Medio Ambiente

Una patrulla “antigrafitis” para limpiar las calles de Madrid

El Ayuntamiento pone en marcha un nuevo servicio para erradicar las pintadas de los edificios

Un operario limpia una pared de los grafitis pintados con motivo de la puesta en marcha de las ‘patrullas antigrafiti
Un operario limpia una pared de los grafitis pintados con motivo de la puesta en marcha de las ‘patrullas antigrafitiLuis MillanAgencia EFE

Serán 55 operarios distribuidos en doce equipos, en los turnos de día de diario y fines de semana, y que responderán a los avisos ciudadanos que se produzcan en cualquiera de los 21 distritos de la ciudad. Se trata de las “patrullas antigrafitis”. Un nuevo servicio puesto en marcha por el Ayuntamiento de Madrid, dentro del nuevo contrato de gestión del Servicio Público de Limpieza Urgente (SELUR), y presentado en una de las zonas que más sufren este problema: la plaza del Dos de Mayo, en el distrito de Centro.

Hay que apuntar que el contrato del SELUR se ha incrementado un 158,4% respecto al anterior pliego, lo que supone más del doble: de cerca de 9 millones a 23. De estos, seis millones irán destinados a la eliminación de pintadas vandálicas. Como afirmó el alcalde, José Luis Martínez-Almeida, estos nuevos servicios “permitirán responder con mayor agilidad, rapidez y eficiencia ante las diferentes necesidades de limpieza de la capital”. Y más concretamente, las “patrullas antigrafitis” harán posible “una respuesta más rápida y eficaz ante esta forma de vandalización”.

Para hacerse una idea de la magnitud del problema, en 2021 se realizaron 42.994 servicios de limpieza para eliminar las pintadas vandálicas, sobre un total de 167.693 metros cuadrados de fachadas de edificios, lo que supone una media de 118 actuaciones diarias.

Antes de la ejecución del nuevo contrato, la limpieza de grafitis en Madrid se realizaba con una plantilla común para todos los servicios. De hecho, el SELUR solo actuaba cuando había que eliminar pintadas alusivas, amenazantes o de alarma social contra personas e instituciones. Ahora, con estas patrullas específicas, se erradicarán las pintadas de una forma “homogénea y eficiente”, indistintamente de su temática (alusivas o no) y sobre un mayor abanico de materiales vandalizados. Además, se podrán retirar las pintadas sobre superficies metálicas, metracrilatos y de plástico, que hasta ahora no se cubrían por parte de los servicios municipales.

El plazo de resolución para actuar sobre las pintadas será de siete días desde la recepción del aviso. Sin embargo, en el caso de pintadas de grafitis alusivas, el concesionario deberá proceder a su eliminación en un tiempo inferior a 3 horas. Por otro lado, en los seis barrios de Centro, el distrito con mayor proliferación de pintadas, se revisarán las zonas sensibles para su limpieza una vez cada 25 días.

Mientras, en aquellas zonas donde los grafitis son habituales pese a su retirada, se ha estipulado una periodicidad de una vez cada 45 días. Se trata de once barrios situados en cuatro distritos: Valverde (Fuencarral-El Pardo); Aluche, Las Águilas, Lucero, Puerta del Ángel (Latina); Buenavista, Opañel, San Isidro y Vista Alegre (Carabanchel); Numancia y San Diego (Puente de Vallecas). En el resto de los 114 barrios de la ciudad, la frecuencia de intervención será cada 60 días.

Acompañado por el delegado de Medio Ambiente y Movilidad, Borja Carabante, el regidor señaló que el SELUR “es uno de los servicios más queridos y valorados por los madrileños”. Sobre todo porque, “después de grandes eventos multitudinarios, como citas deportivas o como el MadCool o el Orgullo, actúan inmediatamente en la limpieza de la ciudad”.

Los últimos cambios legislativos han permitido endurecer las sanciones por dañar el patrimonio. Así, algunas multas se llegaron a duplicar o triplicar. En el caso de las pintadas sobre los cierres comerciales o elementos asociados a actividades económicas se elevó de 500 a 1.000 euros; sobre mobiliario urbano, muretes o pilares y puertas, de 300 a 600 euros, o en edificios emblemáticos, las multas por pintadas de menos de un palmo ascienden a 2.000 euros y las que lo superan, 3.000.