para mejorar la calidad ambiental de los cauces, en los que, cuando no hay demanda en los puntos de suministro, la empresa vierte el sobrante de esta agua que ha pasado por el tratamiento extra tras la depuración tradicional. De esta manera, a los más de 13 millones de metros cúbicos de agua regenerada que se reutilizaron para el consumo urbano e industrial a lo largo de 2020 en la Comunidad, hay que sumar casi 113 millones más que acabaron corriendo en los ríos madrileños, mejorando así su calidad.
En conjunto, toda la producción de agua regenerada de Canal de Isabel II supuso el año pasado cerca de 126 hectómetros cúbicos de agua a los que se le dio una nueva vida y con los que se mejoró el medioambiente. Un número que no ha dejado de crecer desde 2007 y que la compañía pretende seguir incrementando en el futuro siguiendo su propósito de ser sostenibles, una marca que abandera desde su nacimiento hace 170 años.
Y quién sabe si mañana el agua que no se bebe merecerá el mismo reconocimiento que la afamada agua de grifo de Madrid.
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