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La experiencia, en Madrid, que revive el banquete nupcial de Frida Kahlo

En paseo de Pintor Rosales, 30 (Madrid) se ofrece esta experiencia gastronómica durante todo el verano

La pintora Frida Kahlo
La pintora Frida KahloArchivoArchivo

La gastronomía también es una forma de viajar, no solo geográficamente, sino también en el tiempo. Eso es lo que ofrece la experiencia en Madrid sobre la artista mexicana Frida Kahlo, donde se puede probar una interpretación de su banquete nupcial con Diego Rivera -con quien se casaría por segunda vez en 1940-, con productos y tequilas procedentes del país azteca. Estará disponible en paseo de Pintor Rosales, 30 (Madrid), hasta el 31 de agosto.

Pero más allá de lo culinario, esta experiencia ofrece una verdadera inmersión en el universo de Frida. A través de varias proyecciones, música y dos conductores, se plasma la vida y obra de la artista, explicando cómo hizo del dolor toda una carrera artística con identidad propia. A falta de obras originales, la exposición sí cuenta con cartas, perfectamente conservadas, que Frida escribió y dibujó durante la recuperación del accidente que la postró en la cama durante meses. En esas misivas también queda constancia de las ilustres amistades que cosechaba en la época. Una de las proyecciones se detiene en el legado de la artista, como la emblemática Casa Azul, que ella habitó y que hoy es un auténtico museo en la capital mexicana.

A nivel gastronómico, la experiencia busca dar a conocer México en cada bocado, con deliciosos tacos, tequila, mezcal y un original postre que no deja indiferente a nadie. Un menú degustación que también dejará satisfecho a los amantes del picante. La música ameniza el banquete, con grandes clásicos de Chavela Vargas, como «Llorona».

La obra de Frida ha trascendido por cómo transformaba su dolor en color. Su delicada salud, su accidente de tráfico y sus desamores, contrastan con el color que baña sus pinturas. También fue referencia en hablar de temáticas como la fidelidad o el sexo. Pero sin duda, lo más representativo de ella son sus autorretratos, los que hizo durante años con el reflejo del espejo que veía desde su cama. Pero no son simplemente retratos, son auténticos desafíos a los cánones de belleza de la época, no incorporándose a movimientos ya desarrollados sino creando desde cero su propia idiosincrasia e identidad, como una mujer adelantada a su época.