Entrevista
José Manuel Calvo: “Si la izquierda quiere recuperar Madrid, debe contar con Carmena”
Los tres ex ediles de Más Madrid, ahora en el Grupo Mixto, se han convertido en la llave de Almeida para aprobar sus proyectos clave. El último, la Ordenanza de Terrazas. «Hemos dejado a la extrema derecha fuera del Gobierno»
Si hace un año, alguien hubiera augurado que el Ayuntamiento de Martínez-Almeida iba a aprobar sus proyectos más importantes con el voto de tres concejales de Manuela Carmena, solo podría haber sido tachado de «política ficción». Pero así ha sido: Ordenanza de Movilidad, Presupuestos y, esta misma semana, la Ordenanza de Terrazas. José Manuel Calvo, ex concejal de Desarrollo Urbano y uno de los tres ediles del Grupo Mixto Recupera Madrid, analiza el escenario: no son ellos los que han cambiado; ha sido el regidor quien ha tenido que aceptar sus principios.
Antes de que se aprobaran los presupuestos, le preguntamos a Marta Higueras si su ofrecimiento para sacar las cuentas era un «farol». Nos equivocamos...
Nunca vamos de farol. Si decimos una cosa, vamos hasta el final. Sin dobleces. Detestamos el teatrillo de esa mala política que consiste en decir lo contrario de lo que quieres hacer. Como se demostró en la Ordenanza de Movilidad, en los presupuestos, y ahora con las terrazas, si nos sentamos a negociar y esa negociación se produce de forma honesta y además con mínimos para llegar a ese acuerdo, seguimos adelante.
El ofrecimiento nacía con la idea de «sacar» a Vox de las decisiones de Cibeles. Y así ha sido. Tres de tres.
Cuando hicimos este planteamiento arriesgado, el objetivo era ese: dejar a la extrema derecha fuera del Gobierno en Madrid. Hasta la fecha lo hemos conseguido y nos sentimos orgullosos. Por otro lado, hay que recordar a la izquierda que, cuando en campaña habla de hacer un cordón sanitario a Vox, luego, cuando verdaderamente se plantea esa cordón, recibimos todo tipo de ataques. Estamos muy satisfechos de ver cómo han pasado de condicionar las decisiones del Gobierno a manifestarse detrás de una pancarta, pidiendo subvenciones para sus chiringuitos, como la Fundación Madrina.
Todo empezó con la Ordenanza de Movilidad...
En aquel momento, teníamos el grupo suspendido, en una situación de ambigüedad administrativa. Pero lo dijimos: nuestros votos están aquí para salvar Madrid Central. Si Almeida se atrevía a incorporarlo, tendría nuestro apoyo. Y ese fue un punto de ruptura con Vox... yo creo que de «no retorno» hasta las elecciones. Vox ha entendido que las restricciones de movilidad eran una línea roja para ellos, un tema como para «hacer bandera» hasta que acabe el mandato: el Almeida «traidor», entregado a la izquierda, que ha recuperado el Madrid Central de Carmena. Nos hemos sentado a negociar y hemos puesto sobre la mesa cuestiones tan duras de asumir para Almeida, que ha tenido que estar dos semanas pidiendo perdón, poco menos, a la extrema derecha, por aceptar el nombramiento de Almudena Grandes como Hija Predilecta. O por esa bajada de impuestos que para él eran una línea roja.
La oposición, Vox incluido, culpa al alcalde de haber maniobrado en la sombra para que su grupo fuera aceptado en Cibeles...
Al contrario, lo obstaculizaron. Hay que recordar que el Grupo Mixto se crea por una resolución del presidente del Pleno del 5 de abril. Sin ninguna explicación, más que el enfado de Vox y de Más Madrid, suspendieron la constitución del Grupo Mixto. Fuimos a los tribunales y litigamos hasta agosto. Y cuando se cumplía el plazo, el Gobierno municipal tuvo que decidir si daba marcha atrás con la resolución que, en su día, firmó el presidente, o si continuaba adelante con la constitución del Grupo Mixto. Y decidieron lo más sensato: seguir el informe del secretario general del Pleno. Todo lo demás forma parte de la teoría de la conspiración de Vox y de Más Madrid, que necesitan un enemigo interno en lugar de hacer oposición a Almeida. O intentar ganar las elecciones, que es lo que yo le diría a la izquierda en Madrid, también al PSOE: no deberíamos ser tan importantes para ellos. Buscan conspiraciones para justificar su fracaso. Lo fiaban todo a que Almeida, por ejemplo, no aprobara Madrid Central, y que Madrid se quedara sin un área de bajas emisiones y eso le pasara factura electoral. O que la ciudad se quedara sin presupuestos. Eso es absurdo: Ayuso arrasó en unas elecciones sin haber aprobado el presupuesto. A Almeida le pasará factura Madrid Central, pero por haberlo aprobado. Sobre todo para determinado electorado extremista, que ve cómo ha mantenido el área de bajas emisiones de Manuela Carmena.
Al final, equipara a Vox con Más Madrid...
Coinciden en el objetivo: cuanto peor le vaya a Madrid, mejor. Yo le pediría a las fuerzas progresistas que se replanteen esa estrategia del «no a todo», la pancarta, la camiseta... La izquierda la ha seguido en Madrid desde hace 30 años. Como dice Luis Cueto, son partidos «menguantes»: cada elección sacan peores resultados. Y mientras, la derecha va ganando elección tras elección. Acaban generando una imagen antipática en la sociedad. Es un error de estrategia brutal. Planteemos una estrategia diferente, de política útil. Una fuerza progresista útil que saca cosas adelante porque entendemos que son buenas para Madrid. Por ejemplo, el tema de las terrazas. Hoy vemos a la izquierda haciendo bandera de la oposición anti terrazas, cuando a todos los madrileños nos gustan, generan puestos de trabajo, y la hostelería forma parte del modelo productivo. Habrá que resolver los problemas que se produzcan con las terrazas en puntos muy localizados. Ayuso gana unas elecciones fundamentalmente por mantener abierta la hostelería. Ni por cuestiones ideológicas ni por otro tipo de promesas. A lo mejor, eso debería darle a la izquierda alguna pista de por dónde puede ganar unas elecciones.
En el último Pleno, Luis Cueto se enzarzó con sus ex compañeros. Parece que están más en confrontación con ellos que con el alcalde...
No estamos en confrontación con nadie. Nuestra relación con el alcalde es de dos tipos: una para negociar la aplicación de nuestras medidas, que entendemos que son buenas para Madrid; y otra para plantear una alternativa seria. Si yo me tuviera que presentar a las elecciones de 2023, no le diría a los electores: «Estoy muy en contra de Almeida». Lo que les diría es que he trabajado en este mandato para que Almeida asumiera una serie de medidas, que claramente son insuficientes porque tendríamos que haber ido mucho más allá, pero que forman parte de la negociación con un Gobierno. Por cierto: el Gobierno de Carmena se caracterizó por evitar la confrontación; al contrario, trató de sumar. Y en lo que respecta a Más Madrid... cuando te atacan de una manera tan agresiva y sistemática, a veces te tienes que defender. Y lo que le dijo Luis Cueto es que aquel Ayuntamiento lo formábamos nosotros, porque la mayoría de la gente que hoy conforma esa lista no participó ni por asomo. En cuanto a las acusaciones de transfuguismo, que Más Madrid, un partido que que quiere gobernar, no respete las resoluciones jurídicas del Ayuntamiento, o las resoluciones judiciales... Nosotros intentamos evitar la confrontación. Creo que es muy evidente.
¿Hay algo que les haya dolido especialmente de lo que han oído o leído por parte de sus ex compañeros?
Hay algo que me parece cruzar una línea. Y eso es que te llamen tránsfuga. Según el diccionario, tránsfuga es el que se mueve de un partido a otro. Yo solo he militado en uno, Podemos, del cual me fui porque no aceptaban que Carmena pudiera diseñar a su equipo. Desde entonces, no he vuelto a militar en ningún partido. De hecho, rechazamos profundamente esas estructuras. Esa es una de las cosas que nos atrajeron del planteamiento inicial de Manuela. Ahora vemos gente que ha ido saltando de un partido a otro. Han pasado hasta por cinco y llevan 20 años de cargo público... No sé a quién le corresponde de una manera más fidedigna la definición de tránsfuga. Pero jamás me lo van a escuchar a mí. Se utiliza como un mantra por esa connotación tan negativa que tiene. Luis Cueto, Marta Higueras y yo mismo estamos muy orgullosos de haber salido de Más Madrid. Quienes lo dirigen han pervertido el proyecto original de Carmela, convirtiéndolo en un partido al uso, viejo, que ni siquiera tiene ningún tipo de mecánica democrática. Lo dirigen desde los medios de comunicación sus portavoces, Íñigo Errejón y Rita Maestre. Me siento orgulloso de haber salido de allí. La pregunta es por qué no lo hice antes.
Felipe Llamas renunció a su cargo poco antes de votar los presupuestos. Finalmente, ¿les dio una explicación?
Tanto en la derecha como en la izquierda se sanciona, se ataca y se critica a quien se atreve a salir de la trinchera y darse la mano con el adversario. Creo que a Felipe le pudieron pasar factura esos ataques. Es la explicación más lógica. Marta, Luis y yo venimos curados de espanto de nuestro mandato, pero hemos recibido ataques de todo tipo, sobre todo desde la izquierda más extrema, acusándonos de traidores, de vendidos al capital financiero, al capitalismo, al poder inmobiliario.... . Al final es violencia. Violencia en redes sociales, verbal, en medios de comunicación que tienes que aguantar. La fuerza mental a veces te puede fallar. Y creo que eso le pudo pasar a Felipe.
Y al votante de izquierdas, ¿cómo le explicaría su postura?
Al votante más fanatizado no se le puede convencer. Tampoco lo pretendemos. Siempre apelamos a la mayor parte de la ciudadanía, que no está en la trinchera y que sabe perfectamente que, para sacar adelante cosas en la vida, tienes que negociar permanentemente. Además, creo que hay un apoyo creciente en la sociedad a este tipo de planteamientos. Por ejemplo, Yolanda Díaz. Lo está demostrando con esa negociación a cuatro bandas para sacar adelante la reforma laboral. Creo que eso es mucho más enriquecedor y tiene mucho más apoyo social que si hubiera decidido hacer un decreto pasando por el Consejo de Ministros. La prueba es que lo contrario, la política de trinchera, está situada en todas las encuestas como unos de los mayores problemas para los ciudadanos. Si nos vamos al Estado, la oposición que está haciendo Pablo Casado no le está dando réditos electorales. Al contrario, está generando rechazo en un contexto como el actual, en el que un Gobierno, en una situación de crisis, se tiene que desgastar. En la ciudad de Madrid lo vemos con la oposición que están haciendo Más Madrid y el PSOE.
Hay elecciones en 2023. ¿Dónde se ven? ¿Es la plataforma de Yolanda Díaz un posible destino?
Antes de entrar en eso, hay que apuntar dos cosas. Una, que el proyecto de Yolanda a nivel estatal nos suena muy bien y creemos que ese es el camino: salir de la estructura del partido, salir de la trinchera, apostar por la negociación, por la transversalidad... Ese era el proyecto original de Podemos hasta que decidieron volver a ocupar el sitio que había perdido Izquierda Unida; y dos: el PSOE en Madrid no puede hacer lo que está haciendo. Es el partido que está gobernando este país y es la primera fuerza progresista en cualquier encuesta, excepto aquí. Vamos a ver qué ocurre con el PSOE, y si Mercedes González, que es una persona inteligente, reconduce la estrategia. En función de cómo se vayan planteando estas dos piezas, nuestra apuesta siempre ha sido empujar para formar una candidatura fuerte, progresista, con capacidad de ganar unas elecciones a Martínez-Almeida. No tenemos interés en mantener un escaño en 2023 como oposición para seguir diciendo «no a todo».
En su día preguntamos a Higueras si creía que Carmena podría regresar. Su respuesta no fue tajante. ¿Hay posibilidades?
Para que la izquierda recupere Madrid en 2023, tiene que contar con Manuela. Ahora bien, en el formato que ella quiera. Si ella se viera con fuerzas para liderar esa candidatura, sería una grandísima noticia. Pero eso es algo que le corresponde a ella. Para convencerla, hay que poner encima de la mesa una candidatura atractiva: abierta, transversal, alejada de la estructura de partido. Algo que a ella le apetezca apoyar. Insisto: Manuela Carmena sigue siendo hoy el valor político más sólido de la izquierda en Madrid, con muchísima diferencia.
✕
Accede a tu cuenta para comentar