Ocio
Un altar de muertos para traer a Frida Kahlo a la vida
La Casa de México ha dedicado su altar de este año a su artista más internacional, así como diversas actividades
«Espero alegre la salida... y espero no volver jamás. Frida». Estas fueron las últimas palabras que, de su puño y letra, y consciente de que se acercaba el final, escribía Frida Kahlo en su diario. Como toda su obra, el dolor aparece aquí también resaltado por un colorido contexto –en este caso, gotas de acuarela– que resulta tan extraño como bello. Intrigante es, también, ese deseo de no volver nunca a la vida terrenal, más aún cuando la tradición mexicana del Día de Muertos evoca precisamente eso: la oportunidad de volver, a través del recuerdo y por una sola noche, a la vida en la tierra.
Pensando precisamente en la artista, la Casa de México de Madrid le ha dedicado la ofrenda de su ya tradicional altar del Día de Muertos a ella y a dos personas fundamentales en su vida: Diego Rivera y Dolores Olmedo. Así, además de sus fotos, los distintos elementos tradicionales de estos altares, como el papel picado, la hojalata repujada y la cartonería, se unen a otros más especiales que evocan a sus cuadros, formando un conjunto excepcional que podrá visitarse hasta el próximo 13 de noviembre.
Del mismo modo, la Casa de México ha preparado distintas actividades para poner en valor y dar a conocer el rico legado de este país a través de la que tal vez sea su artista más reconocida internacionalmente. Así, los interesados en conocer la gastronomía mexicana disfrutarán con el taller «De manteles largos con Frida», hasta el próximo 2 de diciembre. También quienes quieran saber más sobre la decoración de los altares tendrán a su disposición los talleres «Judas y diablitos, el arte de la cartonería» y «Papel picado y flores de cempasúchil».
Y, en cuanto al fin de la vida, la conferencista Jocelyn Arellano impartirá el curso «La muerte no existe», en el que profundizará en el concepto de que esta no supone el fin de la existencia. Por su parte, la tradición mexicana recuerda que nadie muere mientras haya alguien que lo recuerde. La muerte, en realidad, sería el olvido. Todos nos acordamos de Frida. En sus manos está volver. O no.
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