Arranca la primera Escuela Municipal de BMX de Madrid en Barajas

Hoy, quien más, quien menos sabe montar en bici. Incluso cuando han pasado años desde aquellas primeras carreras sin ruedines de seguridad, al tomar las riendas de la máquina otra vez agarrándose con fuerza a los puños del manillar, ese no sé qué que te mantiene en equilibrio sobre el sillín emerge de algún rincón escondido en la memoria para que, por arte de magia, cualquiera sea capaz de sostenerse con dignidad al menos durante unos gloriosos segundos. Pero esto es otra cosa, que el «bicycle motocross», conocido comúnmente por su abreviatura, BMX, se considera un deporte extremo y requiere de algo más de práctica que esas sesiones familiares a la salida del colegio en el parque de debajo de casa.

Por eso, el Área Delegada de Deporte del Ayuntamiento, en colaboración con la Federación Madrileña de Ciclismo, ha puesto en marcha la primera Escuela Municipal de BMX para niños de entre 11 y 14 años y jóvenes a partir de los 15. Una actividad que se desarrollará todos los sábados de 9:30 a 13:00 en el Centro Deportivo Municipal de Barajas, que ha estado cerrado al público desde el pasado mes de julio por obras de mejora. Es aquí también, en la avenida de Logroño 70, donde deben de inscribirse presencialmente los interesados e interesadas, a los que probar con esta disciplina de moda les costará tan solo 11 euros anuales. Además, el único material propio necesario para participar en las clases que se dividirán en dos grupos por edades lo conforman el casco, las zapatillas deportivas y, por supuesto, una botella de agua para hidratarse entre pedalada y pedalada.

Poco a poco, los valientes que se atrevan con estas bicicletas caracterizadas por su pequeño tamaño y sus ruedas de no más de 20 pulgadas de diámetro podrán experimentar con las dos modalidades que abarca el BMX, nacido bajo el calor del sol de California en el año 1969: la carrera y el estilo libre o «freestyle» en inglés, donde el piloto realiza una serie de equilibrios, saltos y giros sobre el suelo de la ciudad demostrando su pericia y originalidad cuando el ciclismo se vuelve urbano y extremo.