Opinión

Atrapado por su cargo

MADRID, 29/05/2022.- El alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, muestra la camiseta del Real Madrid que le ha entregado el capitán del equipo, Marcelo Vieira (2d), en presencia del presidente de la entidad, Florentino Pérez (d), este domingo en el Ayuntamiento de Madrid, una de las paradas del recorrido realizado esta tarde por el equipo para celebrar su victoria en la final de la Liga de Campeones. EFE/Fernando Villar
MADRID, 29/05/2022.- El alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, muestra la camiseta del Real Madrid que le ha entregado el capitán del equipo, Marcelo Vieira (2d), en presencia del presidente de la entidad, Florentino Pérez (d), este domingo en el Ayuntamiento de Madrid, una de las paradas del recorrido realizado esta tarde por el equipo para celebrar su victoria en la final de la Liga de Campeones. EFE/Fernando VillarFernando VillarAgencia EFE

Martínez Almeida, alcalde de Madrid y atlético de cuna, no precisamente en ese orden, se ha tenido que tragar un buen sapo, obligado a vivir la celebración del madridismo como campeón de Europa desde la primera fila. En los últimos meses, el alcalde madrileño ha dejado su cargo de portavoz popular a nivel nacional por el desgaste publico que le suponía, ha visto como a su exlíder le han lapidado públicamente mientras tenia que mirar para otro lado si quería salvar la cabeza, y aun esta pendiente de sobrevivir al caso de las mascarillas que salpica al Ayuntamiento de Madrid.

Por lo general, el deporte a los políticos siempre les da una tregua, pues no les supone ningún desgaste publico y solo suma puntos, pero Almeida tiene una pasión que no siempre acompaña a los de su clase que, aunque demuestran cierta simpatía, no son siempre fervientes seguidores del equipo al que están obligados a acompañar cuando gana.

“Vivió en primera fila la celebración del eterno rival”

El alcalde no es un aficionado del Atleti por simpatía, mas bien un fanático de los que se desangraría la garganta si el cargo se lo permitiera. Ha llegado a reconocer que hace lustros era de los que pedía la cabeza de Enrique Cerezo, presidente de los rojiblancos, desde las gradas del Calderón. Cuesta poco imaginar que no habrá llegado a vociferar a los vecinos de la castellana. Pero el domingo pasado, Almeida no tenia escapatoria.

Vivió en primera fila la celebración del eterno rival, teniendo que hablar públicamente poniendo en valor la grandeza de los blancos, no sin tragar agua después de posar con la camiseta blanca y con el gustazo de poner en su sitio al portero del Madrid, que con muy mal gusto había renegado de su pasado unos días antes. Uno de los días mas complicados para Almeida, que supo salir airoso de una jornada de obligado cumplimiento que hubiera sido complicada para cualquier colchonero.