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La Carmena solidaria: diseñadora de muñecas de venta en La Cebada

La ex alcaldesa ha trasladado su acción solidaria al céntrico mercado de La Cebada. Ahora quiere dar trabajo a mujeres con una pensión baja

Carmena, en su puesto solidario del mercado de La Cebada
Carmena, en su puesto solidario del mercado de La CebadaRocío Ruiz

Manuela Carmena dice que se ha jubilado y desjubilado varias veces, pero en una de esas intentonas, se sintió llamada a hacer alguna labor social. Se había empapado del «movimiento paquistaní» y le había cautivado el que llaman «banquero de los pobres», Muhammad Yunus, el Premio Nobel que soñaba con la erradicación total de la pobreza. Todas estas ideas le rondaban por la cabeza la primera vez que la magistrada y exalcaldesa se jubiló, que coincidió con la muerte de su suegra. Por cierto, una mujer de la que Carmena habla maravillas: «Me llevaba muy bien con ella. Era muy creativa y hablábamos muchísimo. En su casa siempre había cosas distintas que no encontrabas en ninguna otra. Tenía unas telas preciosas que había comprado en sus viajes por Bélgica, Francia, Inglaterra...Cuando falleció heredé todas todas ellas y pensé: ¿Qué hago con ellas? Entonces se me ocurrió hacer estos zapatitos de bebé que copié de una revista francesa que guardaba desde hace tiempo», dice mientras los coloca cuidadosamente sobre su mano para mostrarlos.

Gustaron mucho a todo el mundo y pensó que ese podría ser el origen de su acción solidaria. Había sido jueza de vigilancia durante mucho tiempo y pensó que igual muchos de esos zapatitos se podrían hacer en la cárcel. «Sabía la cantidad de tiempo libre que tienen los presos y que les aburre no hacer nada, así que fui a ver a la directora general de Instituciones Penitenciarias. “Mercedes, quiero hablar contigo”, la dije. Y Mercedes pensó que iba a hablarla de un tema jurídico hasta que Carmena sacó los zapatitos. Le encantaron. "Y empecé a hacerlos en una cárcel de mujeres que hay en Sevilla. Pero aquello era muy difícil, porque no podía estar pendiente. Entonces empecé a ir a una prisión de Madrid, la de Aranjuez».

Allí Carmena se dio cuenta que, además de hacer Zapatos, también podía hacer vestidos y, después, muñecas. «Siempre me han gustado muchísimo y las he diseñado. Empecé a hacerlas y tuvieron mucho éxito. Entonces vi que lo que hacían bien, bien, en la cárcel eran los juguetes. Decidimos que la ropa se hiciera en un taller en Madrid por personas emigrantes. Ese es el origen de la marca «Zapatelas», que agrupa todos sus diseños de juguetes en el madrileño mercado de La Cebada, donde Carmena cuenta con un rincón solidario con una amplia gama de juguetes a la venta y que es el alma de «Cosiendo el paro», la ONG que impulsó con la idea de paliar las dificultades de integración social y laboral de las personas en situación de exclusión o que han perdido la libertad mediante el apoyo y la promoción de actividades de aprendizaje relacionadas con el mundo textil, como el diseño, el patronaje, el corte, la costura, el punto...

Camisas infantiles elaboradas con tejidos africanos diseñadas por Carmena
Camisas infantiles elaboradas con tejidos africanos diseñadas por CarmenaRocío Ruiz

La ONG integra a personas de diferentes ámbitos profesionales que creen en la reinserción social y tratan de «hacer hueco» a aquellos que, por diversas circunstancias, no lo encuentran.

En las cárceles se ocupan de hacer talleres ocupacionales y, con los que no están allí, otros de inserción social. La ONG cuenta también con talleres de creación propia y se encarga de enseñar, desde cero, a elaborar productos como los que se exponen en uno de los puestos del Mercado de la Cebada. Se les enseña a diseñar las prendas de vestir infantiles y los juguetes que luego se venden en diferentes puntos: bien en la tienda-taller de la que disponen en Madrid; en www.zapatelas.es, la tienda online, o bien en otros puntos itinerantes a través de los cuales tratan de hacer visible su trabajo. Las personas que elaboran los juguetes son remuneradas.

«Cosiendo el Paro» se financia con la venta de todos estos productos artesanales que se fabrican en los talleres, a través de las cuotas de los socios y «con donaciones de particulares realizadas con regularidad o sin ella». Luego, el excedente económico que se genera se invierte en ampliar el proyecto a nuevos grupos de trabajo o se realizan más contratos.

Carmena muestra orgullosa su trabajo dando todo lujo de detalles sobre la elaboración: «Los juguetes los hacen ahora en la cárcel de Aranjuez. Todos tienen algodón y lana de oveja. Nos enteramos de que se estaba quemando la lana en España y justo estábamos buscando que el relleno de nuestros juguetes de tela fuera ignífugo, para así evitar el riesgo de un material inflamable. Entonces empezamos a contactar con pastores, a ver cómo nos podían vender la lana y ahora tenemos muy buena relación con muchos de ellos».

La ONG de Carmena, repleta de voluntarias, contaba con una tienda en el barrio de Chueca pero «la tuvimos que dejar porque nos subieron el alquiler y no teníamos posibilidades de pagarlo. Es la pura verdad». Ahora su nueva ubicación está en el céntrico mercado de La Cebada y se siente orgullosa de haber realizado acuerdos «un poquito a lo grande», como con la ONCE. «La ONCE tiene tiendas en los hospitales y vieron nuestros juguetes y se enamoraron de ellos». Para Carmena ahora se abre un nuevo horizonte de acción social: dar trabajo a personas mayores que saben coser bien y que tienen pensiones muy pequeñas. «Estamos ahora con ello. En la medida en que vendamos más y tengamos más posibilidades lo iremos haciendo».