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Gastronomía
Con la presencia del alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, y del consejero de Cultura, Turismo y Deporte, Mariano de Paco, la ceremonia del lunes se convirtió en el escaparate perfecto para mostrar la efervescente vitalidad de la cocina madrileña. “Muchos de los premiados no tendrían sentido fuera de Madrid. Todos ellos tienen un espíritu madrileño que construye la personalidad de esta Comunidad”, afirmó el presidente de la Academia de Gastronomía Madrileña, Rogelio Enríquez, en una entrevista exclusiva a LA RAZÓN.
Lejos de premiar únicamente a los nombres más conocidos, la Academia ha querido dar protagonismo a la historia humana y al esfuerzo que hay detrás de cada proyecto. “Estos premios no pretenden premiar al mejor de nada, sino que son un reconocimiento a una trayectoria de personas y proyectos que creemos que merecen nuestra gratitud”, señaló Enríquez.
Uno de los momentos más aplaudidos fue la entrega del premio a Pedro Guiñales, de Casa Pedro, por toda una vida dedicada a la gastronomía. Representante de la séptima generación de una saga familiar que remonta su origen a 1702, Guiñales recibió una ovación cerrada. Su historia es testimonio vivo de cómo tradición e innovación pueden convivir. “Pedro representa la memoria gastronómica de Madrid. Su legado emociona porque habla de generaciones que han cuidado el detalle, la cocina y al cliente”, comentó Enríquez.
Entre los galardonados, el restaurantePabúse alzó como el “Restaurante del Año”. Con apenas un año desde su apertura en Chamartín, el chef Coco Montes ha revolucionado el panorama con su propuesta de cocina de microtemporada y una estética culinaria que deslumbra tanto en el plato como en el concepto. Su cocina abierta visible desde el recibidor a través de un suelo acristalado es una declaración de transparencia, creatividad y compromiso con el producto fresco.
En la categoría de Sala/Sumiller, el premio recayó enMiguel Laredo, alma de la bodega de Taberna Laredo, que ha hecho de su selección de vinos una referencia nacional. Con más de 30 años de oficio, Laredo ha sabido combinar elegancia, cercanía y conocimiento para transformar cada servicio en una experiencia.
Otros reconocimientos incluyeron aLa Catapacomo mejor Bar/Taberna, donde Miguel Ángel Jiménez ha logrado conjugar lo castizo con lo sofisticado;Lana, referente en cocina internacional de parrilla argentina;La Caníbal, destacada por su apuesta por los vinos naturales y la cocina directa; y el puesto de mercadoErnesto Prieto, ejemplo de tradición y calidad en el Mercado de Chamartín.
El premio a “Producto de Madrid” fue para elAnís de Chinchón, un licor con raíces hondas y destilación artesanal, que sigue representando la identidad gustativa de la región. Para Enríquez, este galardón tiene una importancia capital: “Es una categoría fundamental para dar a conocer los excelentes productos que tenemos en nuestra comunidad, y que muchos madrileños aún desconocen”.
En la categoría de “Proyecto Empresarial Gastronómico”, el galardón fue paraGrupo Triciclo, un colectivo de cocineros que ha sabido tejer una red de espacios gastronómicos diversos, coherentes y con alma. Desde su primera apertura en 2013, su propuesta se ha ampliado sin perder su esencia: honestidad culinaria y respeto por la temporalidad.
El dulce también tuvo su protagonismo con el premio aLa Pajarita, histórica confitería fundada en 1852 que sigue seduciendo a los madrileños con sus caramelos de violeta y su producción artesanal. Una oda al sabor y al recuerdo.
No todas las ediciones incluyen las mismas categorías. “Los premios no tienen categorías fijas”, explicó Enríquez. “Intentamos que no haya demasiados para así dar mayor protagonismo a los premiados de cada año. Por eso unos años hay unas categorías y otros años hay otras”. Este dinamismo permite a la Academia adaptarse a las tendencias emergentes sin perder de vista la autenticidad.
Rogelio Enríquez también subrayó el papel de la Academia como motor de promoción internacional: “Este ha sido un año clave para consolidar el trabajo que ha realizado la Academia. Se ha afianzado nuestra colaboración con el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid, y hemos traído a periodistas de medio mundo. Editamos en inglésMadrid Gastro. La Nueva Movida, y ya está en marcha una nueva publicación:Madrid Cóctel, sobre la historia de la coctelería en la capital”. El impacto de los premios se refleja no solo en la notoriedad que alcanzan los galardonados, sino también en el posicionamiento de Madrid como destino gastronómico. “Su impacto se puede medir a través de clipping o de retorno en el sentido de impacto de marca, pero nosotros lo que buscamos es la alegría de los premiados y el reconocimiento de todo el sector”, añadió el presidente.
En un momento de eclosión gastronómica en la capital, con barrios como Lavapiés, Chamberí o Retiro convertidos en polos de innovación culinaria, Enríquez pone el acento en el tejido humano que hace posible este auge: “Queremos dar protagonismo a las personas. Ellas son quienes construyen cada plato, cada servicio, cada historia”. La entrega de premios culminó entre aplausos, brindis y promesas de seguir apostando por una gastronomía diversa, creativa y profundamente madrileña. Con su humildad habitual, Rogelio Enríquez se despidió agradeciendo a todos los que hacen posible este ecosistema: “Nuestra misión es investigar, impulsar y divulgar la gastronomía de Madrid. Estos premios son solo una muestra del agradecimiento que sentimos por quienes lo hacen realidad día a día”.
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