Miniaturas

El Quijote más pequeño del mundo se expone en Madrid

Hasta el 10 de abril se puede disfrutar de esta y otras miniaturas en el centro cultural Moda Shopping

El Quijote más pequeño del mundo
El Quijote más pequeño del mundoModa ShoppingModa Shopping

Encontrar la manera de aunar dos pasiones es una suerte de la que pocos gozan, y Susana Pérez del Toro es una de las afortunadas. Desde muy joven, le gustaban las cosas pequeñas y los libros, llegando estos últimos a su vida de las formas más inesperadas: «De una manera u otra, los libros se abren paso en muchos aspectos de mi vida siempre», cuenta con entusiasmo a LA RAZÓN.

Aunque al ser preguntada sobre si prefiere la literatura o el miniaturismo es incapaz de elegir, sí reconoce que, en el caso de las páginas, el género narrativo es su favorito, y este protagoniza una parte considerable de la exposición que se puede disfrutar de manera gratuita hasta el próximo 10 de abril en el centro comercial Moda Shopping, situado en Av. del General Perón, 38-40. La muestra se llama La Biblioteca de Liliput y haría las delicias del mismísimo Jonathan Swift, autor de «Los viajes de Gulliver».

El Quijote más pequeño del mundo
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Pero si algo se puede considerar la joya de la corona (o de la «minicorona», en este caso), es un ejemplar de «El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha» de Miguel de Cervantes inscrito en el Libro Guinness de los Récords por ser la edición de la obra cumbre cervantina más pequeña del mundo.

Eso sí, aunque las miniaturas más pequeñas son probablemente las más impresionantes y las que generen más exclamaciones de sorpresa, la coleccionista reconoce que prefiere las piezas más manejables y legibles. Así, recuerda una edición algo más grande del Quijote, también disponible en la exposición, que hizo el político Joaquín María Ferrer en 1827 como homenaje a Miguel de Cervantes, al igual que había visto que se hacía con las obras de William Shakespeare su viaje a Londres.

La periodista cuenta que la extensión de la obra protagonizada por Don Quijote de la Mancha hacía que, incluso en miniatura. midiera 11 centímetros, por lo que no parecía una miniatura. En la muestra hay muchos más objetos pintorescos, como un microlibro de apenas dos milímetros que se aloja en el hueco de una moneda; un poema manuscrito en la cabeza de una cerilla u otro, con caracteres chinos, en un grano de arroz. Pero el bloque más importante de la exposición lo componen las obras impresas del S. XIX, que fue una de las épocas doradas de la edición en miniatura.

Dioramas

La propuesta también cuenta con dioramas, que, para quienes sean ajenos a este minimundo, son recreaciones a escala de escenas y lugares emblemáticos, que pueden ser reales o pertenecer, por ejemplo, al ámbito del cine. Según cuenta la artista, al principio recurría a otros creadores para hacerlos, pero ahora presume de hacerlos ella misma, caracterizándose sus escenas por fabricarse con elementos reciclados y por los bodegones como su temática principal.

Estos suelen recrear» paisajes conocidos, como un escenario de Sherlock Holmes en «Estudio en escarlata». Sus dioramas se distinguen también por el «horror vacui», según nos cuenta, pues tiende a llenarlo todo de cosas y a dejar pocos espacios vacíos en sus obras. Estas están fabricadas mediante materiales de objetos estropeados y sobrantes de otros a escala real, como botones, sacapuntas, llaveros antiguos, bisutería rota, palitos de helado, cartoneras de huevos, tela deteriorada, todo ello convertido en objetos decorativos a escala 1/12.

En esa línea, comenta que lo mejor de la miniatura es que se le puede dar nuevos usos a objetos que «a priori» no se habían previsto para una función artística: una puntilla bonita de un sujetador puede ser una falda, o una caja de vino convertirse un escenario perfecto. Por ello, en la exposición se podrán encontrar diminutas bibliotecas de viaje, almanaques, carnés de baile en nácar, plata o marfil, cuentos adaptados al tamaño de las manos infantiles o pensados para esconderse dentro de una caja de cerillas.

De la colección disponible en el centro comercial, y volviendo a los libros, Susana Pérez del Toro presume especialmente de un pequeñísimo diccionario que tiene desde que era niña y guarda con mucho cariño. Lo mismo ocurre con un libro de su abuelo, al que no llegó a conocer, editado en la navidad de 1949.

La exposición también dispone de facsímiles de los libros de horas más pequeños que existen, como el de Lorenzo de Médici; Las misas de San Francisco y Santa Ana, que es el códice más pequeño que se conserva en la Biblioteca del Vaticano; o el pequeño devocionario del Museo Arqueológico de Madrid, además de algunas páginas manuscritas originales procedentes de códices de pequeñísimo formato.

Además de sitios tan emblemáticos en el mundo de las letras como un scriptorium medieval; una reproducción del estudio de Sherlock Holmes y del dormitorio de madame Bovary; una biblioteca con 300 micro libros impresos y legibles; el mini universo de «El principito», de «Alicia en el país de las Maravillas» o de Mary Poppins, entre otros. En total, la muestra la componen 11 vitrinas ocupadas con unos 1.000 libros, que abarcan obras desde el siglo XVII a la actualidad.

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