Obras
Así será la nueva Plaza de España en Madrid: más «jugona» y accesible
El nuevo entorno, que se inaugurará antes de que acabe el año, contará con dos ascensores, pavimento especial para personas con discapacidad visual y un área de juegos
En menos de dos meses, antes de que acabe el año, y coincidiendo con su alumbrado navideño, los madrileños podrán volver a pasear por Plaza de España. Más de dos años después, la reforma, iniciada por el Ayuntamiento de Manuela Carmena, y proseguida por el Área de Obras y Equipamientos que lidera Paloma García Romero, encara ahora su recta final. En esencia, el nuevo entorno será por fin un verdadero espacio conectado no solo con la Gran Vía. En su lado sur, tendrá una continuidad con el Palacio Real y los jardines de Sabatini; por el oeste, con el parque de Sabatini y el Templo de Debod; y por el norte, con la calle Princesa entre otros puntos. Establecidas dichas conexiones, ¿cómo será de accesible la nueva Plaza de España para los peatones?
Hay que tener en cuenta que una de las razones que llevaron a acometer la actual reforma fueron las «barreras» que presentaba en su conexión peatonal. Desde su origen, Plaza de España contaba con serios problemas de accesibilidad e integración, al estar aislada de las grandes infraestructuras de su entorno: la Gran Vía, la Cuesta de San Vicente o el Paso Elevado Bailén-Ferraz. Además, presentaba innumerables barreras arquitectónicas. Todo esto, sumado al precario estado de mantenimiento, suponía un obstáculo no solo para las personas con diversidad funcional, sino para los peatones en general. De hecho, desde el Consistorio madrileño consideran que esta ha sido una de las causas que ha ido provocando el «aislamiento» progresivo de la Plaza respecto a los espacios de su entorno. ¿La consecuencia? Un deterioro físico, seguido de la pérdida de valor simbólico que tuvo este espacio en la primera mitad del siglo XX.
Así, la actual reforma se propuso como principal objetivo eliminar esas barreras, de modo que el entorno, en la actualidad segregado, esté conectado con todos esos espacios públicos de tanto valor. Entre otras acciones, la futura conexión ha sido posible gracias a la peatonalización del paso elevado Bailén-Ferraz, una infraestructura construida a finales de los años sesenta del pasado siglo, concebida para el tráfico rodado, pero que acabó por fragmentar la continuidad de la Plaza de España con la Plaza de Oriente, los Jardines de Sabatini y el Tempo de Debod.
Una plataforma única
De hecho, el paso elevado se encontraba al mismo nivel, aproximadamente, que la Plaza de España, el Parque del Oeste, la plataforma superior de los Jardines de Sabatini y la Plaza de Oriente. Ahora, al peatonalizarlo, se ha obtenido una gran plataforma que conecta todos estos espacios y asegura la continuidad peatonal y ciclista, con pendientes siempre inferiores al seis por ciento.
Además, a partir de ahora, el tráfico pasará por debajo del paso elevado, dando continuidad al túnel de Bailén frente al Palacio Real. Un túnel que antes tenía su rampa de salida frente a los Jardines de Sabatini y que ahora emergerá en la calle Ferraz, mas allá de la calle Ventura Rodríguez.
Este ha sido quizá la parte más compleja de la reforma. Pero permitirá que queden abiertas, por el norte, las conexiones entre la plaza y el Templo de Debod en el parque del Oeste. Asimismo, asegurará el acceso peatonal y sin obstáculos a la Plaza de Oriente por el sur y a los jardines de Sabatini por el lado oeste. De hecho, para asegurar la accesibilidad al Campo del Moro y a Madrid Río a través de la Cuesta de San Vicente, se han instalado dos ascensores para salvar el desnivel existente, de más de 12 metros. Todo ello generará, afirman desde el Ayuntamiento, un sistema de espacios libres conectados.
Con todo, la eliminación de barreras arquitectónicas de la plaza ha sido el principal objetivo perseguido por el Consistorio. Para aquellas pendientes que, por motivos de seguridad, no han podido ser reducida al seis por cierto, se han establecido itinerarios alternativos. Además, se han ampliado todas las aceras del entorno para superar las dimensiones establecidas en la normativa de accesibilidad universal.
Con este objetivo, se han ampliado sensiblemente las aceras de la Cuesta de San Vicente, la acera norte frente al hotel Riu, la acera sur de la calle Princesa y la acera de la calle norte de Plaza de España, un punto este último que se ha configurado como plataforma única al soportar únicamente tráfico local de baja intensidad.
Del mismo modo, todos los recorridos interiores se han «dimensionado generosamente» para asegurar la fluidez y comodidad de la «demanda peatonal», que, se prevé, aumentará de forma exponencial en la nueva plaza del distrito Centro.
Juegos inclusivos
Desde el Área de Obras y Equipamientos señalan asimismo que se ha incorporado un sistema de «pavimentos podotáctiles», lo que permitirá «orientar adecuadamente a las personas con visión reducida». Este tipo de pavimentos sirven para alertar a las personas con deficiencias visuales de que se encuentran cerca de una zona de peligro, gracias a que cuentan con una textura diferente. No solo estarán presentes en los cruces peatonales; también en los recorridos que discurran por el interior de la plaza. De esta forma, el espacio cívico central de la plaza dispone de una banda acanalada circular en todo su perímetro, que se conecta a su vez con otras bandas que recorren los itinerarios peatonales principales.
Al hablar de espacios inclusivos, los responsables del proyecto no solo se refieren a las personas con movilidad o visión reducida: también se ha buscado que la nueva Plaza de España pueda ser disfrutada por todas las edades. Incluidos los niños. Bajo el nombre de «Isla de Barataria» –una referencia a la tierra prometida de la que Sancho Panza sería gobernador, según se relata en «El Quijote»–, se va a desplegar un conjunto de estructuras que contienen una serie de juegos: primero, torres y plataformas de madera, que permiten el acceso a seis toboganes de distintas alturas, desde uno a seis metros de altura, y que podrían ser atractivas tanto para niños pequeños como para adolescentes o incluso mayores; en segundo lugar, veinte conjuntos de columpios y balancines que cuelgan de una serie de pórticos de acero inoxidable, unificados entre parterres rebosantes de vegetación y bajo la sombra de los árboles. Los columpios que ofrecerá la «Isla de Barataria» serán de muchos tipos: tipo «tumbona», tipo «nido», con forma de rueda... Todos ellos podrán ser utilizados, subrayan, por niños y jóvenes de distintas capacidades, sin limitaciones.
Por último, en tercer lugar, entre los columpios y los toboganes, se desplegarán una serie de «pequeños artefactos» que permitirán ejercitarse a personas de todas las edades, también a las personas mayores: barras de giro, volantes, juegos de memoria, juegos sonoros, carruseles, etc.
A la hora de idear esta «isla de juegos», se ha tratado huir de la «segregación» de cada distinto tipo de juego especializado, algo que suele ocurrir en este tipo de áreas. Por ello, el resultado final será una mezcla integrada de piezas, de modo que cada usuario sentirá que forma parte de un espacio lúdico colectivo, en el que se disfruta tanto jugando como viendo jugar a los demás.
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