Memoria de la ciudad
El olvidado tren de Arganda y la Estación del Niño Jesús de Madrid
El ferrocarril que iniciaba viaje al lado del Retiro, pegado a un hospital, y sobre el que muchos madrileños apuntaban que “pita más que anda”, vive en el recuerdo
Todo empezó por el yeso. El simple e inicial cometido de esta línea fue la de transportar el yeso y la caliza que se encuentran en la zona, con destino Madrid. Una historia de progreso, cambio y decadencia. El paso del tiempo y las mejoras en las comunicaciones impactaron sobre un transporte que muchos madrileños reconocen y recuerdan con nostalgia.
El 30 de julio de 1886 se inauguraba una nueva línea de ferrocarril de vía estrecha que unía Madrid con Arganda del Rey. Lo hacía por medio de una concesión administrativa sobre el tramo Madrid-Vaciamadrid, que luego se extendió a la localidad de Arganda, de donde vino finalmente su nombre, al menos el más popular. La denominación variará a lo largo del tiempo, derivado del de la empresa concesionaria, pasando de ser el Tren de Arganda al Ferrocarril del Tajuña, luego el Ferrocarril de Madrid a Aragón y finalmente, en su uso actual como parte de la Línea 9 de Metro, TFM, acrónimo de Transportes Ferroviarios de Madrid SA.
Este trazado, que acabaría conformándose como el Ferrocarril del Tajuña, se acabaría haciendo muy popular. Los servicios ferroviarios entrarían en declive para la década de 1950, si bien un tramo se mantuvo en servicio hasta su clausura en 1997.
La Comunidad de Madrid adquirió el trazado, preservándose una sección del mismo. Se puso en marcha un tren turístico que circularía entre la estación de La Poveda y la Laguna de Campillo. El denominado «tren de Arganda», que entró en servicio en febrero de 2001. Esta labor fue desarrollada principalmente por el Centro de Iniciativas Ferroviarias Vapor-Madrid (CIFVM), que restauró diverso material ferroviario histórico para su uso por el tren turístico. Destacan en este sentido dos locomotoras de vapor, la “Arganda” y el Áliva”, fabricadas a comienzos del siglo XX. También se recuperaron para el servicio desde tractores diésel a coches de pasajeros de madera. Las circulaciones se producen durante los fines de semana.
La cabecera de línea se situaba junto al Hospital del Niño Jesús, en el extremo Sureste del Parque del Retiro. Desde allí continuaba hasta las estaciones de Vicálvaro, Valderribas, La Torre (despoblado medieval de la Virgen de la Torre) y La Fortuna, todas ellas aún en territorio del actual municipio de Madrid. Tras ellas el tren entraba en el actual municipio de Rivas-Vaciamadrid, donde hacía parada en el apeadero de Montarco y la estación de Vaciamadrid, esta última coincidente con la actual Rivas-Vaciamadrid de la Línea 9 de Metro. El trayecto finalizaba con las estaciones de La Poveda y Arganda, ya en este último municipio.
Tras el terrible intermedio de la Guerra Civil, en las décadas siguientes, España progresó y el tráfico de viajeros del ferrocarril de Tajuña/Aragón se desploma definitivamente. El servicio de viajeros está a años luz de poder competir y las infraestructuras se deterioran sin apenas reinversión, lo que continúa reduciendo su atractivo. El famoso lema popular sobre el Tren de Arganda, que pita más que anda, se acuña popularmente en estos años.
La creación del pantano de Entrepeñas deja bajo las aguas en 1943 el último tramo inaugurado, entre Sacedón y Alocén. Poco a poco van suspendiéndose los tramos terminales, los menos rentables, hasta que en 1953 se suspende definitivamente el servicio de viajeros. Tres fueron las causas: la carretera, una población escasa y sin una relación directa con Madrid y, en cierta medida derivada de aquellas, una inversión insuficiente de la concesionaria, incapaz de sacar adelante un servicio no regulado por monopolio.
Y el tren se hizo Metro
Gracias a la participación de Metro, se plantea alargar la línea 9 desde el intercambiador con Cercanías en Vicálvaro, que en ese momento se estaba construyendo, hasta Arganda, siguiendo buena parte del trazado del antiguo Tren de Arganda.
Por primera vez en la historia del Metro madrileño su red sale fuera de los limites municipales. También por primera vez en su historia como servicio público, se recurre a un nuevo método para su financiación: el de la concesión administrativa. Hasta tal punto fue una novedad, que el sistema de financiación se llamó el del Tren de Arganda, y al tramo de la línea 9 ampliado, el TFM.
Nueva vida
En 2001, como decíamos, se abrió al público el nuevo tren histórico. Impulsado por una locomotora a vapor de vía estrecha del año 1925. En 2002 se comenzaron las obras del Museo del Tren de Arganda en la antigua estación ferroviaria de La Poveda, que fue inaugurado en mayo de 2003, tras la restauración realizada por la escuela-taller Román Aparicio de Arganda del Rey. Gracias al museo y a las naves de trabajo con que cuenta, los voluntarios de la asociación han logrado reunir la mayor colección privada de material ferroviario de España, con algunas joyas como el vagón del conde de Romanones, tolvas de carbón clásicas, locomotoras de los dos últimos siglos y material ferroviario de diverso tipo. Gran parte de ese patrimonio se está restaurando gracias a la labor de los técnicos y aficionados al tren. Un recuerdo del pasado que tiene así una nueva vida.
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