Una capilla románica en mitad del Museo de El Prado

La primera pinacoteca de España -y para muchos del mundo-, aúna escuelas europeas y pinceles de primer orden. Del Renacimiento a la pintura historicista pasando por el Barroco o el Neoclásico de la mano de los grandes maestros. Un repaso por la historia del arte que quedaría huérfano si El Prado no contara entre sus salas con la representación de la pintura románica. origen de tantas técnicas y sensibilidades. En ese caminar artístico, se agolpan también otro tipo de sentimientos. Una historia de recuerdos de un pueblo anegado por el agua, uno de los primeros en España, Linares del Arroyo.

Allí, cuando el nivel del agua embalsada es bajo, se puede ver el campanario de la iglesia de San Juan Bautista. Su construcción supuso también trasladar la población. El Instituto Nacional de Colonización, dependiente del Ministerio de Agricultura, adquirió la finca de La Vid y Guma y construyó 56 casas para los colonos procedentes de Linares.

En todo este capítulo vital también hay un espacio para el arte y la cultura. Ante el riesgo que corría la pequeña ermita de la Vera Cruz, que ya contaba con la declaración de Monumento Nacional desde 1924, se optó por poner a salvo las pinturas murales del siglo XII.

Utilizaron la técnica del ‘strappo’, que consiste en despegar sólo la capa pictórica, sin el mortero de preparación, y después fueron trasladadas a lienzo y colocadas en el Museo del Prado en 1950, en un espacio en forma de capilla románica para conservar la disposición original de las escenas, según recoge Susana Calvo Capilla, en un artículo publicado en el Centro Virtual Cervantes, escrito en abril de 2005.

En 2010, el Museo del Prado inauguró la reconstrucción de la capilla románica para sus nuevas salas. Nuevos espacios para albergar pintura española del románico al renacimiento. Los trabajos fueron acometidos por el arquitecto Rafael Moneo, como recuerdan las noticias recogidas por los medios. Se tomó mucho interés en la parte dedicada a las pinturas de San Baudelio de Berlanga (Soria) y de ermita de la Vera Cruz de Maderuelo (Segovia), que mantuvieran la arquitectura de donde estaban instaladas, con la replica de los espacios.

El Museo del Prado recoge como título de estas pintura mural ‘El Pecado Original’, concretamente pintura al fresco sobre revestimiento mural trasladado a lienzo, del siglo XII. Se hizo una reconstrucción lo más fiel posible a la disposición original. Los muros de la capilla están decorados con figuras de ángeles, Apóstoles y escenas evangélicas, y los testeros presentan dos temas bíblicos.

Ahora que tanto se habla de la España vaciada parece que procede comentar la necesidad de situar también en un contexto actual aquellas actuaciones -desafortunadas-, que se llevaron a cabo a costa del patrimonio común. En este sentido, en 2011, se acometió, por parte de la Junta de Castilla y León y del Ayuntamiento de Maderuelo, un proyecto por el que se pueden observar las improntas de esas pinturas murales que fueron convenientemente consolidados para su contemplación ‘in situ’. La Junta de Castilla y León recogía sobre este proyecto que la intervención incluyó la reproducción de las pinturas originales depositadas en el Museo del Prado para poder contemplar el espacio de la cabecera con sus colores primitivos y ofrecer una información adecuada sobre las pinturas y sus vicisitudes. Una iniciativa que sin duda “devuelve” a ese pueblo y a sus habitantes la belleza arrebatada hace años.

Mientras, muchos siguen deambulando por el Prado a la búsqueda de ese tesoro románico, escondido para tantos visitantes, pero que atrapa al que lo encuentra con su arte y su factura primitiva, resumen de sentimientos y religiosidad en una lejana alta Edad Media.