
Paseo por Madrid
AENA, negocio sin techo
AENA ha ido aparcando este problema y echa la culpa al Ayuntamiento de Madrid

Siempre he pensado que la prudencia era también revolucionaria. Y así se lo intenté hacer saber a uno de mis jefes, pero decía que es mejor pedir perdón que permiso. Su último ridículo fue bendecir ante toda España a una pareja que se está riendo de la mitad de los españoles.
El cura de Barajas, Pablo Seco, ha dicho sobre los sin techo del aeropuerto que comprende a AENA y que él también cierra por la noche su iglesia. Ha añadido que cada uno tiene que defender su negocio, que AENA no es una ONG y Barajas no es un albergue.
Yo creo que este buen hombre, que duerme todos los días en su cama y que ha hecho algunas declaraciones sensatas, ha cometido la imprudencia de no ser prudente. Su papel en la sociedad no es decir que AENA no es una ONG, eso ya lo sabemos. Ni que Barajas no es un sitio para dormir. También lo sabemos.
Su papel es plantarse ante AENA si impide entrar a un local público a personas libres y denunciar que no les dejan entrar comida, un derecho fundamental.
AENA, que como bien dice el cura es un negocio, ha ido aparcando este problema y echa la culpa al Ayuntamiento de Madrid, corresponsable. No hay que olvidar que el Estado, que ahora gestiona el Gobierno central, es accionista de la empresa y ha hecho las cosas mal.
No se ha preocupado hasta que los pobres han empañado su imagen, como si AENA lo hiciera todo bien.
En algo estoy de acuerdo con el sacerdote de Barajas. El problema tienen que gestionarlo las tres administraciones y no echar la culpa a los demás porque ensucian un gran negocio.
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